El peor regalo de Navidad para Marta llegó en forma de robo. Los regalos que con tanto esfuerzo había preparado para su hijo desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Según relató en redes sociales, mientras organizaban el coche tras una salida familiar, un descuido dejó los obsequios sin vigilancia. Al volver, apenas cinco minutos después, ya no estaban.
Lo único que quedaba era una chaqueta y una bolsa de pañales. En ese momento el espíritu navideño se evaporó en un instante. “Nos hemos quedado sin regalos de Navidad”, explicaba Marta visiblemente afectada en el vídeo que compartió, donde relataba los detalles de lo ocurrido.
Por un descuido
No había nada en las inmediaciones
Según ella, la familia revisó los alrededores e incluso los contenedores de basura que había en la zona, esperando que el ladrón, al menos, hubiera descartado lo que no tenía valor. Pero nada apareció.
En el relato, comparó esta experiencia con una situación vivida en Alemania, donde asegura que, al olvidar una bolsa en la calle, esta seguía intacta al regresar. “Me fastidia porque esto en España no pasa. Alguien ve algo y, en vez de llevarlo a la policía, se lo queda”, comentó con frustración.
Los regalos, según detalló, estaban claramente etiquetados con nombre y apellido, lo que facilitaba su posible devolución. Para Marta, era una cuestión de sentido común: “Tú coges algo que no es tuyo y lo llevas a la policía. Eso es lo que una persona responsable haría”.
No lo entiende
La madre es la criticada por haberse despistado
Las redes empezaron a echar humo. Mientras algunos empatizaban con su situación, otros comenzaron a criticarla, señalando que el descuido era responsabilidad suya. Marta, sin embargo, defendió que ese tipo de comentarios solo desviaban la atención del verdadero problema. “La culpa no es de la víctima. Es injusto culpar a alguien por un simple descuido. El hecho de que haya dejado algo desatendido no le da permiso a otra persona para apropiárselo”, argumentó en respuesta a las críticas.
Un punto de debate fue la insistencia de algunos en diferenciar entre hurto y robo, como si esa distinción hiciera el acto menos grave. “Entiendo que hay una diferencia técnica entre un robo y un hurto, pero el hecho central es que alguien se ha llevado algo que no le pertenece”, aclaró Marta, insistiendo en que el impacto emocional, especialmente para un niño, es lo que realmente importa y no se le estaba dando importancia.
Concluyó expresando su indignación hacia quienes justificaban el acto o intentaban minimizarlo. “Espero que a la gente que critica no le pase nunca. Es la impotencia que se siente, no importa el importe. Simplemente es algo que no es tuyo”. A pesar del mal trago, Marta desea que el karma actúe y que el espíritu navideño no se empañe por esta experiencia.