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La verdadera serie estrella de Apple TV+

Recomendación

Se agradece su constancia a nivel de calidad, de subirse el listón en la dirección y al proporcionarnos una nueva temporada cada año

El color en el último episodio es...

El color en el último episodio es...

Apple TV+

La búsqueda de la calidad suele ser más un fenómeno intermitente que constante en televisión. Que se lo digan a Netflix, que por cada Adolescencia que estrena tiene diez Mi vida con los chicos Walter o Engaños. Incluso HBO Max abandonó este objetivo de forma temporal cuando dejaron caer el HBO del nombre de la plataforma y centrarse en entretenimiento sin pretensiones (para recuperarlo, por suerte, este verano). Pero Apple TV+, con sus aciertos y fracasos, sí se ha mantenido cabezona y perseverante en la búsqueda de calidad. Cuando sus series no intentan seguir el canon tradicional de calidad es porque se toman sus riesgos o porque, incluso desde pátinas narrativas y temáticas más humildes, tienen unos valores de producción y una ejecución sobresalientes.

Es tentador decir que la serie estrella del servicio es The Studio después de arrasar en los premios Emmy con 13 estatuillas (y convertirse en la temporada de comedia más premiada de la historia) con un oda y parodia del cine; o Severance, que no se parece a nada que hayamos visto antes con su trama críptica, marciana y sofisticada que tiene a su público atónito intentando entender qué pasa allí dentro; o incluso The Morning Show, que puede ser bastante circo dramático pero tiene star-power para iluminar el invierno ártico con Reese Witherspoon, Jennifer Aniston, Marion Cotillard, Greta Lee o Jon Hamm. Pero, si tuviera que apostar por qué serie es la verdadera estrella de Apple TV+, la lógica me lleva a Slow Horses. No se puede pasar por alto un thriller tan bien hecho y con la capacidad de ofrecernos una nueva temporada cada año.

La dinámica entre Kristin Scott Thomas y Gary Oldman, uno de los alicientes.
La dinámica entre Kristin Scott Thomas y Gary Oldman, uno de los alicientes.Apple TV+

Slow Horses se estrenó en abril de 2022 con una misión clara: satisfacer a los espectadores que disfrutan con el molde del thriller policial británico. Sin embargo, el guionista inglés Will Smith, en vez de apostar por el drama como suele ser habitual en el género, decidió adaptar las novelas de Mick Herron desde la comedia. Muestra una unidad del MI5, el servicio de inteligencia británico, formada por agentes desterrados y caídos en desgracia, en un edificio tan mugriento como el jefe alcohólico, grasiento y antipático que lo dirige. Él es Jackson Lambe, interpretado por un Gary Oldman respetado y vendible a los medios de comunicación, que había sido un agente estrella del servicio y que ahora se comporta como si no le importase nada. Hasta que, por supuesto, la acción afecta a sus subordinados.

En la primera temporada, una serie de asesinatos relacionados con la ultraderecha metían la Slough House, como se llama esta desgraciada unidad, en el sarao de inteligencia por culpa de River Cartwright (Jack Lowden), la última incorporación. En la segunda, tocaba investigar muertes relacionadas con el trabajo de los espías durante la Guerra Fría. En la tercera, la gerente de la oficina, Catherine Standish (Saskia Reeves), era secuestrada por unos criminales muy considerados (y con una trama que demostraba hasta qué punto el MI5 podía ser corrupto y perverso para ocultar sus errores). En la cuarta, un asesinato en casa del abuelo de River obligaba al joven agente a investigar a Francia. ¿Y qué tienen en común las anteriores temporadas? Que siempre mantienen el nivel.

La gracia de 'Slow Horses' es cómo tiene bien hiladas las tramas con el sentido del humor sin perder la capacidad de ser un buen thriller de espías

La gracia de Slow Horses es cómo tiene bien hiladas las tramas con un sentido del humor implícito en cada situación y diálogo sin perder la capacidad de ser un buen thriller de espías. No es casualidad que este septiembre ganase el Emmy a la mejor dirección frente a Severance o The Pitt: las escenas de acción tienen nervio y, temporada a temporada, son palpables las ansias inconformistas, las ganas de elevar el listón. Siempre mantiene una pátina sucia y british sin renunciar a ser estilosa. Y, en una televisión a menudo insegura con el tratamiento de los personajes secundarios, Slow Horses es inteligente y económica.

Con Saskia Reeves, Rosalind Eleazar, Christopher Chung, Kadiff Kirwan, Tom Brooke o Aimee-Ffion Edwards como los agentes de la Slough House, no suelen tener trama propia. Pero cada una de las personalidades es nítida, cristalina, bien engrasada en las dinámicas de su asquerosa oficina. Siempre aportan al conjunto a la espera de que en alguna temporada estén en el centro de la acción, como le sucede este año a Chung como Roddy.

Es una maravilla que todos crean que algo va mal porque Roddy tiene... novia. 
Es una maravilla que todos crean que algo va mal porque Roddy tiene... novia. Apple TV+

En la quinta temporada, estrenada este miércoles, Roddy casi es atropellado. Shirley cree que fue un intento de asesinato pero nadie la cree. Eso sí, los compañeros le prestan atención cuando Shirley les cuenta qué ha descubierto: Roddy tiene novia. Teniendo en cuenta que él es un imbécil, un misógino y un pardillo, Catherine y River sospechan de las motivaciones de la atractiva mujer que se deja acariciar en la pista de baile por Roddy. En paralelo, un hombre con un arma automática asesina a quien se cruza por su camino hasta recibir el disparo de un francotirador anónimo.

El atentado terrorista puede poner los pelos de punta pero maravilla la elegancia con la que se introduce el contexto humilde del criminal y la representación elegante del tiroteo. El control del color dentro de la discoteca, mientras los agentes espían a Roddy, demuestran hasta qué punto la dirección se mantiene atenta. Pero, con un reparto perfecto que aprovecha cada escena, la mayor virtud de Slow Horses (y el motivo por el que es la verdadera estrella de Apple) es la constancia: la constancia en la calidad, la constancia al elevarse el listón en la dirección, la constancia al ofrecernos nuevos episodios.

Y es que, mientras series como The Morning Show tardan dos años en traernos nuevas temporadas (y Severance hasta tres), Slow Horses tiene una disciplina encomiable: cada año emite una temporada, a excepción del primero en 2022, en el que directamente emitió dos. La quinta, además, no será la última: Apple TV+ ya ha anunciado la producción de una sexta temporada y de una séptima. Ojalá este grado de confianza, de constancia y de planificación fuera más habitual en un streaming incapaz de darnos citas televisivas estables.