El escritor Juan José Millás regresó este martes a La Revuelta para cerrar el círculo de la temporada. Y lo hizo, como no podía ser de otra forma, con una mezcla de filosofía doméstica, humor socarrón y reflexiones que, entre risa y risa, te revuelven la conciencia. Además, aprovechó para presentar su último libro, Ese imbécil va a escribir una novela, una historia donde reflexiona —precisamente— sobre la escritura, las puertas que se abren (y las que no) y el sentido de narrarse a uno mismo.
“Vine en el tercer programa y fue el más visto de la historia del programa. Hoy vengo con la esperanza de que sea el menos visto”, ironizaba el escritor nada más sentarse. “Sería precioso: cerrar el año con la simetría perfecta, del más visto al menos visto. A mí, que me obsesionan los bucles y las simetrías, me parecería precioso”, bromeaba.
Entre reflexiones, Broncano y Millás compartieron su fascinación por conceptos tan aparentemente simples como los pasillos o las puertas. “La arquitectura moderna ha eliminado los pasillos, y eso afecta a la psique. El pasillo te construía como persona. Ir a por algo al fondo, cruzando ese túnel lleno de puertas y miedos, te daba una experiencia vital que hoy los niños no tienen”, explicó.
Y si el pasillo moldea la infancia, la puerta es directamente “uno de los grandes inventos de la humanidad”. Tanto, que trajo como regalo una mini puerta del ratoncito Pérez. “Las puertas representan las oportunidades que abrimos o dejamos cerradas en la vida. Una puerta es cualquier cosa menos un objeto trivial”, sentenció.
Las preguntas clásicas de Broncano
Onanismo, poder e interrogantes incómodos
En el tramo final, Broncano le lanzó las clásicas preguntas del programa: dinero y sexo. Pero con Juan José Millás eso nunca es tan simple. “Estas preguntas tienen una carga simbólica brutal. No sabemos de qué hablamos cuando hablamos de dinero, ni cuando hablamos de sexo”, reflexionó, esquivando con elegancia la respuesta.
Fue entonces cuando soltó una de las frases más potentes de la noche: “No entiendo por qué devaluáis el onanismo. Veo cómo siempre que alguien habla de eso en el programa lo hace con tristeza. Estáis contribuyendo a que las pajas parezcan de segunda clase. Y no lo son”.
Broncano, medio en broma, medio en revelación, lo admitía: “Es verdad, le damos menos puntos porque logísticamente es más fácil. Pero claro, estamos ayudando a devaluarlo”. “Pues no quiero dejar yo ese legado”, remató Millás con su habitual mezcla de ternura y sarcasmo.
Millás confesó que ve el programa con frecuencia y que hay días en los que, simplemente mirando al público, piensa: “Esto es España”. “Es que lo tenéis todo ahí. El del pelo morado, el del piercing, el churrero, el abogado… Sois un reflejo perfecto del país”, reconocía con una sonrisa. Eso sí, también admitió que cuando llegan las preguntas clásicas —sexo y dinero— muchas veces apaga la tele: “Me da pudor. Me produce una violencia tremenda. Veo que la gente quiere responder, pero sin responder. Es que son preguntas muy complicadas”.
Anécdotas, filosofía, humor inteligente y un golpe de espejo en toda la cara. Así volvió Juan José Millás a La Revuelta, demostrando que hasta hablar de pasillos o pajas puede ser un acto literario.