Yolanda Ramos cuenta en 'Late Xou' su desastrosa experiencia laboral en un bingo: “Regalé dinero y cartones”

Despedida 

La actriz y humorista repasó con Marc Giró cómo fue su primera trabajo cuando era adolescente

Yolanda Ramos no cumplió con las expectativas del local

Yolanda Ramos no cumplió con las expectativas del local

RTVE

Todo el mundo ha tenido un primer trabajo que recuerda con ternura y vergüenza. Ese momento en el que las ganas de impresionar a los jefes chocan de frente con la falta de experiencia, dejando a su paso historias de grandes meteduras de pata.

Yolanda Ramos, conocida por su humor irreverente y su capacidad para arrancar carcajadas, no se quedó atrás a la hora de compartir su desastrosa primera experiencia laboral. Durante su intervención en el programa Late Xou de Marc Giró, dejó al público llorando de risa al contar uno de sus primeros trabajos: nada menos que en un bingo de Barcelona. “Era la imbécil del bingo y del mundo de la adolescencia de los años 80”, soltó sin reparos.

Sin experiencia

Cometió graves errores que el jefe no perdonó

Según narró, la contrataron sin ningún tipo de experiencia previa, una decisión que ella misma calificó de “peligrosísima” por parte de la gerencia. Armada con una riñonera llena de cambio y cartones, su tarea consistía en venderlos rápido para contentar a los clientes. Pero los nervios la traicionaron: “Me ponía tan nerviosa que terminaba regalando el dinero y los cartones. No me importaba nada”, confesó.

En un momento dado descubrió que su riñonera estaba completamente vacía. Ni dinero, ni cambio, ni cartones. Su explicación a los jefes no consiguió calmar la situación: “No sé qué me ha pasado, me he puesto nerviosa y he regalado el cambio, no les he cobrado y he regalado montones de cartones”, relató.

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El desenlace, como era de esperar, terminó con su despido, algo que le pareció “de mal gusto”. Según contó, su superior no perdió el tiempo. “Señorita, la vamos a echar porque se van a pensar que somos imbéciles”. Yolanda concluyó la historia pidiendo a que quienes contraten se aseguren de que las personas son válidas: “No es mi culpa. Que hagan un test de inteligencia o algo”.

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