Las últimas giras africanas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han girado en torno al fenómeno migratorio, en momentos en los que las llegadas de cayucos a Canarias convertían a España en la principal puerta de acceso irregular a Europa. Lo hizo en Senegal, en Gambia y, sobre todo, en Mauritania, donde anunció lluvias de millones con las que desincentivar —con mano dura policial en las fronteras— las salidas de embarcaciones. Pero en esta minigira que ayer finalizó en Angola las estadísticas de entradas irregulares al país evidencia que la recetas migratorias del Gobierno están funcionando: el total de inmigrantes llegados en lo que va de año es un 41% menos que en 2024. Por eso, en esta ocasión Moncloa tenía la ocasión de dejar a un lado lo urgente, para centrase en lo importante: promover, de la mano de la Unión Europea, una agenda compartida con África en múltiples ámbitos que vayan más allá del enfoque migratorio: crecimiento económico, creación de empleo o emergencia climática.
En el Gobierno, según fuentes gubernamentales, pretenden “elevar el perfil de África” en la política exterior, en un contexto en el que consideran que este continente está “completamente ausente” del debate, análisis y acción de los principales actores globales. Se remite a las pocas veces que Donald Trump se ha referido a este continente desde que volvió a la Casa Blanca, más allá de las acusaciones al Gobierno sudafRicano de genocidio contra ciudadanos blancos. Para el Gobierno, que África consiga “una prosperidad sobre bases sólidas” es también “una oportunidad” para Europa, por lo que es “imprescindible” que la Unión se implique. Y es ahí donde cobra protagonismo la Cumbre Unión Europea – Unión Africana, que arrancó ayer en la capital de Angola, con la participación de delegaciones de 80 países. Una potente escenificación del mulitelateralismo, puesto en la diana por el presidente de Estados Unidos.
A su llegada a la cumbre, Sánchez se congratuló de que Europa y África caminen de la mano porque pueden contribuir a promover la prosperidad a través de las relaciones multilaterales. Horas después, ya a puerta cerrada, el jefe del Ejecutivo intervino en el plenario para advertir a los líderes que el mundo se encuentra en una encrucijada, que lleva a elegir entre dos caminos: los que creen que el mundo es un juego de suma cero, donde unos ganan y otros pierden; y otro —en el que se incluyó, según fuentes conocedoras de la intervención— de los que opinan que a través de la colaboración, todos ganan. Y pese a que el Gobierno de España ha elegido el segundo camino, Sánchez advirtió que no es suficiente, sino que hay que hacerlo realidad porque consideró que el sistema multilateral que lo sostiene está en peligro. No hizo mención expresa a Estados Unidos, según las mismas fuentes, pero sí al ex presidente de Ghana Kwameh Nkrumah, quien sostenía que sin la unidad continental, los países africanos eran débiles, mientras que unidos podrían ser una de las fuerzas más poderosas para transformar el mundo. El jefe del Gobierno pidió a países europeos y africanos ser el motor de un multilateralismo renovado, más justo y, sobre todo, más inclusivo y representativo. El presidente ofreció un dato: los allí presentes representaban el 40% de los Estados miembros de Naciones Unidas.
El presidente del Gobierno pidió avanzar en tres objetivos. El primero, reforzar la legitimidad del sistema como actor clave en la gobernanza global. Como segunda prioridad: reforzar el papel de África en el sistema. Y por último, asegurar que el sistema multilateral da respuesta a los desafíos globales y, especialmente, a aquellos de los países con más dificultades. Un ejemplo de esto último, tal y como puso Sánchez encima de la mesa, es el sistema de salud global. Para el jefe del Ejecutivo reformarlo no es necesario, sino urgente, porque implica salvar millones de vidas. Terminó su intervención parafraseando al ex presidente —y poeta— angoleño Agostinho Neto: “África ya no es la que espera. Es quien marca el paso. Y España, y la Unión Europea, deben caminar juntos”.
Terminó Sánchez sin pronunciar en el plenario la palabra inmigración.
Sánchez vuelve a hablar con Zelenski
Casi una semana después de que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, visitase España, este martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a hablar con su homólogo ucraniano sobre las negociaciones en Ginebra, donde se avanza en la redacción de un acuerdo para lograr la paz.
Según fuentes próximas a la conversación Sánchez ha trasladado a Zelenski que, tras casi cuatro años de guerra, “la determinación y el apoyo a Ucrania siguen siendo firmes”. El jefe del Gobierno ha subrayado que España y Europa apoyan “una paz que respete la soberanía del pueblo ucraniano, porque sólo así será una paz realmente justa y duradera”. “La Unión Europea está comprometida en continuar brindando apoyo a Ucrania en busca de una paz firme”, le ha añadido.
