“¿Queréis una invasión de inmigrantes? Id a vivir a España”. Y luego: “¿Os gusta perder fondos europeos? Seguid el modelo de Pedro Sánchez”. “Madrid pone en riesgo la seguridad de Occidente”.
En las últimas semanas se han multiplicado los ataques de representantes de Fratelli d’Italia, el partido de Giorgia Meloni, contra el Gobierno español. Si en el pasado el blanco de la derecha italiana era el presidente francés Emmanuel Macron, ahora el foco de los ataques parece haberse desplazado hacia Madrid.

Pedro Sánchez y Giorgia Meloni esta semana en la cumbre celebrada en Roma esta semana (ANGELO CARCONI / EFE)
Se trata de una estrategia clara que parte directamente de los despachos de Palacio Chigi, la sede del Ejecutivo en Roma, y se difunde a través de todos los canales de comunicación. Responde a lógicas de política interna, aunque no únicamente.
La prioridad de los seguidores de Meloni es contrarrestar a las oposiciones de centroizquierda, que presentan al Ejecutivo de Sánchez como un modelo de buena gestión económica, de reformas sociales y de autonomía frente a las amenazas comerciales y geopolíticas de Donald Trump.
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La campaña tiene varios niveles. Basta ver cómo se ha disparado el número de artículos sobre las dificultades del PSOE en los medios cercanos a la derecha.
Nunca ha habido una verdadera sintonía entre Meloni y Sánchez. La primera ministra italiana, que nunca ha roto del todo con Santiago Abascal —ni siquiera tras la salida de Vox del grupo de los Conservadores Europeos— nunca ha simpatizado con su homólogo español, aunque ambos evitan atacarse personalmente.
En Madrid no ha pasado desapercibido que los dos vicepresidentes del Gobierno italiano, Matteo Salvini y Antonio Tajani (este último también ministro de Exteriores), han criticado públicamente a Sánchez en actos organizados por partidos de la derecha española.
El pasado jueves, el presidente del Gobierno asistió a la cumbre de Roma sobre la reconstrucción de Ucrania, en un gesto de atención hacia la primera ministra italiana, además de respaldo a Volodímir Zelenski. Meloni y Sánchez se saludaron con un apretón de manos y un rápido beso en las mejillas, con sonrisas forzadas. Ya en el interior del moderno Palacio de Congresos, Sánchez se sentó junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pero su breve discurso fue relegado a la segunda sesión, cuando muchos líderes —incluidos Meloni y Zelenski— ya habían abandonado la sala para encuentros bilaterales. Una descortesía atribuida en parte al caos organizativo del evento, aunque también pone de relieve la distancia política entre ambos gobiernos.
La derecha acusa a la izquierda italiana: “¿Queréis más inmigrantes? Pues iros a vivir a España”
Un salto de calidad en esta estrategia de comunicación fue la cumbre de la OTAN en La Haya a finales de junio, cuando la posición española sobre el aumento del gasto militar —contraria a elevarlo al 5%— puso objetivamente en aprietos al Gobierno italiano, que habría deseado coordinar la estrategia junto a Madrid, que en cambio actuó por su cuenta. Las oposiciones en Roma señalaron a Sánchez como el modelo a seguir, lo que provocó duras reacciones. Meloni se limitó a decir: “¿Tengo que hacerlo como España? Ya lo he hecho, Madrid firmó los mismos compromisos que nosotros”.
Desde entonces, la escalada se ha intensificado. Primero con una nota interna enviada por la cúpula del partido a los parlamentarios, acusando a Sánchez de “poner en peligro la seguridad” de Occidente. Luego, con una sucesión de mensajes cada vez más agresivos.
Los ataques llegan ya casi a diario y abarcan todo tipo de temas: inmigración, economía y, sobre todo, el gasto en defensa. El último episodio se registró el pasado 8 de julio, cuando la cuenta oficial del partido publicó en redes sociales: “Europa ha suspendido a España casi mil millones del Plan de Recuperación por compromisos no cumplidos. Mientras tanto, Italia obtiene la aprobación del séptimo tramo”. Incluso miembros del Gobierno se suman a los ataques contra Sánchez, como el subsecretario de Justicia, Andrea Delmastro, hombre de máxima confianza de Meloni.
También ha habido reproches en el terreno migratorio. El pasado abril, el senador de Fratelli d’Italia Marco Lisei afirmó: “Desembarcos en Italia: -62% en 2024. En España, gobernada por la izquierda de Sánchez, +47%. A quien no le guste que protejamos nuestras fronteras, le aconsejamos trasladarse a España”.
Frialdad entre los líderes en la cumbre sobre Ucrania: Meloni no asiste al discurso de Sánchez.
Giuseppe Provenzano, responsable de política exterior del Partido Democrático y exministro del Gobierno Conte, cree que hay algo más:
“La derecha italiana ataca a Sánchez porque es un obstáculo para su idea de Europa, gobernada por un pacto entre las derechas —afirma en conversación con La Vanguardia —. Y también porque España demuestra que es posible plantar cara a Trump, en lugar de agachar la cabeza como ha hecho el Gobierno italiano”.
Según el diputado del PD, no se trata solo de dinámicas internas: “Además, el Gobierno está perjudicando los intereses de nuestro país, porque Italia y España tienen batallas comunes que el actual Gobierno no está dispuesto a liderar por razones partidistas”.