Al mal tiempo, buena cara. Y desparpajo para hacer frente a la tormenta. La dirigente socialista catalana Montse Mínguez (Lleida, 1976) ha debutado este lunes como nueva portavoz de la ejecutiva federal del PSOE, en unas circunstancias enormemente adversas, en pleno temporal por los escándalos de presunta corrupción, e incluso de supuestos acosos sexuales, que implican a José Luis Ábalos, Santos Cerdán, Koldo García y Paco Salazar –todos ellos integrantes del equipo original que logró la resurrección política de Pedro Sánchez en el 2017-, y que amenazan con arrastrar en su caída al Gobierno y dejar devastado al partido.
Mínguez, no obstante, ha empezado por resaltar que “el nivel de exigencia es tan alto” en el PSOE, con una respuesta “inmediata y contundente” ante cualquier comportamiento incompatible con los valores socialistas, que ni Alberto Núñez Feijóo lo superaría, si fuera militante de los del puño y la rosa, debido a su antiguo “coqueteo” veraniego con el narcotraficante Marcial Dorado. “Habría sido expulsado del PSOE hace años”, ha advertido. “Esa es la gran diferencia”, ha recalcado.
La dirigente catalana –la segunda tras Carme Chacón que asume la portavocía del PSOE, lo que ella misma resalta con orgullo- ha puesto en contraste el comité federal socialista y el congreso del PP que han coincidido este fin de semana. Mínguez ha negado con contundencia, en primer lugar, que el partido de Feijóo haya emprendido un giro al centro político. “No es un viaje al centro, sino un volantazo a la ultraderecha, con una agenda de involución”, ha denunciado.
“Feijóo ha elegido unos portavoces que se han ganado el sitio porque son muy ultras e insultan a cada minuto”, ha resaltado Mínguez, en referencia a Miguel Tellado o Cayetana Álvarez de Toledo.
