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Horchaterías de toda la vida para un verano refrescante en Barcelona

Sabor a chufa

Descendientes de familias valencianas que se asentaron en Barcelona en el siglo XX continúan produciendo esta refrescante bebida a través de métodos artesanales, el mejor producto y mucho cariño

El Celler de Gelida, en Sants, celebra 130 años entre botellas y recuerdos

Irene Iborra y Tere Moreno en el Tío Che, su heladería-horchatería de la rambla del Poblenou

Joan Mateu Parra / Shooting

“Todo comenzó con mi bisabuela, María Planelles, quien viajó de Xixona a Barcelona con una maleta a rebosar de turrones. Cuando tuvo una buena clientela, abrió un local en Aribau con Gran Vía, donde la oferta creció poco a poco con horchata, helados y bombones. De eso ya hace más de un siglo”, explica Ana Cortés, cuarta generación junto a sus hermanos Guillermo, Carlos y Severino al frente de La Valenciana, una de las horchaterías con más historia de la ciudad. No es la única. 

En Barcelona son varios los descendientes de valencianos y alicantinos que mantienen viva la tradición horchatera. La mayoría regentan establecimientos con años y años de rodaje. “Pero, pese al paso del tiempo, nuestros valores son los mismos: seguimos utilizando una chufa de calidad, la de Alboraya, y elaboramos horchata a diario. En verano podemos hacer 400 litros por jornada”, explica Guillermo desde el obrador de la calle Diputació de este negocio familiar, donde también preparan helados con leche fresca, unos irresis­tibles fartons (¡los auténticos!) y un esponjoso pan quemado que luego ofrecen en la tienda de Aribau. “Queremos regalar momentos de felicidad”, asegura Ana.

Guillermo Cortés espolvorea azúcar glas sobre los fartons y el pan quemado que preparan en el obrador

Ana Jiménez / Propias

Guillermo y Ana Cortés en su horchatería-heladería dela calle Aribau

Ana Jiménez

Tienen el mismo propósito en la horchatería El Tío Che, en plena rambla del Poblenou. Aquí también preparan horchata de la forma artesanal y con el mejor producto posible. Alfonso Iborra es quien se encarga de producirla diariamente y, pese a que ya ha alcanzado la edad de la jubilación, de momento no se plantea dejar de hacerlo. “La empezó a preparar él cuando terminó la mili, a la edad de 22 o 23 años, como antes hicieron su padre y su abuelo. De la atención en tienda y la gestión del personal se ocupa mi madre, Tere”, explica Irene Iborra, quinta generación del establecimiento, quien además crea helados con recuerdos de sus clientes en el local vecino, Mamá Heladera. 

Su familia, originaria de la Nucia, en Alicante, aterrizó en la Barceloneta en 1912 y hacia los años 30 se trasladó a una pequeña tienda del Poblenou. De allí también se mudaron después de que, durante la Guerra Civil, la destruyera una bomba, que por suerte no dejó heridos. Poco después abrieron el local donde están hoy, que mantiene unos bellos mostradores de aquella época, además de una máquina vintage donde hacen sus helados de sabores clásicos. Pidan un cubano para que les sirvan una leche merengada con una bola de chocolate.

El Tío Che es una de las horchatería más antiguas de la ciudad

Joan Mateu Parra

Un vaso de horchata sobre el mostrador interior del Tío Che

Joan Mateu Parra

Es una combinación que también ofrecen en la Orxateria Verdú, con una tienda en la calle Bruc y otra en el paseo de Sant Joan. “La horchata queda muy bien con helado de chocolate negro, pero hoy se nos ha terminado”, nos dice una joven y muy cordial dependienta desde el otro lado de la barra. En casos así, no desesperen: pueden pedirla con una bola de chocolate con leche o turrón, o con granizado, mezcla que se conoce como palmera. Los Verdú los abastecerán de cualquier combinación con mucho gusto mientras dure la temporada de horchata, que en su caso arranca en abril y termina septiembre. El resto del año pueden comprarles turrones artesanales de Xixona, de Alicante, chocolate, yema y mucho más.

En Sirvent también funcionan desde 1928 con el viejo modelo de negocio por el cual durante el invierno venden turrones y bombones y, una vez llega el buen tiempo, sirven helados en cucurucho, terrina o copa, horchatas, batidos, leche merengada... Dídac Mullor Sirvent es la cuarta generación al frente de esta horchatería y turronería que en sus distintos locales consigue que se formen colas casi a diario.

Dídac Mullor Sirvent es la cuarta generación al frente de esta horchatería y turronería

Mané Espinosa / Propias

La Orxateria Verdú, con una tienda en la calle Bruc y otra en el paseo de Sant Joan

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Otra casa emblemática es Foix de Sarrià, en la calle Major de Sarrià, una pastelería de las de toda la vida –la abrió Josep Foix Ribera en 1886– donde también sirven horchata, que infusionan al momento con limón y canela. Se la traen de Bonastre, en el barrio de Sant Antoni, otro de los grandes nombres de la horchata, los helados y el turrón en la capital catalana. Esta familia regenta una pastelería en la misma calle que ha recibido premios como el de la Millor Mona de Pascua. Brina, Vallespir, Planelles o Bodevici son otros de los negocios que hacen que Barcelona siga siendo una meca para los horchateros.

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