Su exnovio la empuja por la ventana y requiere 390 días para curarse de las lesiones: la joven de 19 años todavía sufre secuelas

Violencia machista

La víctima se ha ido a vivir fuera de España por miedo al agresor, que ha sido condenado a 8 años de cárcel

Ambulancia en el lugar del accidente.

Imagen de recurso: policía y personal sanitario

POLICÍA LOCAL DE ALCÚDIA / Europa Press

Un joven de 22 años ha tirado por la ventana a su exnovia después de que ella decidiera poner fin a su relación sentimental. La víctima, de 19 años, todavía sufre secuelas físicas y un cuadro depresivo de estrés postraumático después de pasar 390 días recuperándose de las lesiones por lo ocurrido. Además, ha tenido que irse de España por miedo al agresor y a su madre, quien la habría llamado varias veces para amenazarla. Así se desprende de la información publicada por el diario SUR.

Los hechos ocurrieron durante la madrugada del 12 de febrero de 2022 en Málaga capital. Ambos habían sido pareja durante tres años y habían llegado a convivir durante un tiempo, pero cuando todo terminó cuando la víctima descubrió que él, que había dejado abierta su cuenta de Instagram en el teléfono de la joven, descubrió una infidelidad.

Este fue el motivo por el que la joven decidió terminar con la relación, aunque no sabía lo que su exnovio haría cuatro días más tarde de la ruptura. Esa noche ambos se encontraron en una zona de botellón y el joven convenció a su exnovia para que se quedara a dormir en su casa, ya que era muy tarde, hacía frío y estaban muy lejos de la casa donde la joven iba a dormir.

La condena

Además de pasar 8 años en prisión, el condenado deberá pagar una indemnización de 146.760 euros a la víctima

Una vez en la habitación de él, el procesado cerró la puerta de su habitación con pestillo y ambos empezaron a hablar sobre su ruptura, lo que dio inicio a una fuerte discusión. Según se desprende de la sentencia a la que ha tenido acceso el citado medio, el acusado propinó “varios puñetazos en la cara” de la víctima “movido por la intención de mantener su dominio sobre la víctima y de atentar sobre su integridad corporal”.

Entonces, la joven cogió sus pertenencias y trató de abrir la puerta para marcharse, pero el procesado le dijo que no se iba a ir “hasta la mañana siguiente” y que se quitara “la ropa y los zapatos”, recoge la sentencia. Detallan que la víctima accedió para que su agresor dejara de pegarla e incluso le pidió perdón y le dio un beso en la boca para conseguir escapar. Sin embargo, él le dio un mordisco en la lengua y le gritó que era una “puta y una guarra” que “estaba con todos”.

Cuando la joven intentó coger el móvil para hacer una llamada, el procesado la agarró por el pelo, se lo quitó de las manos, lo tiró y la empujó a ella contra el suelo. En esta situación, la víctima se asomó por la ventana para pedir auxilio: “¡Ayuda, que me tira, que me mata!”, gritó. El ahora condenado tiró de la joven hacia el interior de la habitación y bajó la persiana mientras seguía golpeándola e insultándola, pero la víctima huyó hacia otra ventana y volvió a gritar pidiendo auxilio.

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El tribunal considera probado que, cuando la víctima tenía medio cuerpo fuera de la ventana, el acusado la empujó, “levantándola por las caderas y cayendo la misma de cabeza por la ventana hacia la calle”. La joven cayó de una altura de unos seis metros e impactó de costado contra el pavimento. A consecuencia de los golpes y la caída, SUR detalla que la víctima sufrió hematomas múltiples en la cara, tumefacción en la pirámide nasal y frontal derecha, fractura de radio distal y multifragmentaria de la muñeca derecha, fractura de rama pélvica, fractura y arrancamiento del escafoides del pie derecho, y fracturas varias en el pie izquierdo.

Para recuperarse de estas lesiones, la joven tuvo que pasar una temporada en el hospital, donde fue sometida a varias intervenciones quirúrgicas. Fueron necesarios 390 días para la estabilización de las lesiones, que le han dejado secuelas por perjuicio estético moderado, muñeca dolorosa, artrosis postraumática de cadera, artrodesis tarso-metatarsianos y trastorno depresivo, detalla la sentencia a la que ha accedido el citado medio.

El acusado ha negado los hechos, pero la Sección Octava de la Audiencia Provincial le ha condenado a ocho años de cárcel por homicidio en grado de tentativa, además del pago de una indemnización de 146.760 euros por las lesiones, una multa por vejaciones y una orden de alejamiento de 1.000 metros durante 10 años.

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