Los británicos tienen un nuevo médico de cabecera. Los fans de la ciencia ficción seguirán defendiendo que se trata del Doctor who , el personaje de ciencia ficción que se mueve por la programación desde los años sesenta. No les faltaría razón si el puesto se otorgara por veteranía. Pero, si de éxitos profesionales se trata, ahora hay otro doctor de más éxito: Doctor Foster también de la BBC. Es una médico de famila (no un timelord que puede viajar por el espacio-tiempo) y ha tenido en vilo al público con las sospechas que tenía sobre la fidelidad de su marido.
Suranne Jones es la doctora del título. Los amantes de la ficción de calidad quizá la recuerden por Scott and Bailey, que jamás llegó a España por los canales convencionales pero fue un buen hallazgo. ¿El único problema? Que se notaba que había sido desarrollada para el interno y no para ser exportable al resto del mundo (se nota sobre todo en su estética más costumbrista y que no todas las series pueden tener los mismos objetivos). Pero a los 37 años tiene la posibilidad que se la conozca más allá de su país de origen con este papel que es un bombón: una médico de vida perfecta cuya vida se derrumba cuando descubre un pelo de mujer de color rubio en la bufanda de su marido.
Esa misma mañana del fatídico día, primero se encuentra por casualidad una crema hidratante para labios de color rojiza. Se ríe de su marido por tener un producto más propio de mujeres. Pero este detalle toma otro matiz cuando encuentra el cabello rubio y largo que nada tiene que ver con su pelo moreno. A partir de este momento, no existe ningún detalle que se le escape. La secretaria de su marido, recuerda, es rubia. También una señora que se encuentran en un restaurante. Y, casualmente, descubre que por las tardes podría no trabajar tanto como dice. ¿Es una aventura o se está volviendo loca?
El público respondió. El primer episodio emitido por la BBC fue visto por 9,19 millones de espectadores y obtuvo 10,2 para su quinto y último episodio con un 37,4% de share. Se puede decir, por lo tanto, que se trata de una serie fenómeno en este panorama tan marcado por el público en diferido. Y es normal. No se toma el drama humano de una infidelidad como un simple culebrón sino que coge las riendas y explora los celos, la paranoia, las sospechas y cómo esto puede cambiar una persona supuestamente tranquila y afable.
En este sentido recuerda a Mistresses, la versión británica que se emitió entre 2008 y 2010, que no se tomaba las vidas amorosas (y sus retorcidas historias sexuales) como una comedia o un drama de manual sino que más bien tenía atmósfera de thriller. Doctor Foster, en cambio, tiene más de intriga psicológica y de qué extremos puede llegar una persona cuando los peores instintos la invaden, sea con una buena razón o no.
Si el año pasado Sarah Lancashire fue la actriz inglesa que enamoró a la crítica con Happy Valley, ahora es el turno de Suranne Jones. Transmite a la perfección las múltiples facetas de su personaje. Ella misma ya ha expresado en alguna entrevista que interpretar a Gemma Foster le permitió interpretar prácticamente varios personajes, más que nada por las decisiones radicales de la protagonista ante una situación que la sobrepasa y hasta afecta su trabajo diario en su consulta. Y, además, supera con éxito el test de las series de autor. El dramaturgo Mike Bartlett es el guionista de todos los episodios y maneja bien las expectativas. De hecho, hasta obliga a plantearse hasta qué punto la premisa es exactamente el argumento de la serie, si solamente se queda en una infidelidad.
Si adoraste Happy valley, te enamoraste de las chicas de Mistresses, te sorprendes con los juegos de Luther, los personajes de The fall y aprecias la mejor ficción británica que va más allá de las grandes adaptaciones y las obras de época, Doctor Foster es la nueva obsesión. ¿Con suerte algún canal o plataforma de contenidos de la península se interesará en ella? ¿O alguien apostará para comprar el formato, perfectamente adaptable a cualquier país?