¿Qué habéis hecho con 'Invasion'?
Crítica
La que fue una de mis series favoritas de 2021 ahora es un cúmulo de lugares comunes

Regresa hombre de una nave alienígena... y pasas olímpicamente de lo que te intenta contar. Cómo se entiende.

Esperas dos años para que aterrice la tercera temporada de Invasion. A estas alturas tendrías que estar acostumbrado a las esperas eternas (lo sabes) pero, en vez de adaptarte, simplemente identificas estos parones como el mayor error de la era del streaming. Pero da igual, va, porque por fin tienes en el catálogo de Apple TV+ tu invasión extraterrestre favorita, esa que te obliga a enfrentarte al desconcierto de que todo cambie de un día para otro. Sin embargo, al ver el primer episodio, solo tienes un pensamiento en la cabeza: “¿Qué habéis hecho con mi serie favorita?”.
El título de Invasion podía hacer referencia a un suceso épico y de potencial apocalíptico -la llegada de extraterrestres hostiles a la Tierra- pero la apuesta artística inicial era arriesgada: la premisa se trataba desde la intimidad de los personajes. Así tocaba ver cómo Aneesha (Golshifteh Farahani), Trevante (Shamier Anderson), Mitsuki (Shioli Kutsuna) o Caspar (Billy Barratt) se enfrentaban al desconcierto de no entender qué ocurría, desde distintas realidades y puntos del planeta, pero teniendo el instinto de supervivencia activado.

Entre críticas de “esto es muy aburrido” por la lentitud en el desarrollo de las tramas, el showrunner Simon Kinberg hizo una obra hipnótica con suficientes migas de mitología de ciencia ficción para quedarse pegado a la pantalla. El episodio Home Invasion, que mostraba a la familia de Aneesha enfrentándose a unos aliens (hasta entonces escurridizos) en una casa, demostró hasta qué punto funcionaba esta acumulación dramática y de tono, también gracias a la dirección de Amanda Marsalis. Fue un clímax, sí, pero también uno de los episodios más tensos de 2021.
En la segunda temporada se perdió precisamente parte del encanto. Invasion se adaptó a un molde más comercial con una trama muy Stranger things y otra de corte conspiranoico: la de los chavales ingleses en el túnel del canal de la Mancha y la investigación conjunta de Trevante y Rose para encontrar a personas desaparecidas. Con una apuesta más clara por el entretenimiento, con los extraterrestres ya más visibles, perdió personalidad: se echaba de menos esa especie de tenso letargo de los personajes.

Sin embargo, la tercera temporada directamente ha perdido los papeles o, mejor dicho, se ha olvidado de cómo mantenerse fiel a sus principios. La aparición de Nikhil (Shane Zaza) como un Elon Musk pre-Trump ya había tanteado una exploración de la cara oscura del hombre en tiempos de crisis, con esa ambición desmedida para entender el funcionamiento del enemigo, pero ahora el guion se ha entregado de forma directa a esta deshumanización del conflicto.
Aquí nadie ignora que el ser humano, desafortunadamente, no es precisamente perfecto o bondadoso por naturaleza. Pero la aparición de una figura como Jack Hollander (Eric Lange), encargado de la seguridad de la Tierra frente a la amenaza extraterrestre, adentra Invasion en un cliché tras otro: la experimentación humana sin el beneplácito del sujeto, las agencias de inteligencia como organismos opacos ante los que los ciudadanos son solo víctimas potenciales, el militarismo, la idea de que “el hombre es un lobo para el hombre”.

Estos temas quizá tienen más vigencia que nunca en el presente pero se echa en falta más originalidad en la forma de abordarlo. No solo Hollander es un cliché con patas intercambiable con millones de villanos de thriller gubernamentales sino que el guion no crea en ningún momento la ilusión de que los personajes impulsan la historia: cada vez que impulsan la trama se hace desde un tópico. La forma en la que los altos mandos desprecian cualquier sospecha de Trevante, el único superviviente de una nave extraterrestre, es de juzgado de guardia.
Pero, incluso si se tratase de una forma estimulante, me pregunto si no seguiría lamentando qué han hecho con mi serie favorita. Invasion destacaba por la mirada dramática y pausada de los personajes: recordemos claros ejemplos de bloqueos existenciales como Aneesha sobrepasada por la situación, con un duelo a cuestas por la infidelidad del marido, o Mitsuki, que lloraba la muerte de Hinata en la estación especial (y que no podía llorar públicamente por haber tenido una relación lésbica).
Invasion ahora puede ser entretenida con los personajes en movimiento y la explotación constante de lugares comunes pero ha dejado de buscar la belleza, la hipnosis, la construcción de estados mentales a partir de una invasión extraterrestre.
