Series

El final de 'El cuento de la criada', una oda a la resistencia

Crítica

Después de asumir que el mandato de Trump no era una anomalía histórica, la serie de Elisabeth Moss habla del presente con determinación

Elisabeth Moss, directora del último episodio.

Elisabeth Moss, directora del último episodio.

Hulu

El día que El cuento de la criada llegó a nuestros televisores funcionó como advertencia. Bruce Miller, a partir de la novela de Margaret Atwood, imaginaba cómo podían ser unos Estados Unidos sometidos a una dictadura evangélica. Era una traducción cristiana de regímenes fundamentalistas que vemos en otras partes del mundo, en los que las mujeres no tienen ni derecho a estudiar, sus futuros están escritos por los hombres y la violación sistemática es básicamente un trámite de la existencia femenina. Sin libertad individual, sexual, reproductiva y sentimental, no hay consentimiento.

El discurso de Miller caló entre el público por la puesta en escena hipnótica (aquí la directora Reed Morano sentó las bases), un vestuario icónico y la inteligencia del texto original de Atwood, que bebía de la historia de la misoginia pasada y presente. Pero también influyó por la forma en la que esa República de Gilead se relacionaba con el presente: en unos Estados Unidos con una derecha reaccionaria en plena ofensiva contra los derechos de las mujeres, donde peligraba la opción de interrumpir el embarazo, esa dictadura se percibía como posible, plausible, futura.

El regreso de Emily (Alexis Bledel), además de agradecido, ayudó a June a tomar la decisión de practicar la resistencia activa.
El regreso de Emily (Alexis Bledel), además de agradecido, ayudó a June a tomar la decisión de practicar la resistencia activa.Hulu

Cuesta imaginar, por ejemplo, que en los noventa hubiera tenido el mismo impacto, cuando el mundo parecía dirigirse de forma irremediable hacia un Estado del Bienestar con los países nórdicos como referentes. ¡Ay, qué ilusos que éramos…! Gilead representa lo ingenuos que éramos también en nuestros peores pronósticos. Al fin y al cabo, el régimen ideado inicialmente por Serena existía tanto como respuesta teológica a una realidad laica como ecologista ante una contaminación que afectaba la natalidad de la humanidad, con problemas para reproducirse.

En Gilead buscan un aire y una agua más limpias a partir de una sociedad que ya no está basada en el consumo desenfrenado, mientras que la extrema derecha actual es negacionista del cambio climático, como si quisiera ver el mundo arder de forma literal, mientras ignora con maldad cualquier estudio científico. ¿Quizá debería hacernos reflexionar que tantos gobiernos progresistas, democráticos y a priori ecologistas tienen menos ganas de combatir el cambio climático que el comandante Wharton?

Serena (Yvonne Strahovski) obtiene el perdón tras intentar crear un régimen fundamentalista cristiano.
Serena (Yvonne Strahovski) obtiene el perdón tras intentar crear un régimen fundamentalista cristiano.Hulu

Sin embargo, con su despedida, El cuento de la criada pasó de funcionar como advertencia a enfrentarse al presente mirándolo a la cara, consciente que la primera presidencia de Trump no era una anomalía democrática y que los movimientos fascistoides marcan la agenda de las democracias con más fuerza que al inicio de la serie (y que, en consecuencia, la erosión de la democracia no es una amenaza sino una realidad). La conclusión de Miller es clara: toca luchar, luchar y luchar porque, de otra forma, el enemigo toma el control de la sociedad.

La distopía, en este sentido, supo conciliar lo que le convenía a nivel comercial con una visión creativa coherente. Como ya había opinado, El cuento de la criada no se podía cerrar con la contundencia, la rotundidad y el final feliz que tantos espectadores querían por el simple hecho que Miller ya está rodando una secuela, ambientada una década después de los hechos vistos en la pantalla, con la Tía Lydia, Hannah y otro personaje femenino como protagonistas. Pero, en esa imposibilidad de cerrar tramas, encontró la fuerza en el discurso.

Janine (Madeline Brewer), el personaje que más sufrió, fue nuestro consuelo con su final inequívocamente feliz.
Janine (Madeline Brewer), el personaje que más sufrió, fue nuestro consuelo con su final inequívocamente feliz.Hulu

En vez de una victoria final, con June reuniéndose con su hija mayor, nos regaló un triunfo más pequeño: la reconquista de Boston que permite tener fe en el futuro. La conclusión no es la derrota del autoritarismo y el fundamentalismo sino el convencimiento que no existe un futuro libre si no se asume que esa lucha nunca termina, que no se puede bajar la guardia. Y June, con una sonrisa, asume su papel gracias a su conversación con Emily y la ayuda de su madre: no puede ser una madre convencional en tiempos excepcionales y, si bien no tiene garantizada la reunión con Hannah, la rabia y la desolación no la pueden neutralizar.

Al igual que June, que escribirá su historia para consolar y dar fuerza a las personas que se encuentran en situaciones similares a la suya (torturadas, violadas, solas, separadas de sus familias), El cuento de la criada quiere ser un chute combativo de esperanza para quienes se sienten desolados ante el retroceso de derechos que consideraba inamovibles. No nos ha querido vender la victoria, que puede llevar a la frustración cuando no se consigue en los tiempos deseables, sino energía para resistir. No queda otra.

Pere Solà Gimferrer

Pere Solà Gimferrer

Ver más artículos
Etiquetas