Tailandia o Emiratos Árabes Unidos están entre los destinos exóticos a los que han viajado tres hombres alicantinos con el dinero que presuntamente estafaron. Tras sustraer dinero de tarjetas bancarias de otras persona, habrían gastado grandes cantidades en diferentes puntos de Pontevedra.
Los investigados son tres hombres de 31, 25 y 24 años. Se les imputa un delito continuado de estafa y otro de pertenencia a grupo criminal, según ha informado la Guardia Civil. Los tres sospechosos fueron localizados en los municipios alicantinos de Dolores y Almoradí entre los meses de abril y mayo. Todos ellos tenían numerosos antecedentes por hechos similares en otras zonas de España.
La operación de la Guardia Civil, denominada “TAKO-SAN25”, arrancó el pasado septiembre a raíz de la denuncia presentada por dos de las víctimas. Una de las denuncias se registró en Burela (Lugo) y la otra en Icod de Los Vinos (Tenerife). Ambas víctimas denunciaban haber visto cargos no autorizados en sus cuentas bancarias de más de 10.000 euros.
'Modus operandi'
Utilizaban la técnica de fraude electrónico 'smishing', en la que los estafadores se hacen pasar por entidades
Estas tres personas utilizaban la técnica de fraude electrónico denominado smishing. Enviaban SMS o mensajes en aplicaciones haciéndose pasar por entidades legítimas como bancos o empresas de mensajería para engañar a sus víctimas.
El mensaje incluía un enlace que, cuando era clicado por la víctima, llevaba a una página falsa que imitaba a la original. En esta, los ciberdelincuentes pedían a las víctimas que les proporcionaran información personal o financiera y estas lo hacían creyendo que era una web segura. Así, los estafadores obtenían los datos de las tarjetas bancarias.
La Guardia Civil ha detallado que los tres investigados frecuentaban locales de apuestas deportivas. Allí podían realizar pagos con tarjeta y efectuar retiradas de dinero en efectivo, lo cual hace que el dinero sea más difícil de rastrear.
Tras identificar a los miembros de esta banda, los investigadores detectaron que los tres acusados tenían un nivel de vida “muy por encima de sus posibilidades aparentes”. Esto se veía reflejado principalmente en los lujosos viajes que costeaban con el dinero procedente de sus estafas.