Una mujer de 55 años ha llevado ante el Tribunal de Turín a un antiguo amigo de la infancia, al que acusa de haberla estafado casi 90.000 euros tras retomar el contacto a través de Facebook.
Según su denuncia, la relación sentimental que ambos iniciaron en 2019 derivó en una serie de peticiones económicas que ella aceptó mientras atravesaba una separación matrimonial.
El estafador ya contaba con precedentes
El acusado, un turinés de 54 años con antecedentes por estafa, extorsión y apropiación indebida, se encuentra actualmente siendo juzgado y es representado por el abogado Andrea Giovetti.
Como apunta Corriere Torino, la víctima relató ante la magistrada que el reencuentro comenzó cuando buscó al hombre en Facebook porque su padre dirigía un equipo de fútbol amateur en el que quería inscribir a su hijo. “Era un amigo de la familia. Lo busqué en Facebook [...] Me abrí enseguida con él, le conté mis problemas con mi marido. Me convenció de dejarlo para estar con él”, declaró.
Mujer preocupada porque cree que ha sufrido una estafa al comprar por internet
Poco después, él le habría solicitado 20.000 euros para abrir un restaurante en la zona de Vercelli, un proyecto que no llegó a concretarse. Más tarde, ya separada, ella asegura que el hombre le pidió “inmediatamente 12.000 euros para comprarse un coche”, suma que transfirió a la tarjeta prepago Postepay de la madre del acusado. Los documentos incorporados al proceso muestran cientos de movimientos hacia esa misma cuenta.
La mujer afirmó que su entonces pareja le aseguró trabajar para un club de la Serie A y que más adelante liquidaría unas inversiones, ya que “tenía 2 millones bloqueados”. Aun cuando empezó a sospechar que algo no era coherente, continuó entregándole dinero “por amistad” y por la implicación emocional que mantenía con él. Incluso abrió una cuenta bancaria a su nombre y se la cedió al acusado, quien —según dijo— le explicó que no podía tener cuentas propias por un juicio previo por evasión fiscal.
La defensa sostiene que fueron prestaciones voluntarias
Él le habría propuesto comprar juntos un piso en subasta en el barrio de Crocetta, prometiendo que se irían a vivir allí. “Me enseñó la casa solo desde fuera, nunca por dentro. Siempre inventaba excusas”, declaró. Para cubrir su parte de la compra pidió un préstamo, transfirió 40.000 euros y entregó sus datos personales a una notaría, pero nunca recibió más información sobre la operación.
Cuando perdió su empleo y reclamó que le devolvieran el dinero, el acusado le respondió que había vendido la vivienda “al padre de un futbolista” y que había invertido los 40.000 euros “para entrar en la empresa que construiría el estadio de Bolonia”.
Ninguna de estas afirmaciones ha podido ser acreditada por los investigadores. La defensa sostiene, sin embargo, que los fondos nunca fueron obtenidos mediante engaño, sino que se trató de prestaciones voluntarias de la víctima para mantener el vínculo con el hombre. El juicio continúa a la espera de nuevas pruebas y testimonios.

