En el juicio del Tribunal Supremo que abordó el proceso independentista de Catalunya, doce figuras prominentes del movimiento fueron enjuiciadas: nueve consejeros del gobierno catalán, la presidenta del parlamento regional y dos representantes de la sociedad civil. De este grupo de doce, cuatro habían sido previamente miembros de la JNC. Otros líderes, a pesar de ser objeto de persecución, no enfrentaron juicio al haber optado por el exilio. La figura política más relevante de este exilio, que persiste en esta adversa circunstancia, es el president Carles Puigdemont, quien también tuvo vínculos con la JNC. De hecho, la historia de la organización registrará el momento en que dos de los consejeros encarcelados, al ingresar a una celda en una prisión madrileña, se miraron y pronunciaron uno de los lemas emblemáticos de la JNC: "Nuestra estrella no es fugaz". Adicionalmente, otros exmiembros de la JNC, algunos ocupando puestos de alta relevancia política, también experimentaron persecución, juicios y sentencias condenatorias. Considerando esto, un titular que resuma los 45 años de trayectoria de la JNC podría ser: establecida en 1980, en un contexto de dictadura y un intento de golpe de estado, tras cuatro décadas, destacados exmiembros impulsaron un proceso de independencia que resultó en prisión y exilio.
No obstante, la JNC no debe ser evaluada únicamente desde esta perspectiva. De hecho, otros exmiembros de la organización la percibían de manera distinta. Sin renunciar en absoluto a “nuestra estrella no es fugaz”, han orientado su actividad política basándose en un enfoque más práctico que podría encarnar otro lema que también nos caracteriza: “hacemos de nuestro nacionalismo un camino de realidades”. La JNC se compromete a gobernar, a modificar las circunstancias mediante la política cotidiana, buscando acuerdos para alcanzar la mayoría. Desde esta óptica, un titular conmemorativo de los 45 años de trayectoria de la JNC podría ser: establecida en 1980, tras 38 años de régimen autoritario, la JNC ha servido como la principal fuente para proveer al nacionalismo catalán de líderes independentistas con una perspectiva de gestión.
La Joventut Nacionalista de Catalunya ha servido como una escuela para patriotas.
Dos enfoques complementarios que resaltan la práctica de la política. Sin embargo, miles de jóvenes que no se han involucrado en la política han pasado por la JNC. Dado que uno nunca deja de ser de la JNC, para aquellos de nosotros que hemos hecho política y para quienes el “ Somos la Joventut Nacionalista y estamos en acto de servicio” no nos representa, esto es para siempre. Son militantes del país más que del partido, una visión muy acertada de los fundadores. Visto de esta manera, un titular para los 45 años de historia podría ser: fundada en 1980, renunciando a ser una organización juvenil de partido porque aspiraban a la construcción del gran Partido Nacionalista Catalán, la JNC ha sido la “escuela de formación de patriotas”.
Esta forma de describirla es sin duda la más exhaustiva, aquella con la que todos los que hemos participado nos sentimos completamente alineados y satisfechos. Contentos con lo vivido y motivados por lo que vendrá. Para aquellos que se definen como “herederos de un sueño”. A pesar de la carga histórica compartida con CDC y CiU, la JNC ha logrado consensuar con otras formaciones, trascendiendo así a sus partidos de origen, como evidencia su actual conexión con Junts per Catalunya. Un hecho de gran importancia, independientemente de las afiliaciones políticas que tengamos hoy con esta agrupación. No es común hallar una organización juvenil que no aspire a ser la rama juvenil de un partido —en su etapa fundacional—, ni es sencillo encontrar unas juventudes con más trayectoria que su propio partido matriz —en la etapa presente—. Esto confiere a la JNC tanto posibilidades como desafíos. Y, además, una considerable obligación: la de actuar correctamente y preservar los principios de una cantera de jóvenes que, sin importar el paso del tiempo, quienes hemos sido parte de ella —y dicho al estilo de una de las series de nuestra adolescencia— podamos evocarlo como “aquellos maravillosos años”.
