Los brazos cruzados, las miradas esquivas, los suspiros exagerados. A veces, lo que se dice sin palabras tiene más peso que cualquier discurso. Los gestos pueden construir muros o derribarlos en segundos, revelar lo que no se quiere admitir o subrayar lo que se grita a voces. La hoguera femenina de La Isla de las Tentaciones había comenzado con un ambiente ya tenso, pero la llegada de Gabriella lo terminó de encender.
Anita y sus compañeras la esperaban de espaldas, sin dignarse a darle la bienvenida. No hizo falta decirlo en voz alta, el mensaje estaba claro: no era bien recibida. “Le estamos dando un minuto de protagonismo”, comentaron sin miramientos cuando Sandra Barneda preguntó por su actitud. Y cuando, finalmente, decidieron girarse, lo que vino después fue una auténtica guerra verbal.
Anita no estaba dispuesta a dejar cabos sueltos. Le lanzó tres preguntas directas para aclarar cualquier duda sobre Montoya, pero Gabriella no tardó en contraatacar. “Prefieres berrear como una cabra”, soltó sin titubeos. Anita, lejos de quedarse callada, replicó con contundencia: “Si tú lo haces, yo el doble”. No había vuelta atrás, el enfrentamiento estaba servido.
El fuego no solo ardía en el centro de la hoguera, sino también en las palabras y en los gestos. Anita quemó las fotos con su novio en un acto tan simbólico como definitivo. Gabriella seguía allí, inmóvil, pero su presencia ya sobraba. “Ya te puedes ir”, zanjó Anita. a respuesta no tardó en llegar: “Me iré cuando me dé la gana, a ver si te piensas que mandas”.
En ese momento, como si hubieran ensayado una coreografía, las chicas se pusieron de pie de nuevo y repitieron su estrategia: darle la espalda para forzar su marcha. Sandra Barneda intentó restaurar un mínimo de orden. Exigió que se comportaran y se sentaran. Lo hicieron, pero sin ceder del todo: seguían de espaldas. “¿No tenéis educación?”, lanzó Gabriella, buscando alguna reacción. Pero ya no quedaba nada por decir.
La presentadora, agotada de la escena, resopló mirando al cielo. “Hasta que no os giréis no me voy”, insistió Gabriella, aunque su chanza quedó en el aire. No hubo concesiones. La hoguera terminó por orden de la presentadora y con un último comentario que lo resumió todo. Anita, encogiéndose de hombros, sentenció con desgana: “Qué pereza”.