Las dos nominaciones más justas, pendientes y optimistas de los premios Emmy
¡Por fin!
'Somebody Somewhere' de HBO es la gran serie tapada de la televisión contemporánea

Jeff Hiller y Bridget Everett.

Los votantes de los premios Emmy han puesto los puntos sobre las íes al anunciar las nominaciones. No tienen ningún interés en El juego del calamar, serie que habían adorado en su momento. Consideran que The Pitt y The Studio son las sorpresas de la última temporada. Continúan con la fiebre turística por la que casi todo actor de The White Lotus debe recibir una nominación por defecto. Y, con inclusiones como Paradise o La diplomática, de repente da la impresión que el drama está en horas bajas.
Pero corramos un tupido velo para no ser ese troll que, al no conseguir las nominaciones que deseaba (como la de Genevieve O’Reilly por Andor), solamente se queja e invalida los resultados en un año que incluye maravillas como The Studio, Solo asesinatos en el edificio, Severance. Porque, entre muchas nominaciones, hay dos muy meritorias y sorprendentes que merecen no ser pasadas por alto. Son las dos nominaciones obtenidas por Somebody Somewhere de HBO.

Los nominados son Jeff Hiller como actor secundario y Hannah Bos, Paul Thureen y Bridget Everett por el mejor guion de comedia por el capítulo AGG. Es un episodio que fue escrito como un final de temporada y terminó siendo un final de serie por la decisión de HBO de finiquitar Somebody Somewhere. La serie fue víctima de las bajas audiencias y del hecho que, hasta este martes, había pasado desapercibida en los premios Emmy. Y una plataforma como HBO puede mantener una serie por prestigio pero sólo si este se traduce en nominaciones y en mucha visibilidad mediática.
Somebody Somewhere es una apuesta muy personal. Carolyn Strauss de HBO era admiradora de Bridget Everett, una todo terreno con experiencia como actriz, humorista, cantante y cabaretera, y le dijo: “Reúnete con los guionistas Paul Thureen y Hannah Bos para hacerte una serie a medida”. Con ellos, pensó una historia con la que se sintiera cómoda y así llegaron a Sam Miller, una mujer que está perdida en su pueblo natal de la América profunda. Su hermana, por la que volvió allí, murió de cáncer. Y, con la ayuda de un antiguo compañero de escuela, encuentra otra vez una razón para vivir.
Si Somebody Somewhere ha tenido problemas para destacar es precisamente por la normalidad que reivindica. No tiene una premisa llamativa. No tiene giros de guion, ni melodrama. No busca instantes dramáticos. No elige a actores con físicos de Hollywood. Es una reivindicación de las personas normales y corrientes, sus inseguridades y virtudes, la forma en la que muestran cómo combatir la soledad. Sam y Joel, su mejor amigo interpretado por Hiller, no irán a Marte, no combatirán el terrorismo, no tendrán una historia de amor épica.

Y, gracias al boca-oreja, por fin esta comedia con instantes dramáticos y musicales ha llegado a suficientes votantes de los premios Emmy como para obtener dos nominaciones tan significativas. Es una trayectoria similar a la que tuvo Friday Night Lights, desaparecida entre las nominaciones por las tres primeras temporadas y, de repente, colándose en categorías interpretativas en la cuarta y coronándose en guion y actor principal por la quinta y última.
Somebody Somewhere es la serie con el mejor episodio piloto que recuerdo: 27 minutos que te hacen llorar de la emoción, de la alegría que transmite alguien encontrando su lugar delante de un micrófono y con el chorro de voz de Everett. Es constancia, un retrato de la América profunda, un diálogo alejado de los tintes bélicos entre las sensibilidades opuestas que conviven en el país, una oda a la diversidad, a los cuerpos no normativos. Pero sobre todo es una calidad que, por suerte, ha sido validada.

Ojalá, gracias a estas dos únicas nominaciones, alguien en HBO se replantee que quizá Somebody Somewhere sí debe producir una cuarta temporada (y una quinta y una sexta y hasta que los actores se cansen). En tiempos de retórica de odio, Sam y Joel son dos faros de luz, de optimismo, de amabilidad y sobre todo de intentar sacar la empatía de dentro incluso cuando más duele.