Ahorrar cuando los ingresos son ajustados puede parecer complicado, pero es precisamente en esas situaciones cuando adquirir el hábito de reservar una pequeña parte de lo que ganamos se vuelve más importante. El verdadero secreto no está en la cantidad, sino en la constancia y en entender que cada pequeño esfuerzo suma.
Si tus ingresos son variables, lo primero es conocer bien cuáles son tus gastos fijos y cuáles gastos prescindibles. Hacer este ejercicio te ayudará a saber qué margen real tienes para apartar algo cada mes. Una regla sencilla es intentar reservar al menos un 10% de lo que ingresas, adaptándolo mes a mes a tu situación. Y si alguna vez no puedes llegar a ese porcentaje, no pasa nada; la clave es mantener el hábito, aunque sea con cantidades modestas.
Hábito
Una idea que funciona muy bien es tratar el ahorro como un gasto fijo más, igual que se paga el alquiler o la luz
Otra idea que funciona muy bien es tratar el ahorro como un gasto fijo más. Igual que pagas el alquiler o la luz, haz una pequeña aportación cada mes a tu plan de ahorro. Una domiciliación automática a un producto de ahorro periódico te ayuda a retirar una parte de tus ingresos sí o sí, y consolidar el hábito de ahorro. Por ejemplo, hay quienes empiezan con 50 euros al mes: una cantidad modesta que, con el paso de los años y al interés compuesto, puede generar un capital significativo.
El hábito es fundamental para el ahorro.
Si tus ingresos fluctúan mucho, plantéate compensar los meses flojos con los más fuertes. Es decir, si un mes puedes ahorrar el doble, hazlo, y deja margen para cubrir los meses en los que apenas puedas reservar nada. Además, no olvides que ahorrar también es revisar en qué gastas tu dinero cada día y buscar pequeñas formas de gastar menos sin renunciar a lo importante.
Además, cuando el horizonte es a largo plazo, el abanico de opciones se amplía. Puedes incorporar productos de ahorro periódico que invierten en mercados financieros, con mayor potencial de rentabilidad que los productos garantizados. Esto es especialmente relevante en un contexto de inflación: para que el ahorro no pierda valor con el tiempo, es fundamental que la rentabilidad supere el aumento del coste de la vida.
No existe ni la edad ni el momento perfectos para empezar, pero cuanto antes lo hagas más fácil será. Con tiempo y un poco de disciplina, hasta el ahorro más modesto puede convertirse en la tranquilidad para el futuro.
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Santiago Guerrero. Director de Desarrollo Negocio Ahorro de VidaCaixa.
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