Mariló Montero, maestra de los ruedos

Pañuelos blancos

Si algo no se le puede reprochar a Mariló Montero es que le falten agallas. Como buena aficionada a los toros, la presentadora saltó anoche al ruedo de La Revuelta con la muleta en mano, dispuesta a capear el aluvión de envites que sabía de antemano que le iban a caer. Y vaya si llegaron.

La navarra irrumpió en el espacio de Broncano esquivando con destreza las cornadas del presentador, decidida a rematar su faena con la ambición de salir por la puerta grande. A pesar de que, finalmente, la presentadora no pudo lucir entre sus manos como trofeo las orejas y rabo del cómico andaluz, la excelente confrontación dialéctica que ambos ofrecieron, estuvo más que equiparable a la emoción que deben de sentir los taurinos durante una buena tarde en la Maestranza.

En la línea desacomplejada que acostumbra, Montero no se achicó en la casa del ente público, ofreciendo desde que pisó el plató hasta que se acabó el programa, un recital de controversias, pese a la manifiesta hostilidad que se respiraba en el auditorio conforme avanzaba la entrevista. 

Pero la comunicadora ya ha toreado en plazas más grandes. Lo demostró en 2012, cuando en el espacio que por aquel entonces presentaba en Televisión Española, aseguró con la misma vehemencia que, en materia de trasplantes, “no estaba comprobado de forma científica que el alma no fuera trasplantada con los órganos”. O cuando en 2015, concluyó, a raíz de haber leído un informe en internet, que “oler cítricos previene el cáncer”.

Mariló Montero acude como invitada al programa de Broncano, ' La Revuelta'

Mariló Montero acude como invitada al programa de Broncano, ' La Revuelta'

RTVE

Sin sentarse ni un instante en el característico sofá del programa, Mariló, siempre correcta en las formas, entró a matar contra la televisión pública y lo que considera la falta de pluralidad ideológica de su parrilla actual. “Por la mañana, ideología de presentadores y presentadoras de izquierdas. Por la tarde, más izquierda y por la noche, más izquierda”, denunció. Y añadió: “Vivimos en un país con muchos colores ideológicos y nos estamos separando demasiado. Debería haber más corporativismo y libertad de opinión”.

La presentadora también cargó contra lo que, a su juicio, es una censura ejercida por el Gobierno a través de la corporación televisiva hacia quienes piensan en clave conservadora. Broncano, sin perder la compostura, desarmó, muy a su pesar, a la tertuliana con una reflexión contundente. “Es muy contradictorio, pero cala mucho. A la gente le gusta escuchar ‘es que ya no se puede decir nada, nos está censurando el Gobierno’ y lo está diciendo desde el programa líder de audiencia o desde el periódico líder. O lo de que en esta cadena no se puede decir nada. Tú no has dicho eso, pero dices que esto está sesgado ideológicamente y que el sanchismo condiciona los contenidos de la cadena, y si lo condicionase no estarías diciendo lo que estás diciendo”, le espetó.

El pulso mediático alcanzó su punto álgido cuando la comunicadora coronó su intervención con una encendida defensa de la tauromaquia. “Los toros son un arte que nos gusta a mucha gente y es algo que podría estar en una cadena pública”, sostuvo. Y añadió: “Son contenidos culturales que se quitan de emisión porque hay partidos políticos a los que no les gusta la tauromaquia”. Desde las butacas, la réplica no tardó en llegar: “¡Porque es maltrato animal!”, gritó un espectador, desatando aún más la tensión en el teatro de Gran Vía.

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A pesar de la dura confrontación, la sangre no llegó al ruedo. Ambos protagonistas cerraron la contienda de forma elegante, fundiéndose en un abrazo y compartiendo en voz alta una premisa que muchos parecen haber olvidado: si algo puede unir a dos ideologías antagónicas, es precisamente su amor por España.

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