Templos de la risa que mantienen la comedia más viva que nunca en Barcelona
Del Eixample al Paral·lel
Salas, cómicos y espectáculos que se encargan de hacer reír a carcajadas al público local
Ruta por los restaurantes y cafés modernistas que frecuentaron los grandes artistas de la época
Alix Gentil posa en uno de los rincones del Tinta Roja, donde programan música y stand-up
En los años sesenta, con bigote, barba y gafas oscuras, un hombre subía a los escenarios de Barcelona con un cigarro en una mano y una copa de whisky en la otra. Bastaba que entonara su ya célebre “¿Saben aquel que diu que…?” para que el público estallara en carcajadas. El cómico Eugenio, para muchos, redefinió la manera de hacer comedia. Lo suyo era, en esencia, stand-up mucho antes de que el término se popularizara. Ese legado perdura y se reinventa cada noche en rincones tan dispares como un bar del Eixample, un cabaret del Paral·lel o un teatro de barrio.
Para armar un espectáculo de comedia no son todo risas. “Yo me preparo física y mentalmente, porque es un trabajo”, explica José Bailón, actor y monologuista barcelonés, que acabó lanzándose a los escenarios de la mano de Toni Moog: “Él me dijo: ‘Oye, tú eres muy divertido, ¿por qué no haces monólogos?’ Yo no tenía ni idea. Pero empecé a probar”.
Fundado en 1998
En el Poble Sec, Tinta Roja esconde toda la magia de la antigua Argentina y del viejo París
Néstor Flórez, por entonces estudiante de economía, encontró su camino casi por azar: “Les envié un texto a Paramount Comedy y me olvidé. Al mes me llamaron y me dijeron que estaba seleccionado. Pensaba que era una broma de mis colegas”. En Madrid lo presentó Dani Mateo: “Me dijo que mantuviera mi estilo. Y yo dije: ‘Vale, ¡tengo estilo!’”.
Del cruce de caminos entre Flórez, con su humor ácido y satírico, y Bailón, irónico y versátil, nació el Barcelona Comedy Club, que mantiene vivos los open-mics los jueves en Dr. Flow y los domingos en Craft Barcelona, además de los ciclos de comedia en el ECA (Espai de Creació Artística). Aunque hubo un tiempo en el que tiraron de versatilidad para continuar con el show e incluso actuaron en catamaranes: “Descubrimos que tenían licencia de transporte público y así, en plena pandemia, hacíamos monólogos por Barcelona. Teníamos más público que Messi”, bromea Flórez.
Uno de los encuentros del Barcelona Comedy Club que se organizan en Dr. Flow
En el Poble Sec, Tinta Roja esconde toda la magia de la antigua Argentina y del viejo París. Fundado en 1998 como sala de tango por el argentino Hugo Zubiata, hoy en día el local lo regentan Alix Gentil y Alexis Panet, cuyas riendas tomaron hace cinco años tras impedir su cierre. “Entonces, yo actuaba en el local y monté un crowdfunding para ayudar al antiguo propietario durante el confinamiento, y conseguimos salvarlo”, recuerda Alix.
Allí, el programa se abre cada tarde con música en vivo: “Conciertos gratuitos cada día a las ocho y media, con un estilo diferente”, del blues a la bossa nova. Por la noche, viran hacia el stand-up , la improvisación, el cabaret o números de acrobacia puntuales. Alix lo define como un bar-teatro especial: “Tiene ese lado enigmático, no sabes muy bien qué te vas a encontrar”. Por su escenario pasan voces consagradas y novatos con ganas de probar texto, y no es raro ver a cómicos de otros circuitos (como Bailón) medir allí su material.
Una de las habituales es Irene Sango, que desde enero lleva la programación de comedia del local. Ella misma lo cuenta con naturalidad: “Yo ya venía aquí cuando esto lo llevaba Pep Alejandro”. Cuando Alix le propuso tomar el relevo, lo vivió como una oportunidad única: “No hay shows así, de varios cómicos de la escena local semiprofesionales… Era una oportunidad muy buena de llevar esto y mejorar como host ”.
Otro templo de la comedia barcelonesa es El Medi. Nació como club de música y terminó siendo, sin abandonar los instrumentos, la meca del open-mic . Su responsable, Juanjo Ferrer, músico, recuerda que por aquel pequeño escenario del Eixample fueron desfilando celebridades como Berto Romero, Andreu Buenafuente, David Guapo, Ricardo Moya, Carles Tamayo o Tomás Fuentes, entre muchos otros.
Ser un referente en la comedia me ha hecho ilusión, aunque no ha sido tampoco queriéndolo
Desde un lugar muy distinto al de la mayoría comenzó su andadura como cómico Alejandro Boli. Su debut no fue por una vocación temprana, sino una vía de salida a una etapa marcada por las adicciones. “Yo en mis monólogos hablo de mi experiencia. Y desde ahí hago humor, aunque sea muy negro”, afirma. Su espectáculo Enganchado, en Secret Comedy Club, lo resume con claridad: reír no es frivolizar, sino aprender a convivir con lo que dolió. También la comedia le salvó la vida a Raquel Montalvo, quien, tras una dolencia física que la dejó en silla de ruedas y meses recluida en casa, la convirtió primero en refugio y luego en horizonte. No solo encontró en el escenario la manera de sobreponerse, sino que impulsó un proyecto propio, La Troupe Comedy, que programa los números de varios cómicos en distintas salas de la ciudad.
La última parada de esta ruta cómica es el Teatre Muntaner, emblema histórico de la ciudad que volvió a la vida el año pasado bajo la dirección de Toni Cano. Su intención es devolver a Barcelona un teatro de proximidad dedicado en cuerpo y alma a la risa. La pieza central de esta nueva etapa es la residencia estable de Cortar el Cable Rojo, compañía de improvisación con más de una década de éxitos en Madrid. Su formato fresco y participativo encaja a la perfección con la vocación del teatro: ser un espacio donde la risa actúe como bálsamo y como punto de encuentro.
La programación se complementa con monólogos, espectáculos familiares y propuestas que mantienen vivo un escenario con casi un siglo de energía cultural a sus espaldas. “La risa es pura vida… Cuando uno ríe, se siente mejor, y la gente te recibe de otra manera; una persona bien reída es un imán”, resume Cano, convencido de que el verdadero valor de este proyecto no está solo en mantener abierta una sala histórica, sino en hacer que cada función sea una experiencia compartida y única.