Cuando el arte contradice los ojos

Artes

Lluís Hortalà presenta en los Espais Volart la exposición ‘Poner el dedo en el ojo’, donde lo aparente entra en un juego irónico con las herramientas artísticas

17 - 02 - 2025 / Barcelona / Lluís Hortalà presenta

Lluís Hortalà junto a 'All the mountains that I have climbed' en los Espais Volart 

Llibert Teixidó

Poner el dedo en el ojo. Retorcerlo, incomodarlo y engañarlo hasta no saber cuándo decir basta. En este espacio de confusión entre lo que se percibe y lo que es real nos sitúa Lluís Hortalà, en Poner el dedo en el ojo, proyecto expuesto en los Espais Volart de la Fundació Vila Casas. El artista que debutó con Opac en 1991, ahora nos coloca en el lugar donde aquello aparente entra en un juego irónico con las herramientas del arte: “Explorar las contradicciones y los condicionales culturales y sociales que determinan nuestra mirada”, expresa Hortalà.

Como ojo que ve, pero que no enfoca, la exposición no sigue ningún orden cronológico. Las obras están constituidas a partir de la mirada del artista, que en un ejercicio de meta exposición, cuestiona cómo la modernidad y la vanguardia posibilitan o impiden una reflexión. Sus trabajos constituyen el ciclo El lugar de lo común , configurada por las series Guillotina , Ante la ley y Nuremberg , que se van entrecruzando a lo largo de la ex­posición.

Todos los lugares que aparecen en las obras existen; refieren a un sitio concreto

Sus piezas operan conceptualmente y, con cierta ironía, nada es lo que parece porque lo que parece ni está donde debería estar, ni bebe del mismo manantial pictórico.

Las puertas que abren caminos hacia el arte se pueden encontrar en cualquier objeto. Pisar las escalinatas de un palacio, en el s. XIX, era un preámbulo de ello. Situada en la entrada de los Espais Volart, la obra Échafaud (Mundus muliebris ) actúa como guía de la exposición. Se encarga de recibir al espectador. Sus eslabones dan a la nada y es desde el vacío que trae consigo el blanco, donde el mármol reflexiona en torno al poder. Conversa con el público a través de la técnica trompe-l’oleil . Donde debería haber mármol hay en realidad eslabones creados al óleo encima de la tela. Juego de texturas y proporciones que reivindican la guillotina como elemento de progreso y digresión. Su imposición supuso la democratización de la muerte.

La exposición de Hortalà en los Espais Volart

La exposición de Hortalà en los Espais Volart

Llibert Teixido

Todos los lugares que aparecen en las obras existen; refieren a un sitio concreto. Sin embargo, en la serie Ante la ley , Hortalà transgrede el espacio a través del engaño del ojo. Acceder al interior de la Spanish Room de la National Gallery es imposible, la puerta está bloqueada: “La obra nos plantea una reflexión sobre qué es la pintura y la desacreditación del arte”, afirma Hortalà.

El artista usa la hibridación de los lenguajes, la pintura escultórica, el dibujo fotográfico y la imagen en movimiento para exponer también su vínculo con la naturaleza: “La atracción por la montaña se mezclaba con la planificación de la ruta, el deseo del ascenso en la cima, el conocimiento profundo de las pieles y texturas del terreno y las circunstancias que hacen posible, o no, la llegada al lugar deseado”, comenta el autor.

Otro de los espacios de la muestra 'Poner el dedo en el ojo'

Otro de los espacios de la muestra 'Poner el dedo en el ojo'

Llibert Teixido

La exposición se podrá visitar en los próximos meses, hasta julio. En el espacio donde lo que ven los ojos no tiene por qué ser real; en el que las montañas conversan con los museos y en los que no hay una estructura concreta que ordene el campo de visión.

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