Una joven de 22 años ha sido asesinada a puñaladas en en plena calle en el centro de Tokio (Japón). La víctima se encontraba retransmitiendo un vídeo en directo por internet en el momento de los hechos. Un hombre con el que se supone que la víctima tenía una disputa financiera ha sido detenido por las autoridades en el lugar de los hechos, según recoge este miércoles la cadena pública NHK.
Airi Sato estaba caminando por el distrito de Shinjuku mientras retransmitía un vídeo en directo a través de una plataforma de streaming cuando un hombre la asaltó con un cuchillo de unos trece centímetros de longitud. Con este, el hombre la apuñaló decenas de veces en el cuello y en el pecho hasta la muerte.
Violencia brutal
El detenido, que tendría una disputa financiera con la víctima, la ha apuñalado decenas de veces en plena calle
El Departamento de Policía Metropolitana detuvo al sospechoso, Kenichi Takano, de 42 años, en el lugar de los hechos con dos cuchillos en su poder. El hombre explicó a los investigadores que había ido a Tokio después tras ver un anuncio de que la joven haría una retransmisión en directo de su viaje en la línea de tren Yamanote de la capital japonesa. Pudo localizarla gracias al vídeo que ella compartía en directo.
Los cargos que comenzaron siendo sospecha de intento de asesinato ya se han transformado a asesinato después de que se confirmase su muerte en el hospital al que fue trasladada. Durante los interrogatorios, Takano ha negado que su intención fuera matar a la joven y explicó que existía una disputa financiera que les unía, ya que él empezó a prestarle dinero en 2022 tras haberse conocido un año antes a través de internet.
“Le presté a Sato más de 2 millones de yenes (12.402 euros) para gastos de teléfono móvil y gastos inmediatos de manutención, pero nunca me los devolvió”, dijo el detenido a la policía. Después comentó a un investigador que también había pedido dinero prestado a empresas financieras para poder prestárselo a la joven asesinada.
Según han indicado fuentes de la investigación recogidas por la agencia de noticias local Kyodo, Sato y Takano habían consultado el problema con la policía, pero no había sido zanjado.


