Uno de los adjetivos que mejor le encaja a Albert Pla es el de camaleónico. Siempre convence, ya sea en un formato más íntimo y teatral como en el más fiestero. Su última propuesta, Rumbagenarios, es precisamente una “juerga catalana”, basada en un género que el de Sabadell domina y disfruta, la rumba catalana. Junto a la Surprise Band, ha ido girando el espectáculo durante estos dos últimos años y esta semana recala en la sala Razzmatazz, segundo concierto en la capital catalana tras el que ofreció en el Cruïlla del 2024. Es, por cierto, el cierre de la gira.
El repertorio se basa en el disco Veintegenarios en Albuquerque, publicado en 1997, además de temas de otros trabajos de su amplia discografía, pero el show va mucho más allá. No solo es música, también es escena, estética, baile y humor marca de la casa, aunque el objetivo, claro y diáfano, es que el público “cante, baile y se lo pase bien”. Vamos, un fiestón.
Para ello, Pla se rodea de un elenco de primer nivel: Diego Cortés, a la guitarra rumbera y flamenca; Judit Farrés, a las programaciones electrónicas; Marina Paje y Teresa Garzón, a las palmas, coros y baile, y Belén Martín, a las coreografías.

