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Crítica de 'Countdown', la sustituta (menor) de 'Reacher'

Prime Video

Mucho chascarrillo para una serie holgazana

Jensen Ackles y Eric Dane en una imagen de la serie 'The Countdown'.

Jensen Ackles y Eric Dane en una imagen de la serie 'The Countdown'.

Prime Video

La toma de decisiones detrás de Countdown (La cuenta atrás), que se puede ver en Prime Video, parece estar muy marcada por Reacher. Es como si en Amazon alguien hubiera dicho que por qué destinaban decenas y cientos de millones en series épicas, ambiciosas, originales y/o autorales cuando la fórmula del éxito consiste en ser normal, reconocible, ya vista, exactamente como las series que el espectador ya veía en la televisión en abierto, antes de la irrupción del streaming.

El tráiler incluso informaba al público potencial que Countdown está creada por Derek Haas, conocido por haber creado FBI: International, una serie sin mayor aliciente que ser entretenida-malilla. Las intenciones eran cristalinas: aquí nadie vendía calidad sino entretenimiento convencional. Y, al ver los cuatro episodios emitidos, se confirman las sospechas: se trata de un thriller con sus dosis de acción, de colegueo, sin pizca de originalidad y, desafortunadamente, también sin gracia alguna.

Se trata de un thriller con sus dosis de acción, de colegueo, sin pizca de originalidad y, desafortunadamente, también sin gracia alguna

Nathan Blythe (Eric Dane), un agente especial del FBI, constituye una brigada especial para investigar una serie de infiltraciones en los cuerpos de seguridad de los Estados Unidos que podrían indicar un atentado a gran escala en California. Quiere evitar un Chernobyl en Los Angeles. Como no quiere que nadie se meta en sus asuntos, elige a los agentes más kamikaze de los distintos cuerpos, sin informar ni tan siquiera a sus superiores políticos sobre la razón de ser de la unidad.

Recluta a hombres y mujeres con talento y sin miedo que, gracias a ser también unos incordios, sus compañeros no echarán de menos y tampoco harán preguntas sobre dónde se encuentran. Entre ellos destaca el detective de homicidios Mark Meachum (Jensen Ackles), que se pasó meses como agente encubierto en prisión, o la agente especial Amber Oliveras (Jessica Camacho), de la Administración para el Control de Drogas, acostumbrada a infiltrarse en los cárteles más peligrosos.

Jessica Camacho y Jensen Ackles, la pareja protagonista.
Jessica Camacho y Jensen Ackles, la pareja protagonista.Prime Video

Derek Haas, al escribir la serie, opta por un tono entre el thriller, la acción y la comedia: en cada hora de televisión tiene que haber alguna escena de tensión, alguna persecución o tiroteo, y sobre todo muchas bromitas pesadas y chascarrillos a cargo de Jensen Ackles, también productor ejecutivo. Él ya tenía este rol en Supernatural: mostrar chulería y soltar chistes para aligerar el tono y enganchar al espectador, en este caso con su dinámica con Jessica Camacho, una agente tan temeraria como él.

La sensación al ver Countdown (La cuenta atrás), sin embargo, es que esta serie ya la hemos visto y posiblemente con un desarrollo más natural de la trama y de las dinámicas de personajes. Y es que, mientras se debe y se puede comprar que nos encontramos ante una fantasmada, el guion tiende a la torpeza, la inverosimilitud o directamente la holgazanería con un entramado criminal de Los Angeles que es un pañuelo.

Solo hay que ver una escena en la que el protagonista entra en el despacho de un restaurante regentado por un miembro de la mafia bielorrusa y se encuentra las paredes cubiertas con todos los planos del atentado. La puerta diría que no estaba ni cerrada con llave, ni bien vigilada. Eso sí, una vez el presunto terrorista descubre que alguien podría haber entrado en el despacho, ordena la muerte del curioso y, de paso, decide quemar el edificio entero. ¿No le salía más a cuenta, yo qué sé, poner un buen cerrojo? ¿Tener su plan letal en un sitio menos concurrido?

Y, mientras Meachum suelta chascarrillos con un conflicto dramático que justifica parte de su actitud, no se puede decir que Countdown (La cuenta atrás) haga un buen trabajo al tejer las relaciones de los personajes. Son un cúmulo de lugares comunes en unas oficinas. Esto se pone todavía más de manifiesto cuando, en el tercer capítulo, alguien decide organizar una fiesta sorpresa para uno de sus compañeros: son indefinidos, intercambiables y el episodio no sirve para desarrollar el retrato de los secundarios. Además, cuando se pone a uno de ellos entre la vida y la muerte, el impacto es nulo.

Derek Haas tiene una confianza inmerecida en su pluma al escribir los personajes. Incluso falla en el uso de Milo Ventimiglia para la primera escena: aparece, muere y te preguntas por qué no se le presentó y publicitó como protagonista para que así el asesinato hubiera servido como golpe de efecto. Y la conspiración se sigue con una curiosidad superficial, de esas que te permiten controlar que no se te queme el aceite de la sartén.

Es incluso más olvidable y estúpida de lo que pretende

Quizá Countdown técnicamente se puede ver. No hay una discordancia entre cómo se presenta y lo que ofrece. Pero, incluso rebajando las expectativas a su falta de ambición, no consigue disipar una idea: que es incluso más olvidable y estúpida de lo que pretendía.

Pere Solà Gimferrer

Pere Solà Gimferrer

Staff Writer
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