Algunas personas madrugan para pasear, otras para desayunar con calma. Pero hay quienes se levantan con un único propósito: conseguir la mejor tumbona junto a la piscina antes que nadie. En algunos hoteles, ese momento se convierte en una especie de prueba en la que solo cuentan la rapidez y la estrategia para llegar antes, y donde cada paso se convierte en una carrera entre desconocidos que compiten por lo mismo.
La ley del más rápido
Una turista graba desde su ventana el inicio de la competición
Desde su habitación en un hotel de Almería, una joven llamada Esther Sánchez grabó la escena que tenía justo debajo. La zona de la piscina aparecía completamente vacía, con todas las tumbonas bien colocadas y ninguna persona a la vista.
En cuanto el personal abre el acceso, se ve cómo varios huéspedes entran corriendo desde ambos laterales para colocar sus toallas lo antes posible. La rapidez con la que se mueven y la forma en que se lanzan a ocupar espacio recuerda más a una competición que a un inicio de jornada de descanso.
Esther acompañó el vídeo con una frase superpuesta que ayuda a entender lo que muestra la grabación: “Que empiecen los Juegos del Hambre”. Con esa expresión, hizo referencia a la conocida saga en la que los personajes luchan por sobrevivir en un terreno inhóspito, cada uno buscando ventaja frente al resto.
En este caso, la supervivencia es simbólica y se limita a encontrar la mejor tumbona disponible antes de que se acaben. Por lo tanto, la comparación, en tono irónico, resume el tipo de ambiente que se genera en ese momento concreto.
El que llega primero gana
Algunos hoteles intentan poner freno a esta costumbre acelerada
El complejo turístico donde sucede la escena parece diseñado para atraer a familias y viajeros internacionales. Piscina grande, zonas verdes amplias y decenas de hamacas distribuidas alrededor. Sin embargo, cada mañana se repite el mismo gesto colectivo: en cuanto abren, un grupo de personas se lanza en carrera a ocupar su espacio, sin hablar y sin mirar a nadie.
Esta práctica se ha vuelto habitual en muchos hoteles durante el verano, sobre todo en los destinos más frecuentados. Algunos establecimientos han intentado implantar normas para evitar que se reserven hamacas sin usarlas, pero la velocidad y las ansias siguen marcando la diferencia.