Una lujosa villa de Ibiza, propiedad de un millonario sueco, pretendía albergar la fiesta del año. Drogas, alcohol y buena comida convertían la invitación a esta celebración en algo totalmente exclusivo, tal y como lo sintió María Florencia Bollini, argentina con nacionalidad italiana, de 44 años.
Según ha desvelado El Español, la mujer recibió la invitación por WhatsApp, animándola a “llevar lo que les apeteciera”. Flor, como la conocían sus amigos, se plantó en la villa sin imaginarse que aquella desafortunada noche perdería la vida.
Los hechos tuvieron lugar durante la madrugada del 13 al 14 de octubre de 2024. Flor estaba en la sauna y, pasada la medianoche, una llamada alertó a emergencias de su fallecimiento. Cuando la Policía llegó a la mansión, la encontraron desnuda, con quemaduras por todo el cuerpo, tendida sobre una mesa cubierta con una sábana y rodeada de velas, según publicó Las Provincias.
Tal y como aseguraron los asistentes, Flor realizaba rituales de 'sapo bufo', una ceremonia con secreciones de sapo que contienen sustancias psicoactivas. Y es que Flor era conocida internacionalmente: Forbes la había llamado la “Chamana corporativa”, y durante años ofreció terapias con ayahuasca o ketamina a ejecutivos de alto nivel.
La joven argentina llegó a fundar su propia consulta privada en 2019, NANA Heals, la mayor plataforma de medicina psicodélica dirigida por una mujer, con 1,6 millones de dólares de financiación. Sin embargo, el informe forense no encontró ni alcohol ni altos niveles de droga en su organismo, haciendo que el abogado de la familia alegara que ”existen indicios más que evidentes” de un posible homicidio, doloso o imprudente.
Flor Bollini, de la política al chamanismo
Antes de convertirse en una aclamada guía espiritual, Flor había destacado en la política argentina. A los 25 años consiguió revitalizar un barrio de Buenos Aires, pero una “crisis existencial” la llevó a abandonar esa vida, y se lanzó a viajar por Europa, India, África y América. En esta etapa, Flor estudió ayurveda, chamanismo e ifá, y obtuvo un título de Sacerdotisa Madre, que la habilitaba para administrar sustancias como el veneno de sapo Bufo. Sin embargo, todo cambió aquella noche de octubre.
La fiesta del 13 de octubre prometía una “fiesta de pijamas salvaje”, pero pasada la medianoche todo se torció. El cuerpo de Flor fue encontrado en la sauna, cubierta con una manta y rodeada de velas. Los presentes mencionaron rituales de bufo y supuestos problemas cardíacos, pero el informe toxicológico no detectó esa sustancia: el análisis reveló trazas mínimas de alcohol y niveles no letales de MDMA, ketamina, norketamina, anfetamina y metanfetamina.
La muerte fue catalogada como accidental, pero un año después se reabre el caso alegando que ”existen indicios más que evidentes” de un posible homicidio. El abogado de la familia de la fallecida pide investigar a las cinco personas presentes, al dueño de la casa y a un matrimonio que presuntamente se quedó con pertenencias de la fallecida. El propio anillo inteligente de Flor —que registra pulso, temperatura y oxígeno— podría revelar qué ocurrió realmente en sus últimos minutos de vida.


