Marc, inglés que vive en Girona: “Todo el mundo me decía que aprendiera catalán, pero me daba pereza. Un día pensé, ¿por qué no? El problema era yo”
Lengua
Un grupo de extranjeros que viven en Girona aprenden nuestra lengua a partir de conversaciones semanales en un bar de la ciudad: “A la gente de fuera nos gusta que nos hablen en catalán”
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Un grupo de extranjeros que viven en Girona aprenden catalán a partir de conversaciones semanales en un bar de la ciudad
Desde el mes de abril, una veintena de extranjeros que viven en Girona se reúnen cada miércoles en el café Essenze para practicar catalán. No se sienten cómodos con el término expat y ven el hecho de hablar en catalán como una forma de sentirse parte de la comunidad. Según los organizadores, el grupo es “un espacio abierto para todos, de cualquier nivel, e incluso los hablantes nativos son bienvenidos para echar una mano”. Participantes como Susan, de EE.UU., o Marc, de Manchester, destacan que cada vez se sienten más fluidos con el idioma, pero reclaman que no se les cambie la lengua al castellano.
La iniciativa nace de Girona buddies, un grupo que se creó para hacer red, sobre todo entre los extranjeros residentes en la ciudad. Aparte de encuentros para practicar castellano o inglés, salidas en bici o excursiones, Keyt y Paul Jones impulsaron la creación de un grupo para hablar catalán. De media participan una veintena de personas, aunque el grupo de WhatsApp cuenta ya con más de 200 integrantes.
La mesa de un encuentro del grupo de 'Conversaciones en Catalán' en un bar de Girona
Los asistentes son personas “de todo el mundo”, que quieren aprender catalán e integrarse en la comunidad gerundense. “Al principio éramos poquitos, porque a muchos aprendices les da vergüenza dar el paso de hablar en catalán”, explica Keyt. Pero, una vez se animan, la situación cambia: “Ven que hay más gente en el mismo punto y se atreven. Es un espacio donde se sienten relajados y pueden hablar”.
Paul Jones, británico de nacimiento, empezó a aprender catalán hace ocho años, cuando vino a vivir a Girona, después de conocer a una mujer gerundense en Canadá, años atrás. Al principio quería aprender castellano, por ser un idioma “más internacional”, pero al llegar a Girona se dio cuenta de que “todo el mundo hablaba catalán” y pensó “ostras, tengo que aprender ese idioma”. Él rechaza el término expat y afirma que se considera inmigrante.
Vi que todo el mundo hablaba catalán y pensé que debía aprender este idioma”
Además, para él los beneficios de este grupo son claros: “Primero, los inmigrantes pueden aprender catalán; segundo, es un lugar social donde hacer amigos; y tercero, sirve para crear puentes entre gerundenses y gente de fuera”. El resto de participantes comparten esa opinión. Susan Smith, de EE.UU., participa porque quiere “hablar catalán mejor y ser una parte de la comunidad catalana” y afirma que cada semana se siente “más fluida y cómoda” con la lengua.
Dos asistentes de los encuentros de Conversaciones en catalán escuchan atentamente a su compañera
Marc Toone, de Manchester, estuvo tiempo viviendo en Estartit, donde hablaba inglés y castellano, sin la necesidad de aprender catalán. “Todo el mundo me decía que lo aprendiera, pero me daba pereza, no tenía ganas”, recuerda. Más tarde, cuando se trasladó a Girona por trabajo, cambió de idea. “Un día pensé: ¿por qué no? Siempre es positivo aprender un idioma. No hay razón para no hacerlo. El problema era yo”, recuerda. Ahora, además de participar en las quedadas, lee cada mañana el Diari de Girona mientras toma el café, para “mejorar en vocabulario”.
Todo el mundo me decía que lo aprendiera, pero me daba pereza. Un día pensé: ¿por qué no? Siempre es positivo aprender un idioma. No hay razón para no hacerlo. El problema era yo”
Practicar el catalán pero también socializar
Aparte de practicar el catalán, éste es un espacio para socializar. Los participantes coinciden en que encuentran difícil establecer lazos de amistad con los gerundenses de nacimiento. “La mejor manera de hacer amigos es hablar la lengua de los vecinos” dice Marc, “por eso vengo aquí”. En este sentido, los organizadores defienden que estos encuentros no son sólo un espacio de aprendizaje, sino también una vía de integración . “La gente que decide quedarse en Girona entiende que el catalán es la mejor forma de formar parte de la ciudad”, dice Keyt.
Tres de las participantes del grupo 'Conversaciones en catalán'
Reclaman que no se les cambie la lengua
Pese al esfuerzo, algunos participantes lamentan que, cuando hablan en catalán, a menudo se les responda en castellano. “Al principio, todo el mundo te dice: tienes que hablar en catalán, y ahora que lo hago, voy a un bar y pido con catalán y me contestan con castellano” asegura Marc, resignado.
A la gente de fuera nos gusta que nos hablen en catalán”
Coincide con él Alin, un joven chino que lleva dos años viviendo en Girona. “A la gente de fuera nos gusta que nos hablen en catalán”, asegura. Explica que participa en estos encuentros para “practicar algo más, porque siempre se puede mejorar”, pero también para “conocer a gente, hablar idiomas y descubrir diferentes culturas”. Y añade: “Estamos en Catalunya y encuentro muy bonito que tenga su propia lengua. No debe perderse. Pueden convivir con el castellano, pero el catalán forma parte de la cultura”.
Este artículo fue publicado originalmente en RAC1.