La relación PSC y ERC, un frágil pero estable castillo de naipes

La legislatura catalana

Socialistas y republicanos entablan una mejor sintonía tras un año del acuerdo para investir a Illa con la financiación como hilo conductor

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, recibe al presidente de ERC, Oriol Junqueras, este sábado en Barcelona, en el Palau de la Generalitat.

El president Salvador Illa y el líder de ERC, Oriol Junqueras, reunidos en Palau el pasado febrero

Ana Jiménez

Ayer se cumplía un año del aval de la militancia de Esquerra al acuerdo para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat a cambio de una financiación singular para Catalunya. En un contexto de división interna –Junqueras había dimitido dos meses antes–, los afiliados apoyaron la entente con el 53,5% de los votos. La tempestad en el seno de los republicanos solo se veía mitigada por un consenso en los días previos a la consulta. En las asambleas, mayoritariamente opinaban que el contenido era positivo. El problema residía en la desconfianza hacia el PSC y el escepticismo con que se pudiera cumplir.

Esa frialdad quedaba recogida en el documento del pacto. Los dos partidos plasmaban la “distancia” entre el independentismo y el federalismo de izquierdas, arguyendo que aún estaban “lejos de un entendimiento para trazar un camino compartido de largo recorrido”. Sin embargo, el “empuje de las bases del catalanismo político” abría un nuevo tiempo.

365 días después, el PSC considera que hay un “vínculo de confianza” con los republicanos. Es el grupo con el que más ha coincidido en las votaciones del Parlament: un 72%. Por su parte, en ERC admiten una cierta sintonía con el Govern y que se avanza en varios elementos del pacto de investidura –lo dejaron por escrito en los acuerdos por los tres suplementos de crédito–.

Hay cuatro ejes en el texto de 28 páginas rubricado por los dos partidos: la resolución del conflicto político, el modelo de financiación, el reconocimiento de Catalunya como nación y refuerzo de la lengua, y políticas sectoriales para blindar la continuidad de la hoja de ruta del Govern Aragonès.

El meollo es la financiación singular. Esta carpeta está, desde el punto de vista de Esquerra, bastante enquistada y responsabilizan al Gobierno. El impacto no solo alcanza a la legislatura española: puede afectar a los presupuestos catalanes. Sin nuevo modelo de financiación ni recaudación impositiva, no habrá cuentas. Es la línea que ha marcado ERC.

El resultado de la última bilateral enturbia la relación entre los republicanos y Hacienda

¿Por qué incide la financiación en la alianza con el PSOE? Cabe recordar que la ejecutiva federal socialista se reunió de urgencia para avalar el acuerdo de investidura y, por ende, la financiación singular. El resultado de la comisión bilateral Estado-Generalitat del pasado 14 de julio ha enturbiado la dinámica de Esquerra con Hacienda y el pasado domingo Junqueras, en La Vanguardia, elevó el tono y lo calificó de “francamente decepcionante”.

Sin el aval socialista, no habrá nuevo modelo. El jueves previo a la bilateral todo parecía encarrilado. Se barajaba registrar conjuntamente en el Congreso la proposición de ley que finalmente ERC prevé presentar haya o no acuerdo con los cambios normativos que permitan a la hacienda catalana recaudar los impuestos. La inclusión del principio de ordinalidad en el preámbulo y no en los acuerdos desbarató todo y derivó en la incomodidad republicana.

No es menor que en este debate las posiciones del Govern y Esquerra son parejas. Tanto es así que el cumplimiento en esta materia ha generado dificultades entre la Generalitat y el Gobierno. El president fue claro esta semana en que se debe respetar la ordinalidad. También lo hizo la portavoz Sílvia Paneque. Conscientes de que en ERC exigen más movimientos, Economia aprobará tras el parón veraniego un decreto de despliegue de la ATC.

Casi todo, pues, está al albur de la financiación. Los republicanos asumen la complejidad por la mayoría a fraguar y que la redimensión de la hacienda catalana requiere tiempo. El plan director que atrasa la recaudación del IRPF hasta el 2028 no ha cambiado la relación con el Govern. ERC lo ve “papel mojado” porque, sin los cambios en tres leyes, no habrá gestión de impuestos. El Executiu también avala estas modificaciones. Las resistencias se hallan en Madrid y los republicanos apelan al PSC para que apriete al PSOE.

Al margen de esta cuestión, ERC pone en valor el traspaso de Rodalies –esta semana se aprobaron los estatutos de la empresa mixta–, el refuerzo de las delegaciones en el exterior o el Pacte Nacional per la Llengua. Ha habido otros acuerdos, como la tramitación para que el Institut Català de Finances obtenga la licencia bancaria, concretada esta semana.

Los socialistas ven un “vínculo de confianza” con los republicanos: han coincidido en un 72% de las votaciones

Por otro lado, hay discrepancias sobre la ampliación de El Prat y otros compromisos que ERC querría acelerar, como la oficina para promover las selecciones deportivas catalanas –verá la luz dentro de este año–. Tampoco se ha creado la convención para resolver el conflicto político por los recelos de varios grupos a sumarse a ella.

Si no hubiera presupuestos, ERC no contempla pedir elecciones. Así pues, una alianza no exenta de sobresaltos, pero sin estar nunca al borde del abismo.

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