Si una se equivoca, lo mejor es rectificar

CON PERSPECTIVA

“¡Váyanse a otro lado a abortar!”. No di crédito a lo que escuchaba cuando oí a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso pronunciar esta frase. No di crédito y por eso me cercioré de que sus palabras no estuviera manipuladas, sacadas de contexto, cortadas. Pero no, era real, lo había dicho, y para que no quede duda, la reproduzco: “No se va a señalar a ningún médico por practicar un aborto o por no querer practicarlo, no se va a señalar en la Comunidad de Madrid ¿le parece poco? Pues ¡váyanse a otro lado a abortar!”. La dijo. No sé si estaba preparada, como la de “me gusta la fruta”, pero la dijo, y han pasado ya unos cuantos días sin que rectifique, sin que pida perdón, o por lo menos diga aquello de “lo siento, me equivoqué, no volverá a ocurrir”.

La frase es tan grave que, queriendo o sin querer, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, corrigió a la presidenta madrileña, para dejar claro que esa frase no debería haberse pronunciado, ni será lo que haga el PP en un hipotético gobierno popular. No se si habrá tenido en cuenta que Vox puede exigirle que haga lo contrario de lo que ahora dice, para permitirle llegar a La Moncloa. Ya estamos acostumbrados a demasiadas cesiones en los principios en los que cree un presidente y un partido, para aceptar otro cambio de opinión por imposición de un socio, en este caso, posible futuro socio.

Han pasado ya unos cuantos días sin que rectifique, sin que pida perdón

Feijóo hizo la rectificación a la presidenta madrileña mediante una carta: “Sobre el aborto mi posición es clara y conocida. Garantizaré siempre que cualquier mujer que opte por la interrupción de su embarazo pueda hacerlo con la mejor atención médica y psicológica, conforme a la ley”. Nada que objetar. Queda por escrito, y eso, por lo menos en la política en la que la mayoría de los españoles creemos, es un compromiso inquebrantable.

La cuestión, la frase, es tan grave, que merecía una respuesta tan clara como la del presidente del PP. Aunque estaría bien que alguien aconsejara a Isabel Díaz Ayuso que de forma solemne dijera que garantiza a todas las mujeres que “opten por la interrupción de su embarazo” que puedan hacerlo “con la mejor atención médica y psicológica, conforme a la ley”. Y no estaría de más añadir, “en Madrid”, y a ser posible en la sanidad pública.

Pleno Asamblea de Madrid Isabel Diaz Ayuso Manuela Bergerot

Isabel Díaz Ayuso

Dani Duch

El aborto es una conquista social, no sólo de las mujeres, que legalizó la interrupción voluntaria del embarazo en 1985, primero en determinados supuestos, y después en una ley de plazos, de 2010, que ha sufrido modificaciones, la última en 2023, sin tocar el derecho reconocido hace 40 años. El PP se opuso a todas ellas, pero acabó asumiéndolas, reconociendo, como hace Feijóo en su carta, que son “causas superadas”, y que no están entre las preocupaciones ni demandas ciudadanas cambiar la ley.

Pero es que la frase de la presidenta madrileña es más grave porque también dice que no pondrá en marcha el registro de médicos objetores de conciencia que le ha exigido por carta el Gobierno central, porque sería como hacer una “lista negra” y “señalar” a los médicos que hagan abortos y a los que no.

Hay que recordarle que el registro no es voluntario y que no está concebido para señalar, como apunta la presidenta, sino muy al contrario, como una garantía para los médicos que consideren que el aborto va contra su conciencia, de que no estarán obligados a practicarlo. Lo grave no es que Ayuso malinterprete la norma en su reforma de 2023, sino que la presidenta de una Comunidad Autónoma diga que no va a cumplir la ley. Después de todo lo que ha dicho contra otros presidentes que no han dudado en saltársela, lo menos que podía hacer Isabel Díaz Ayuso es rectificar. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, lo hizo hace pocas semanas, también en relación con el aborto, y no ocurrió nada. Y de paso le hizo un favor a su partido.

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