InCadaques vuelve a convertir el pueblo de Dalí en un plató gigante de fotografía internacional
Festival Internacional de Fotografía
El comando de estetas surrealistas formado por Valmont Achalme, Olivia Seigneurgens, Fabienne Baradat, Nadia Lessard y Marc Gehring apuestan este año por la obra de Man Ray, Txema Yeste y Valentina Sinis
Pintor, escultor, fotógrafo, cineasta, dibujante... Man Ray nunca se limitó a un único medio de expresión artística, buscando incansablemente nuevas posibilidades de creación
Nueve. Hace ya nueve años, casi una década completa, que el comando de estetas surrealistas formado por Valmont Achalme, Olivia Seigneurgens, Fabienne Baradat, Nadia Lessard y el imprescindible Marc Gehring pusieron en marcha el festival internacional de fotografía InCadaqués. En su nueva invitación a sumergirse durante dos semanas, día tras día, tanto desde el punto de vista educativo como artístico, en una experiencia fotográfica completamente distinta, este año traen una mezcla feroz y ecléctica con la obra de Man Ray, Txema Yeste, Valentina Sinis, Jinyong Lian, Cloé Harent, Maya Mercer, Colita y Lieh Sugai. Es una nueva entrega íntima y festiva que cuenta (como siempre) con la participación de muchos de los propios fotógrafos y la decidida idea de ayudar a todos, creadores y espectadores, a descubrir, encontrarse, intercambiar, compartir.
La obra de Lian explora la inestabilidad psicológica que emerge de los reinos personales y los mundos ficticios, utilizando imágenes evocadoras para examinar sus incertidumbres
El coleccionismo se convierte así también en un acto de creación en sí mismo. Y con esto en mente, las localizaciones más diversas de Cadaqués devienen en un punto de encuentro entre fotógrafos, coleccionistas, entendidos y curiosos seducidos por la fuerza de sus portafolios, grabados, libros y obras de arte originales.
Son dieciocho días de festival en que el pueblo donde Salvador Dalí, Marcel Duchamp, Paul Éluard, Luis Buñuel o el propio Man Ray vivieron e hicieron del arte su vida y su hogar, entrelaza pasado y futuro. Innovación y tradición fluyen este año a un ritmo sorprendente con la obra de artistas contemporáneos conviviendo con el legado de grandes figuras históricas, en una propuesta que permite al público ir más allá (mucho más allá) de la estricta contemplación.
Maya Mercer es una artista francoamericana, hija del dramaturgo y guionista radical inglés David Mercer
Hay retratos, paisajes, series más documentales, fotografía de moda, e incluso collage que demuestran que la versatilidad del medio y cada mirada singular al objetivo pueden derivar en una forma muy distinta de ver el mundo. InCadaqués confirma definitivamente que las opciones son infinitas, más con la apertura del certamen a nuevos talentos a través del open call, una convocatoria internacional que cada año invita a fotógrafos de todas las edades y estilos a formar parte de la programación.
Con una amplia trayectoria profesional formado entre Barcelona y Birmingham, sus particulares imaginarios y poéticas le han dado proyección internacional
Así es como este certamen promueve un total de 25 exposiciones, 20 vernissages (sí, aquí aún se usa este término en francés y toda la puesta en escena que conlleva), 40 fotógrafos, así como una decena de talleres y clases magistrales, fiestas inesperadas todas las noches en las villas más exclusivas del pueblo y eventos y proyecciones. Una apuesta loca que perdura en el tiempo y que ha llegado a instalarse entre los imprescindibles del panorama internacional. Con este brillo surrealista y la decidida diferencia esteta de sus creadores que nunca dejan de sorprender, con cada año que pasa, la propuesta mejora.
Colita fue considerada la fotógrafa de la denominada Gauche divine barcelonesa
Así que ahora, ya en pleno otoño, Cadaqués brilla por dos semanas más que en pleno agosto gracias a esta peculiar invasión de fotografías por tierra, mar y aire que permite que las imágenes se adhieran a los muros de la ermita de Sant Baldiri, floten en las aguas de Port d’Alguer, vibren en los jardines de Casa Dalí y en el atrium de la iglesia y abarroten las paredes del Casino, el teatro y el museo. En todas las galerías, esquinas y calles y fachadas hay imágenes que hablan, que interactúan entre ellas y con quienes las crearon, con quienes las descubren en su visita a este Cadaqués que nunca (se) duerme y también, claro, con coleccionistas que las persiguen y desean y galeristas que las promocionan y exhiben.