Claire Button, una mujer de 35 años, ha sido condenada por el asesinato de su hijo Lincoln Button, de 5 años. Button asfixió al niño, que había sido diagnosticado con autismo. Lo hizo con una almohada en la casa familiar, que está ubicada en South Ockendon, una localidad del condado de Essex, en Reino Unido.
Button ha admitido el cargo de homicidio involuntario, pero ha negado el de asesinato. Ha sostenido ante el Tribunal de la Corona de Basildon que había escuchado voces que le decían que ambos “no pertenecían a este mundo”, según ha informado el medio británico Daily Mail.
Durante la audiencia, que ha tenido lugar este jueves 16 de octubre, el fiscal Andrew Jackson ha descrito el suceso como un “acto deliberado e ilegal, hecho claramente con la intención de matar a Lincoln”. Ha argumentado que los “desafíos de cuidar a un niño autista habían provocado que la acusada se deprimiera y eligiera asesinar a su hijo”.
Según la acusada
La acusada ha admitido el cargo de homicidio involuntario y ha asegurado que unas voces le decían que “tenía que quitarle la vida” a su hijo
El jurado ha escuchado el testimonio de Button, quien ha declarado que una voz le dijo que se quitara la vida, pero que también “tenía que quitarle la vida a mi hijo”. Ha descrito dicha voz como oscura, profunda, aterradora, exigente, que no la dejaba en paz a menos que lo hiciera. Button ha asegurado que intentó resistirse y que le dijo a la voz: “No, lo amo demasiado para hacer esto”, antes de que esta voz le pidiera que cogiera una almohada.
El 15 de diciembre, Button llamó a los servicios de emergencia a las 11:25 de la mañana para solicitar una ambulancia. Informó que estaba a punto de tomar una sobredosis. Le comunicaron que la ambulancia podría tardar hasta diez horas. Button testificó que el tiempo de espera le hizo creer que no querían ayudarla y que la voz le dijo que “tenía que seguir adelante”.
Cuando el esposo y padre de Lincoln, Nicky Button, llegó a casa del trabajo poco antes de las tres de la tarde ese día, descubrió la tragedia. Paramédicos acudieron al lugar, pero Lincoln fue declarado muerto a las 15:55 horas. Button, quien había sufrido lesiones, indicó a los médicos que había tomado una sobredosis. La trasladaron al hospital y luego fue arrestada bajo sospecha de asesinato.
Claire Button ha sido condenada por el asesinato de su hijo Lincoln Button, de 5 años
Se han mostrado al jurado las notas que Button dejó junto al cuerpo sin vida de su hijo Lincoln. Había una nota que decía “DNR - no resucitar”. Otra nota encontrada en la propiedad declaraba: “Él (Lincoln) no encaja en el mundo y donde él no encaja, yo tampoco”.
Lincoln, que amaba ir a su escuela y estaba tan apegado a su madre que era como su “sombra”, había mostrado un comportamiento desafiante durante las semanas previas a su muerte. Se había “obsesionado” con su patinete y bicicleta de equilibrio. Su esposo ha explicado que su esposa era “arrastrada afuera 15 veces al día” y, si no lo hacía, el menor hacía “rabietas”.
Paramédicos acudieron al lugar, pero Lincoln fue declarado muerto a las 15:55 horas del 15 de diciembre
Button fue diagnosticada con depresión durante las vacaciones escolares de verano de 2024 y recibió medicamentos. Aunque su condición mejoró, volvió a deteriorarse. Su condición empeoró nuevamente antes de las vacaciones de Navidad.
El esposo de Button -Nicky- ha defendido a su esposa, diciendo que ella “debió haber estado pasando por un infierno” y que nadie sabía cuánto estaba sufriendo. Ha sostenido que “esto no es el carácter de Claire” y que estaba “luchando contra demonios”.
El psiquiatra doctor Frank Farnham ha testificado que una defensa de responsabilidad disminuida era plausible. También se ha señalado que Button había sido ofrecida una intervención no médica llamada “prescripción social” para su depresión, pero nunca la recibió adecuadamente.
El jurado emitió su veredicto unánime de culpabilidad por asesinato después de deliberar durante poco más de ocho horas. Button se puso a llorar al escuchar el fallo. La jueza Samantha Leigh fijó la sentencia para el día siguiente, señalando que este era uno de los casos más difíciles con los que había trabajado en 30 años.


