¿Cuál es la razón detrás de la expresión "ponerse las botas" después de una comida copiosa? El fascinante trasfondo medieval de un dicho asociado con la riqueza y el estatus.
Expresiones populares
Durante la Edad Media, la adquisición de botas era un lujo reservado para los estratos sociales más adinerados.
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Durante la época medieval, contar con calzado para resguardarse del frío era una señal de estatus social.
Durante la Edad Media, únicamente los individuos de mayor estatus social tenían acceso a botas y a la posibilidad de comer en una mesa abundante. En la actualidad, al utilizar la frase 'ponerse las botas', hacemos referencia inconscientemente a ese antiguo derecho de unos pocos. ¿Conoces el origen exacto de esta expresión?
Y es que es muy probable que en alguna ocasión te hayan comentado que 'te estás poniendo las botas'. A tan solo siete días de la Navidad, es factible que escuches esta locución en alguna reunión familiar. Esta conocida expresión popular española se emplea para señalar que alguien está ingiriendo una gran cantidad de comida.

¿Te viene a la memoria la última ocasión en que alguien te comentó que te estabas haciendo de oro? “Madre mía Antonio, hoy te estás poniendo las botas, eh”, podría exclamar tu progenitor con una sonrisa durante la celebración de Nochevieja. Lo que probablemente ignora es que tras esa expresión yacen centurias de tradición y anhelo de prosperidad. Pero, ¿cuál es la conexión entre las botas y todo esto?
Símbolo de riqueza
Las botas: un emblema de la élite social adinerada
Si bien es cierto que las botas no están directamente relacionadas con el acto de comer en exceso, la narrativa detrás de esta expresión sí posee una conexión con este tipo de calzado. Hace siglos, afirmar que una persona 'se había puesto las botas' era una manera de vincular la opulencia con aquellos que podían adquirir este tipo de calzado de lujo.
Piensa en una mesa de la Edad Media, donde solo la nobleza usaba botas y se deleitaba con banquetes. Hoy en día, en el siglo XXI, poseer un par de botas para usar es algo muy habitual. No obstante, si retrocedemos a la Edad Media, este tipo de calzado no estaba al alcance de todos, ya que no todos tenían los medios para adquirir unas botas.
Esta manera de expresarse se originó al principio de este tipo de calzado, que empezó siendo solo para las élites. En el libro 'El porqué de los dichos', el escritor y experto en léxico José María Iribarren detalla que aquellos que usaban botas podían proteger sus pies del frío, un 'privilegio' que las clases sociales inferiores no podían costear.

Durante la Edad Media, únicamente las personas adineradas y de la nobleza podían costearse botas de cuero, las cuales representaban un emblema de prosperidad y opulencia. Por esta razón, el uso de botas se vinculó con la disponibilidad de alimentos y otros bienes que las clases sociales pudientes tenían a su alcance, en contraste con la población de escasos recursos.
Actualmente, la Real Academia Española (RAE) describe la expresión 'ponerse las botas' como la acción de alguien que “hartarse de algo placentero”. Para ilustrarlo, la RAE ofrece el siguiente ejemplo: “Nos pusimos las botas en el restaurante”. Tal como observamos, continuamos vinculando este tipo de calzado con la abundancia de bienes que nos brindan disfrute, tal como la alimentación.
La procedencia desconocida de dichos y frases comunes en España
Al igual que la frase 'ponerse las botas' posee un origen inesperado, otras expresiones populares guardan igualmente relatos fascinantes. Esta es tan solo una entre las innumerables locuciones y dichos que los hablantes emplean cotidianamente como parte de su léxico habitual, frecuentemente sin tener conocimiento de la procedencia de las mismas. Ciertamente, es innegable la opulencia de nuestra lengua; un idioma que perdura gracias a las expresiones, adagios y nociones inéditas que la gente conserva y crea constantemente.
Tal como hemos observado con la expresión 'ponerse las botas', ciertas maneras de expresarse logran perdurar a lo largo de los siglos. No pocos proverbios que aún gozan de gran popularidad en 2025 tienen su origen en la Edad Media, tal como sucede con esta peculiar frase, y otros provienen de épocas históricas que ya hemos superado hace mucho tiempo.
Estas se mantienen a lo largo del tiempo de forma hereditaria: mediante la familia, educadores, colegas y una multitud de otros individuos, adquirimos frases que posteriormente muchos adoptamos en nuestro vocabulario. No obstante, el origen de estas expresiones no se comparte junto a su aplicación.
Esto ocurre con otras frases célebres como 'hacerse el sueco', 'armar la marimorena', 'estar en Babia' o manifestar que algo se encuentra en 'el quinto pino'. Independientemente de si las empleamos o no, todos hemos oído estas locuciones en alguna ocasión.
No obstante, poca gente es consciente de que los suecos no están relacionados con fingir que no has captado algo, que 'la marimorena' fue una persona de carne y hueso que residió en Madrid, o que 'el quinto pino' se refiere a un árbol que realmente existe.
Sin embargo, cada frase tiene un punto de partida, y si bien desconocemos la conexión entre los pinos y la lejanía en la locución 'en el quinto pino', o la razón por la cual quien 'corta el bacalao' es la figura de autoridad, alguien acuñó estas expresiones y seleccionó estas palabras específicas con una intención. Estas maneras de expresarnos nos enlazan con épocas pasadas y con quienes las emplearon previamente. Gracias a la labor de estudiosos de la historia y el lenguaje, es posible desentrañar su procedencia.

