Descubre que no era tendinitis y enfrenta una grave enfermedad tras un dolor en la pierna
REINO UNIDO
Una joven británica creyó que tenía una dolencia menor, pero el diagnóstico fue devastador
Descubre que no era tendinitis y enfrenta una grave enfermedad tras un dolor en la pierna
“Aturdida y asustada”: así se sintió Gracie Butler, una joven británica de 32 años, cuando descubrió que los dolores en su pierna, que inicialmente pensó que eran tendinitis, eran en realidad síntomas de una enfermedad grave.
“Mi familia y yo estábamos en shock”, declaró. Durante años, convivió con molestias persistentes hasta que un día no pudo caminar. Los estudios revelaron que tenía sarcoma de células fusiformes, un tipo raro y agresivo de cáncer.
Cuando tenía 18 años, Gracie empezó a sentir dolor en una pierna. En una primera consulta, le dijeron que era tendinitis y le recetaron fisioterapia y geles antiinflamatorios. Pero las molestias no cedieron. La situación se agravó tanto que, una mañana, se despertó sin poder ponerse de pie. Entonces decidió acudir al hospital para realizarse estudios más profundos.
Un diagnóstico inesperado y un tratamiento agresivo
Sobrevive, conserva su pierna y logra ser madre
Tras una biopsia, recibió el diagnóstico: sarcoma de células fusiformes. El tratamiento comenzó de inmediato con quimioterapia intensa. Los médicos le advirtieron que podía perder la pierna y que había riesgo de infertilidad. “Me encontraba asustada y aturdida”, recordó.
Cuatro meses después, los cirujanos retiraron la tibia afectada y aplicaron radioterapia. Luego reimplantaron el hueso y lo fijaron con placas metálicas. La herida quirúrgica presentó infecciones recurrentes y se suspendió temporalmente la quimioterapia por los efectos adversos. También sufrió sepsis, lo que implicó nuevas internaciones. La rehabilitación fue larga y dolorosa.
Pese a todo, Gracie logró conservar su pierna y desafió el pronóstico médico. En 2015 quedó embarazada y dio a luz a su hijo, a quien considera un “milagro”. “Agradezco cada día que puedo disfrutar de vivir con mi hijo”, expresó.
Durante su tratamiento, recibió apoyo de Teenage Cancer Trust. Esa experiencia la motivó a colaborar con otras personas: hoy es voluntaria en la ONG Rotherham Hospice, que acompaña a pacientes terminales.
“Aunque tener cáncer fue muy duro a una edad temprana, me ayudó a forjar mi personalidad. Tengo suerte de estar viva, de tener un hijo precioso y de conservar mi pierna”, reflexionó.
Su historia refleja la importancia de prestar atención a los síntomas persistentes, incluso cuando parecen menores, ya que un diagnóstico tardío puede complicar el tratamiento y afectar la recuperación.