La hostelería es muy esclava. Las jornadas eternas, las pausas inexistentes y la exigencia constante de una sonrisa hacen de este sector uno de los más duros. Hay empleos que piden mucho más de lo que están dispuestos a dar, y a veces rozan lo ridículo.
No se trata solo de cansancio físico, sino del desgaste que supone que ciertos puestos sigan funcionando como si estuvieran en otra época. Y, aún así, sigue habiendo ofertas que superan cualquier límite de sentido común.
Explotación laboral
Condiciones de otro siglo por 500 euros
Por eso ha corrido como la pólvora la oferta que recibió una mujer con 15 años de experiencia. El cartel era claro desde el inicio: “Se busca camarera con papeles”, rematado al final por un detalle que terminó de encender todas las alarmas: 500 euros de sueldo.
Por si no fuera suficiente, la condición de vivir en Almería capital cerraba el círculo con broche de oro. Cuando la candidata quiso saber con más detalle qué jornada tendría, recibió una lista de tramos que parecía más una broma mal escrita que una propuesta laboral real. De lunes a jueves, de 11:00 a 17:00; los sábados, de 10:00 a 17:00 y de 20:00 hasta el cierre; y los domingos, de 10:00 a 17:00. Una persona en redes no tardó en hacer las cuentas: 44 horas semanales.
Un comentario especialmente crítico señaló las condiciones abusivas del hostelero. “¿Pero es un bar o una plantación de algodón en Louisiana?”, escribió un usuario con mezcla de enfado y sarcasmo. Otros ironizaban con la poca precisión del horario, tan caótico que “no tienes ni puta idea de cuántas horas trabajas así de primeras”.
La publicación llegó a través de la cuenta de Soy Camarero, conocida por compartir este tipo de despropósitos laborales. Las reacciones han sido constantes. “Yo lo que no entiendo es cómo Trabajo no actúa de oficio, esas ofertas son ilegales por completo”, se leía en uno de los comentarios más compartidos. Alguien incluso recurrió al humor con una referencia televisiva: “Antonio Recio, ¿eres tú?”.
Hay ofertas que no deberían ni escribirse. Esta, sin embargo, ha servido para volver a poner bajo la lupa las condiciones que demasiadas veces siguen marcando el ritmo en la hostelería en España, aunque esto parece que ocurre en todos los países.
