El Sur está en el Noroeste

PENÍNSULAS

La España más despoblada y envejecida se hunde en un bucle

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Un AVE que cubre la línea entre Vigo y Madrid 

Salvador Sas / EFE

Fue un suelto en los periódicos. El alcalde de Otero de Sanabria, provincia de Zamora, protestaba por la supresión del AVE mañanero. 9 de junio del 2023, un breve en los periódicos. Un suelto en una prensa hirviente por la creciente agresividad entre los dos partidos principales. Nada nuevo. ¿Nada nuevo? Una agresividad cada vez más descarnada. “O Mafia o democracia”, acababa de proclamar el Partido Popular. A fecha de hoy, con todo lo que sabemos, ese eslogan produce vértigo.

El tren de alta velocidad de Galicia a Madrid no volvería a parar a primera hora de la mañana en Otero de Sanabria, minúscula localidad de la provincia más envejecida de España, muy cercana a la frontera con Portugal. La parada en Sanabria de los dos primeros trenes matutinos quedaba suprimida. Así lo había pedido el alcalde de Vigo, Abel Caballero, ministro de Transportes en el segundo gobierno de Felipe González, y así lo estimaban oportuno el actual titular de Transportes, Óscar Puente, y la dirección de Renfe. Se trataba de acortar en unos quince minutos el trayecto matutino entre Vigo y Madrid. Fuera estorbos. En Sanabria subía muy poca gente, adujeron. Gente que, en su mayoría, aprovechaba el AVE de las 8.40h. para llegar pronto a Zamora, la capital de la provincia. El AVE como tren regional en la España vaciada. Ha habido mucho enfado en la comarca y en toda la provincia de Zamora, con una campaña de apoyo encabezada por los actores Antonio Resines, Silvia Marsó y Juan Echanove. “Luces en Vigo, sombras en Sanabria”, dicen las pancartas. Ante ese enfado, la Junta de Castilla y León ha prometido una línea de autobús.

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¿Por qué diablos para el AVE en Otero de Sanabria, con sólo 29 habitantes censados, el pueblo más pequeño de España con estación de alta velocidad? ¿Por qué Zamora es una de las pocas provincias de España con dos paradas de AVE? La estación se halla muy cerca del lago de Sanabria, un bello lugar muy apto para los deportes náuticos, a sólo siete kilómetros de La Puebla de Sanabria (1.393 habitantes) cabecera de una de las comarcas más despobladas de España. La estación también fue pensada para conectar con los distritos portugueses de Braganza y Vila Real en la región de Tras os Montes. Quizás algún día veamos los trenes de alta velocidad portugueses conectar con la red española a través de Sanabria. Cada día pasan por Otero de Sanabria veintidós trenes a toda castaña. Dieciséis de ellos no paran. Han suprimido los dos más mañaneros porque Abel Caballero quiere que Vigo despache en Madrid antes de las once de la mañana.

“¿Dónde está el Sur? El profundo Sur está hoy en la periferia de las grandes ciudades españolas, donde la miseria pronto llamará a la puerta de muchas familias. Y en términos estrictamente regionales, el Sur está hoy en el Noroeste; en el extenso y poco poblado cuadrante que forman las cuatro provincias gallegas (A Coruña, Pontevedra, Lugo y Ourense), más las provincias de Zamora, Palencia, León y Salamanca, más buena parte de Asturias y algún retazo de Cantabria. Es la España que envejece, que se despuebla y que por su ubicación geográfica afronta un futuro sin grandes oportunidades”. (La deriva de España, RBA, 2009).

Escribí estas líneas a finales del 2008, en los albores de la última gran crisis económica. En ese libro (La deriva de España) intenté explicar cuáles podían ser los efectos de la crisis en las distintas áreas geográficas del país. Mapas y perspectivas ante un futuro incierto. El verdadero Sur se halla en el Noroeste. El Sur político ya no tiene por qué coincidir con el Sur geográfico. Alguna gente se sorprendió. Dieciséis años después me reafirmo en esa idea, con un único matiz: en el 2025 no podemos incluir en ese cuadrante a la Galicia del litoral. Hoy vamos a reexaminar el Noroeste con la colaboración de Santiago Fernández Muñoz, profesor de Geografía Humana en la universidad Carlos III de Madrid.

Las provincias del Noroeste figuran entre las más desfavorecidas de España: predominio del medio rural, muy baja densidad de población, envejecimiento de la misma, debilidad de los servicios y un elevado papel del sector agrario en relación a la media del país. Son especialmente llamativos los indicadores demográficos, provincias que pierden población de manera continua en un contexto de fuerte crecimiento de la población española, con flujos positivos de más de medio millón de habitantes anuales en los últimos tres años.

Mientras la población española creció en 1,6 millones de habitantes entre los años 2021 y 2025, la provincia de León perdió 5.578 habitantes, Zamora 3.622, el 2% de su población, Lugo, 233 habitantes menos. Es también muy llamativo el grado de envejecimiento. Los indicadores de la población mayor de 65 años y los que establecen una relación entre esa franja de edad y la de los menores de 14 años son los más altos del país con mucha diferencia. Son también las provincias en las que la tasa de actividad -la población que trabaja en relación al total- se sitúa entre las más bajas de España, de forma que mientras la media española es superior al 58%, en Ourense apenas supera el 47% y en León el 49%. El Noroeste se sitúa también a la cola del PIB per capita, aunque en este caso hay otras zonas de España en la que este indicador es mas bajo. Como decíamos antes, no podemos incluir toda Galicia en ese cuadrante. La Galicia litoral se halla en fase de despegue, entre otros factores gracias a su reciente conexión con la red ferroviaria de alta velocidad. Ese AVE que no quiere parar en Otero de Sanabria para no perder el tiempo.

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Los indicadores no sólo muestran que el Noroeste es una zona deprimida en la actualidad, sino que las previsiones la sitúan en posiciones todavía peores en las próximas décadas. Las previsiones del INE apuntan a que el proceso de envejecimiento se irá agudizando sin freno en los próximos años. Se prevén fuertes retrocesos del número de habitantes en todas las provincias que nos ocupan, mientras se registrará un sostenido crecimiento de la población en el conjunto de España. El mensaje de los datos es que no hay presente, pero lo que resulta todavía más preocupante es que no hay futuro.

Recientemente, los presidentes de Asturias, Castilla y León y Galicia se reunieron para tratar de poner el foco en el desarrollo de la zona y volvieron a poner la prioridad en el desarrollo de las infraestructuras de transporte y especialmente del ferrocarril. No parece que la conexión con la alta velocidad sea un elemento central del problema, aunque sin duda ver pasar los trenes sin parar es una provocación excesiva.

“No hay futuro”. No olvidemos que el sistema electoral español no maltrata a esas provincias, muy al contrario. Cuando Torcuato Fernández Miranda y Adolfo Suárez dibujaron las líneas básicas de la transición, idearon un astuto modelo electoral que bajo la bandera de la proporcionalidad ofrece una decisiva prima a las provincias de mayor base rural y menor población. Se garantiza un mínimo de dos diputados por provincia con un máximo de 350 escaños en el Congreso. Se quería que la plataforma reformista surgida del franquismo superase los 160 escaños. Y lo consiguieron. En aquellos momentos, el Noroeste no presentaba indicadores sociales tan preocupantes. El cuadrante Noroeste, con 2,3 millones de habitantes, aporta 25 diputados al Congreso. Catalunya, con 8,1 millones de habitantes, elige 48 diputados. Un diputado cada 94.000 habitantes en el Noroeste. Un diputado cada 168.000 habitantes en Catalunya. El problema, como vemos, no obedece a un déficit de representación parlamentaria.

Sin embargo, el cuadrante Noroeste no forma una única comunidad autónoma. Estuvo cerca de ello, pero el realismo político de la transición lo frenó. Cuando se puso en marcha el denominado proceso preautonómico se llegó a barajar la posibilidad de formar una comunidad autónoma astur-leonesa que incorporase las dos grandes cuencas mineras, el antiguo reino de León y Asturias juntas. Rodolfo Martín Villa, a la sazón ministro del Interior se echó las manos a la cabeza: ¡Eso no puede ser! ¡Las dos cuencas mineras juntas, no! Martín Villa, que en 1980 se ocuparía de la cartera de Administración Territorial, no quería una fuerte autonomía minera en vísperas de una gran reconversión del sector. Ecos de 1934. Se lo sacó de la cabeza a los socialistas. Asturias sería el Principado de Asturias, autonomía uniprovincial, con unos magníficos premios patrocinados por el heredero o heredera de la Corona. Y las provincias del antiguo reino de León se fundirían con Castilla la Vieja, formando Castilla y León, la región autónoma con mayor superficie de Europa. Quedaron fuera de la suma la provincia de Santander que pasó a denominarse Cantabria, y la provincia de Logroño, rebautizada como La Rioja.

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A su vez se creó la comunidad de Castilla-La Mancha, amalgamando provincias muy diversas entre Madrid y Andalucía. Se trataba de configurar dos grandes contenedores del voto rural que actuasen de contrafuerte ante el impulso nacionalista e izquierdista de Catalunya y el País Vasco, y fuesen también contrapunto de Andalucía, que pronto se orientaría hacia el PSOE. La provincia de Madrid quedaba sola en el centro, empatada políticamente entre derechas e izquierdas, sin las dinámicas de fuerte crecimiento urbano que empezarían a germinar en los años noventa. En 1978 nadie imaginaba que del interior de aquel artefacto uniprovincial llamado Comunidad de Madrid surgiría un personaje tan lisérgico como Isabel Díaz Ayuso, que ayer afirmaba vivir bajo una “dictadura comunista”.

¿Es útil la autonomía de Castilla y León para los intereses del apurado Noroeste? Muchos leoneses creen que no. En los últimos años hemos asistido a un cierto resurgir del autonomismo leonés, que volverá a ponerse a prueba en las elecciones autonómicas que deberían celebrarse en Castilla y León a principios del próximo año. En estos momentos es Vox quien seguramente capitaliza con mayor intensidad el descontento. Población mayor asustada ante un futuro incierto, soledad creciente, miedo a que fallen las pensiones, a que no haya dinero para los hospitales, miedo a que los “moros” invadan España (*), griterío político incesante, griterío mediático, nervios desbocados, los catalanes que tienen al Gobierno cogido por el gaznate y se quieren quedar con todos los cuartos… y el AVE de los ocho y tantas de la mañana que ha dejado de parar en Sanabria.

(*) Recordemos que el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) ganó en septiembre del año pasado las elecciones regionales en el länder de Turingia (antigua Alemania del Este), siendo el estado federal con un menor porcentaje de inmigrantes. La característica dominante de Turingia es la despoblación, el envejecimiento y el estancamiento económico.

(Este nuevo capítulo de Penínsulas ha contado con la colaboración de Santiago Fernández Muñoz, profesor de Geografía Humana en la Universidad Carlos III de Madrid, socio de SILO y antiguo jefe de proyectos de la división de Evaluación de Políticas Públicas de la AIReF.)

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