Sandra Barneda es una de las comunicadoras más versátiles del panorama televisivo español. La catalana ha participado en programas de todo tipo en múltiples cadenas, pero ha sido en Telecinco donde su labor ha traspasado fronteras, literalmente. El fenómeno protagonizado por Montoya en La isla de las tentaciones, programa que ella misma conduce, ha llevado su nombre al otro lado del Atlántico.
Sin embargo, la barcelonesa ha tenido que trabajar duro durante años, aguantando incluso situaciones desagradables debido a su sexualidad. Barneda descubrió una de ellas en La cena de los idiotés, el podcast de la Cadena SER presentado por Aimar Bretos, acompañada de Arturo Valls, Edurne Pasaban, Ángeles Caballero y Manuel Jabois. Según sus palabras, el incidente ocurrió meses antes de la aprobación en España del matrimonio homosexual, el 30 de junio de 2005.
“Oye, me están diciendo que te gustan las mujeres. ¿Es cierto o no?”, fue la pregunta que le propinó durante una reunión el que. Por aquel entonces, era su jefe en televisión, con quien copresentaba un programa de elevadas audiencias. “Crees que te va a contar algo profesional, te reúnes en el despacho y antes de cerrar la puerta te lanza esa pregunta. Intentas ganar tiempo, ves que no es una pregunta que le sale de él, sino es que sale del de arriba”, desvelaba.
Sus compañeros preguntaron por lo que ocurrió después, a lo que la periodista respondió con una llamativa acción: “Pues la mayor defensa es el mejor ataque. Le dije: 'Mira, si te dijeran lo que dicen de ti...'”. El hombre en cuestión quiso saber a qué se refería, y Barneda se inventó sobre la marcha que “se iba de putas, le gustaban las menores y que se te ve en la Casa de Campo”. Unas palabras que sorprendieron a los demás entrevistados.
Sandra Barneda en 'Entre el cielo y las nubes'.
Morir matando
“Fue lo primero que se me pasó por la cabeza. No era verdad, pero pensé que no podía decir ni sí ni no. No podía mentirme a mí misma, no puedo decir que 'no' porque no me lo voy a perdonar, pero tampoco puedo decir que 'sí' porque no me daba la gana. Estaba indignada porque todo el mundo estaba en la televisión hablando de eso y comentando sobre mi sexualidad”, insistía ante las distintas reacciones de sus compañeros.
Indignada al estar encerrada en un despacho por ello, trató de darle una vuelta a su reflexión: “Pensé que si iba a estar muerta igualmente, pues me iba matando y que se quedase con eso. Él se puso como un energúmeno. Vi que le afectaba mucho y le fui metiendo más salseo. No recuerdo exactamente lo que le dije”.


