Crece la indiferencia y el desencanto con la democracia entre jóvenes y clases populares catalanas

Estudio ICPS

Un millón de catalanes rechazan o muestran indiferencia hacia la democracia

FOTO ALEX GARCIA EXITO DE VOX ENTRE LOS JOVENES. MITIN DEL PARTIDO EN LA BARCELONETA CON SANTIAGO ABASCAL 2023/07/01

Jóvenes con Santiago Abascal en un mitin en Barcelona 2023/07/01

Àlex Garcia / Propias

Un estudio del Institut de Ciències Polítiques i Socials (ICPS) alerta de una erosión significativa en el apoyo a la democracia en Catalunya. El 81,6% de la ciudadanía sigue prefiriendo este sistema, según el estudio “L’erosió democràtica. Entre l’exclusió social i el trencament generacional”, pero esta cifra es una de las más bajas en dos décadas. En la serie de encuestas de este organismo, adscrito a la Universitat Autònoma de Barcelona, solo se observa un porcentaje más bajo de apoyo a la democracia en el 2012, un 81.3%, en los momentos más duros de la crisis iniciada en el 2008.

Lo más preocupante para los investigadores es el aumento de la indiferencia: 620.000 personas afirman que les da igual vivir en democracia o bajo otro régimen. Además 280.000 catalanes consideran que una dictadura sería mejor régimen que una democracia. “Sumando ambas cantidades, cerca de un millón de personas se muestran abiertas, ya sea por convencimiento, oportunismo o indiferencia, a un cambio de régimen diferente al democrático”, informó el ICPS en un comunicado.

El informe detecta una fractura generacional clara: entre los jóvenes de 18 a 24 años —y especialmente entre los hombres— solo un 62% opta por la democracia. En este segmento también crece el apoyo a soluciones autoritarias y la indiferencia. Los autores señalan que esta generación ha crecido en un contexto de precariedad y escasa movilidad social, lo que rompe la tradicional asociación entre democracia y progreso.

El nivel educativo es un factor clave. Entre las personas con estudios superiores, el apoyo a la democracia supera el 90%, mientras que entre quienes tienen estudios básicos cae hasta el 68%. Este es el grupo social donde más se ha desplomado la adhesión al sistema democrático desde 2008, coincidiendo con un crecimiento notable de la indiferencia política.

La satisfacción con el funcionamiento de la democracia ha caído en picado: del 62% en el 2008 al 30% en el 2024. Y ello pese a un contexto económico relativamente favorable. Según el estudio, la polarización, la fragmentación institucional y la sensación de que el sistema no resuelve los problemas del día a día alimentan el descontento y el distanciamiento emocional respecto a la política.

El 59% de la población considera que la democracia está “muy” o “bastante” en riesgo. Las amenazas percibidas varían según la visión ideológica. Así, los demócratas convencidos identifican como principales amenazas para la democracia a la extrema derecha y a la proliferación de noticias falsas, mientras que quienes se muestran abiertos a aceptar un régimen autoritario señalan en cambio al independentismo, a la inmigración y al feminismo como factores de riesgo. 

Por su parte, las personas indiferentes se dejan influir especialmente por los discursos polarizados que provienen de ambos extremos del espectro político, oscilando entre narrativas enfrentadas sin una posición propia definida.

Los autores del estudio subrayan que el problema central no es un auge del autoritarismo explícito —que sigue siendo minoritario—, sino la pérdida de “apoyo difuso” que definen como “esa adhesión básica que lleva a considerar la democracia como un sistema legítimo incluso cuando su funcionamiento no es satisfactorio”. Este deterioro, concentrado especialmente en los jóvenes y en los sectores socialmente más vulnerables, podría abrir la puerta a cambios de actitud más profundos en el futuro si no se abordan las causas estructurales, alertan los investigadores, que citan la desigualdad, la falta de oportunidades y la desconexión entre instituciones y ciudadanía.

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