La sitcom con público reivindica su sitio en la televisión moderna
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'El primer matrimonio de Georgie y Mandy' es la comedia de más éxito de la TV americana donde también destaca 'Clásicos modernos', la sucesora gay de 'Las chicas de oro'

'El primer matrimonio de Georgie y Mandy' es un spin-off de 'El joven Sheldon' que ha cambiado de formato.

El joven Sheldon cambió de formato con respecto a The Big Bang Theory, serie a la que servía de precuela para narrar la juventud de Sheldon Cooper. Rodó los capítulos con más exteriores y sin un plató adaptado para tener espectadores de público. Esta decisión le permitió buscar escenas más tiernas sin la necesidad de adaptar las interacciones a las incursiones del público: esas risas características de la sitcom tradicional. ¿Se debía interpretar como una evolución del universo de ficción, como si se hubiera modernizado de alguna forma? Sin embargo, ahora en Max está en emisión El primer matrimonio de Georgie y Mandy, el spin-off derivado de El joven Sheldon, y el público se ha llevado una sorpresa: las carcajadas están de vuelta.
Como para romper el hielo, el primer capítulo hace alusión a este cambio de formato con Georgie, el hermano mayor de Sheldon, viendo la televisión en casa de sus suegros. “Frasier es de risas enlatadas. ¡Me gustan las risas!”, reconoce. “¿De qué estás hablando?”, le consulta Audrey, la suegra. “En algunas series oyes a la gente reírse y en otras no. En Aquellos maravillosos años no se ríe nadie. ¿Es graciosa? ¡Quién sabe!”, le responde el protagonista.
Es una contraposición de estos dos modelos de comedia, el multicámara que permite rodar la ficción desde una perspectiva casi teatral y el llamado single-camera que no incluye el público, pensada desde la sala de guionistas de Chuck Lorre. Él es un especialista de las risas. Se formó en Roseanne y la creación de Dos hombres y medio, Mike y Molly, Mom o The Big Bang Theory le han permitido acumular una fortuna de 600 millones.
La ironía de la situación es que, mientras nadie cuestiona que Friends, Seinfeld o Frasier en el terreno americano o Plats bruts y Jet lag en el catalán son títulos culturales clave, el formato multicámara se tiene que enfrentar de forma constante a los prejuicios de un sector del público que hoy en día rechaza este modo de hacer comedia. Solo hay que ver los problemas que tiene el formato para exportarse: sitcoms de esta última década como The Neighborhood o Bob Hearts Abishola, exitosas en Estados Unidos, ni se han visto en España.

Es como si se hubiera asumido que la sonrisa intelectual estaba por encima de la carcajada sonora. Este no es el único enemigo del formato. También sucede que, como se busca la respuesta inmediata del público, a menudo los chistes buscan lo simple y el mínimo denominador común del humor.
Pero, en estos últimos meses, hay movimientos que dan vigor a este modelo de comedia. El primer matrimonio de Georgie y Mandy acumula 12,1 millones de espectadores en Estados Unidos, siendo la comedia más vista de la televisión. Desde Disney+, los creadores de Will y Grace, Max Mutchnick y David Kohan, han escrito Clásicos modernos, una reimaginación de Las chicas de oro con tres hombres homosexuales de cierta edad compartiendo casa en Palm Springs. Nathan Lane, Matt Bomer y Nathan Lee Graham sueltan los gags con la puntería de un francotirador en lo que se puede interpretar como una reivindicación del humor empírico: el que, mediante la respuesta del público, prueba su efectividad.
También en Catalunya hay movimiento. 3Cat quiere revolucionar su oferta de ficción con La casa nostra, que pretende ser la sucesora espiritual de Plats bruts para una nueva generación de espectadores con Dani de la Orden, el hombre de La casa en flames. Adrian Grösser, Paula Malia, Marc Rius, Betsy Túrnez, Albert Ribalta, Llum Barrera y Núria Casas son los protagonistas del proyecto, que actualmente se encuentra en fase de rodaje con un público diario que asiste al plató para reaccionar a los gags.