Negación contra negacionismo

Negación contra negacionismo
Staff Writer

Joan Roig, alcalde de Alcanar, ha dimitido por la saturación emocional, física y mental que comporta su cargo. El domingo, en el Salvados de La Sexta, Roig ya describió las servidumbres de una responsabilidad política en la que la satisfacción de ejercer el servicio público no compensa la impotencia de convivir con la autodestructiva ineficacia de la burocracia. “La alta política está desconectada de las trincheras”, dijo Roig con una lucidez categórica. También describió un vía crucis de peticiones de entrevistas con presidentes, ministros y consellers.

Reuniones breves dentro de un coche oficial o, con Fernando Grande-Marlaska, cinco minutos suplicados en los que el alcalde le tuvo que explicar que Alcanar ha sufrido cinco catástrofes climáticas en pocos años. Perdón: seis, porque la otra catástrofe es que las ayudas aprobadas no lleguen y no sirvan para paliar las tragedias. Y para los que acusan a los políticos de ser unos vividores, pagarse los vicios y alimentar redes de corrupción, según la web Newtral, el salario anual del alcalde Joan Roig era de 31.003, 6 euros.

El lenguaje no verbal del presidente Sánchez resumía la angustia del momento

Roig también lamentó que, a menudo, la respuesta de las altas instancias se limite a cuatro frases prefabricadas –“lo estudiaremos” o “trabajaremos en ello”–que son la confirmación de que todo quedará atascado en el lodazal de la incompetencia. El otro lodazal es la adicción a la comunicación entendida como una derivada pornográfica de la acción. En el caso del presidente Pedro Sánchez, ayer protagonizó una comparecencia que, con la voluntad legítima de hacer balance de su obra de gobierno, transmitió una imagen de desesperación. Una imagen que intentaba combatir los indicios de presuntos abusos machistas y corrupciones en el PSOE. El lenguaje no verbal de Sánchez resumía la angustia de un momento en el que el esfuerzo de negación y relativización de los propios errores tiene que combatir la maquinaria impune de la difamación y la polarización.

En Chile, mientras tanto, ganó el candidato ultraderechista José Antonio Kast. El mandato de Gabriel Boric (desde marzo del 2022), que empezó con la típica explosión de ilusión de izquierdas, desembocó en un malestar que sus detractores diagnostican con problemas que podrían trasladarse a muchas democracias europeas: aumento de la inseguridad y de los narcopoderes , revisión sectaria de la propia memoria, colapso de los servicios públicos (educación, sanidad) y descontrol del mercado de la vivienda. Los chilenos que viven en Barcelona pudieron acercarse a votar en el edificio del Seminario de la calle Diputación habilitado por el consulado. En las puertas del recinto, cuatro o cinco chilenos tuvieron la buena idea de, con carros de la compra cargados de fiambreras, ofrecer a sus compatriotas unas muestras de cocina típica, como la generalmente deliciosa empanada de pino. Con el paladar satisfecho, la política, municipal, nacional, estatal e internacional, se digiere mejor.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...