El exsecretario de Organización del PSOE Santos Cerdán se ha agarrado a un clavo ardiendo en su defensa al denunciar una especie de 'lawfare' contra él. El juez del Tribunal Supremo que investiga el caso Koldo no quiso desaprovechar la oportunidad en el auto dictado ayer por el que le mantiene en prisión, para evidenciar la falta de fundamento del supuesto “complot” al que aluden sus abogados.
Desde que se conoció la supuesta implicación de Cerdán en la trama de corrupción que salpica al exministro de Transportes José Luis Ábalos, optó como estrategia de defensa colocarse en el plano de víctima, perseguidos por ciertas fuerzas como puede ser el propio Tribunal Supremo, la Fiscalía Anticorrupción o la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
Dentro de su tesis es que el exasesor de Ábalos, Koldo García, habría sido una especie de confidente para la Guardia Civil y le grabó en conversaciones reconociendo el amaño de contratos, aunque estas grabaciones realmente estaban manipuladas y no eran reales. Esos audios los encontraron los investigadores durante el registro en el domicilio a García.
Sin embargo, los peritos especialistas del Departamento de Ingeniería Digital del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil han entregado un informe en el que analizan si tales grabaciones han sido alteradas o manipuladas. La respuesta es que no. Este informe ha sido una de las razones por las que Puente ha decidido dejar a Cerdán en la madrileña cárcel de Soto del Real.
La defensa prepara un contrainforme
Este documento ha sido un jarro de agua fría para la defensa del exsocialista, que está ultimando un contrainforme en el que se va a concluir que que existen quiebras en las grabaciones y que están incompletas, es decir, manipuladas. Además, fuentes de las defensa consideran que hay una frase del informe pericial de la Guardia Civil que les daría la razón cuando determina que es presumible que Koldo García editara los audios nada más grabarlos y por eso hay un desfase de seis minutos en la hora.
Fuentes jurídicas explican que esa edición -por ejemplo para poner fecha y nombre- no significa que el audio esté manipulado, las voces alteradas o el contenido retocado hasta tal punto de modificar su sentido.
El instructor Puente reconoce que cada uno es libre de diseñar su propia defensa pero en este caso Cerdán no puede obviar los indicios que pesan sobre él para olvidarlos y justificar su ingreso en prisión por una “suerte de trama o complot, que atribuye indistinta y/o conjuntamente a Koldo García, a los distintos agentes de la Guardia Civil que han tenido intervención en la investigación (y a otros ajenos a ella), a la Fiscalía y a este mismo instructor”.
El magistrado ironiza en que en este supuesto complot no queda claro -según la tesis de Cerdán- si es diseñado conjuntamente entre todos ellos o se han sumado a un proyecto diseñado por otros. “Bien es verdad que esta trama o complot no acaba de definirse por la parte en sus líneas maestras, de tal modo que no termina de precisarse a quién habría correspondido la iniciativa de la operación y cuál sería el rol que, en concreto, cada quién desempeña en aquélla. Lo que sí puede identificar tajantemente la defensa de Cerdán, aunque por descontado sin fundamento identificable alguno, es el motivo que animaría al conjunto de la trama”, subraya.
¿Por qué contra Cerdán?
Insiste Puente en que Cerdán tampoco se “entretiene” en explicar por qué considera que precisamente esta animadversión, que presume ha llevado a quienes participarían en el complot a escogerle a él como víctima, “no se dirigió -en su lugar o además-, frente a otras cualesquiera personas que pudieran encontrarse en la misma línea de actuación política que Cerdán y con equivalente, o aún mayor, capacidad ejecutiva que éste para llevarla al acto”.
El magistrado tampoco alcanza a entender la razón por la que Cerdán dice ahora que Koldo García actuó como los demás miembros de la presunta trama, animado por la supuesta repulsión que le produciría la actuación política de quien era, desde muchos años antes, su compañero de partido.
“Precisamente, la relación personal entre García y Cerdán data de muchos años antes, sin que termine de comprenderse si, desde primera hora, ya habría actuado García con el criminal propósito que se le atribuye, o si éste, por alguna razón que también se desconoce y cualquiera que fuese su naturaleza, habría surgido después”, espeta Puente.