El candado vasco de la legislatura

El escenario político

El PNV y EH Bildu se consolidan como los socios más fieles del Gobierno de coalición y refuerzan su rol proactivo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al lehendakari Imanol Pradales, a su llegada a la reunión mantenida previa a presidir la Comisión Bilateral de Cooperación Permanente entre el Estado y Euskadi que abordará las transferencias pendientes al País Vasco

El lehendakari Pradales y el presidente Pedro Sánchez, en su última reunión en la Moncloa

Dani Duch

En un momento en el que los pilares de la legislatura parecen agrietarse por la izquierda y la derecha, los socios vascos del Gobierno de coalición se aferran a la continuidad del mandato. El PNV pone de nuevo sobre la mesa la necesidad de dotar al Ejecutivo de un presupuesto, si es que se apuesta por la gobernabilidad, y cuestiona el papel que está jugando Junts, su aliado catalán. EH Bildu, mientras, apela a Podemos para evitar un final de mandato que desemboque a la postre en un gobierno del PP con el apoyo de Vox.

Las dos formaciones que rivalizan en el País Vasco en un contexto de máxima igualdad –empataron a escaños en los comicios del año pasado– coinciden a la hora de adquirir un rol proactivo para que el mandato no descarrile de manera abrupta. Apremia la perspectiva de que un gobierno duro del PP, muy condicionado por un Vox al alza, vaya a dinamitar el tablero en el que ambas formaciones se han movido en los últimos años e inquietan las consecuencias que pueda dejar en el plano social y desde su perspectiva nacional.

“La ofensiva contra los derechos nacionales de las naciones del Estado va a ser la punta de lanza de la agenda reaccionaria de la extrema derecha”, señalaba hace unos días el portavoz de EH Bildu en el Parlamento vasco, Pello Otxandiano, en una entrevista en Radio Euskadi.

Desde la formación independentista consideran que la derecha prepara un escenario de impugnación en clave nacionalista española que se dibuja ya en la última ponencia del PP y que tendría como bases ideológicas las posiciones que se cocinan en la Fundación FAES, que José María Aznar traslada de manera recurrente en los medios, o el planteamiento de mínimos para un ejecutivo del PP y Vox esbozado por el catedrático de Economía de la Universidad de Pensilvania Jesús Fernández-Villaverde.

Se trata de un escenario que quizás habría tenido predicamento cuando el “cuanto peor, mejor” tenía adeptos en una parte de la izquierda abertzale, la cultura política que más peso tiene en la coalición, pero del que hoy huyen como de la tiña. La agenda pactada por EH Bildu de cara al presente mandato, que incluye también acuerdos en materia de política penitenciaria, se vería frenada, y la coalición debería repensar su estrategia política de los últimos años, una apuesta pragmática, posibilista y protagonista tanto en Euskadi y Navarra como en Madrid, que le ha brindado un notable éxito en las urnas.

“La ofensiva contra los derechos nacionales será la punta de lanza de PP y Vox”, advierten desde Bildu

Este desempeño electoral ha sido clave para poder acometer su giro pragmático sin poner en riesgo una cohesión interna mucho más comprometida de lo que se intuye desde Madrid. De ahí que la coalición abertzale haya adquirido un rol tan activo en defensa de la continuidad del Gobierno de coalición y de ahí sus apelaciones, en público y en privado, a Podemos, a quienes achacan falta de responsabilidad ante el escenario que se puede avecinar.

Los reproches del diputado de EH Bildu Mikel Otero a Podemos en la última sesión en el Congreso, ante la posición de la formación morada con respecto al decreto ley antiapagones, no pudieron ser más elocuentes.

De momento, en la comparecencia compartida protagonizada hace unos días en Vitoria, Bildu y Podemos coincidieron en la necesidad de abrir “un nuevo ciclo político y de superar el régimen del 78”, aunque está por ver en qué se traduce más allá de ­hipotéticas concurrencias elec­torales.

La lectura en torno al escenario que se puede avecinar en caso de que descarrile la legislatura es igualmente negativa desde la perspectiva del PNV. Los jeltzales están convencidos de que el PP ha asumido ya que necesitará los votos de Vox para gobernar y no atisban un escenario de entendimiento con los populares, sino un escoramiento de las posiciones de estos, especialmente en el plano territorial.

Ese escenario acabaría de un plumazo con la influencia de los nacionalistas vascos en Madrid y zanjaría una agenda de legislatura con la que los jeltzales aspiraban a avanzar en términos de auto­go­bier­no y a fortalecer su capital político. Asimismo, esa alternativa pondría en riesgo el contexto de estabilidad sobre el que se asienta su coalición con el PSE, blindada por la necesidad que los socialistas tienen en Madrid de los votos jeltzales.

El PNV ha criticado a Junts por actuar como si no existiese “todo lo que no toque su agenda propia”

Los nacionalistas vascos necesitan tiempo para relanzar su proyecto político y buscan recuperar la confianza de sus votantes con la gestión del Gobierno del lehendakari Imanol Pradales como punta de lanza. Aunque son conscientes de que están condenados a vivir al día, el escenario de un final precipitado del Gobierno de coalición causa vértigo en Sabin Etxea. De ahí las críticas de Aitor Esteban a Junts, su aliado catalán, por actuar como si no existiese “todo lo que no toque su agenda propia”.

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