¿Por qué llegan miles de piezas de Lego a esta playa del Reino Unido? Por fin se sabe la respuesta tras 27 años buscándola

Naufragio

Tracy Williams, una residente de Cornualles, ha documentado durante años los hallazgos a través de su proyecto

Estas piezas llevan más de dos décadas llegando a la playa

Estas piezas llevan más de dos décadas llegando a la playa

La costa de Cornualles, en Inglaterra, lleva 26 años escondiendo un secreto que desata tanto sonrisas como preocupaciones. Entre las olas no solo llegan conchas y algas, sino también piezas de Lego que parecen salir de un baúl sin fondo. La historia detrás de este curioso fenómeno tiene de todo: un carguero, una tormenta y millones de pequeños ladrillos flotando en el mar.

En 1997, el carguero Tokio Express fue sacudido por una tormenta brutal frente a las costas de Cornualles. En medio del caos, cerca de cinco millones de piezas de Lego y otros muchas figuras cayeron al agua. Tiburones de juguete, balsas inflables y hasta dragones se hundieron en las profundidades, pero no para siempre.

Poco a poco, estas figuritas comenzaron a aparecer en las playas de la zona, convirtiendo cada paseo en una especie de caza del tesoro. Este episodio, bautizado como El Gran Derrame de Lego, pasó de ser una curiosidad a convertirse en un ejemplo claro del problema de la contaminación plástica.

Poco a poco van llegando a la costa

Tracy Williams, una vecina de la zona, decidió convertir su afición en algo mucho más grande. Con su proyecto Lego Lost at Sea, ha documentado cientos de hallazgos y conectado a miles de personas de todo el mundo. De esta manera, las redes sociales se llenaron de fotos de pequeñas piezas aparecían en las playas. ¿Un accidente divertido? Puede ser, pero también una llamada de atención.

Y es que, detrás de la gracia de encontrar un dragón en la arena, hay un problema muy serio. Estas piezas, hechas de plástico ABS, pueden tardar entre 100 y 1.300 años en desaparecer. Mientras tanto, se degradan liberando microplásticos que contaminan el agua, afectan a la vida marina y terminan en la cadena alimenticia, con consecuencias nada agradables también para los humanos.

Limpiar las playas de Cornualles es una tarea que parece no tener fin. Algunos consideran estas piezas como pequeñas reliquias con una historia peculiar; otros, como un recordatorio constante del impacto de las acciones del hombre en el medio ambiente. Y es que cada figura que reaparece es una prueba tangible de cómo la huella humana puede extenderse durante siglos.

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