El patronato del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), reunido hoy con carácter extraordinario, ha decidido cesar de sus funciones tanto a la directora científica, María Blasco, que llevaba desde el 2011 en el cargo, como al director gerente, Juan Arroyo, que ostentaba el puesto desde hace dos décadas.
El órgano esgrime -en un comunicado emitido tras su encuentro- que tras evaluar la situación ha decidido “responder a la necesidad de iniciar una nueva etapa en el CNIO”. Y es que entiende que “en estos momentos existe un clima de trabajo incompatible” con el que debe darse en un centro de referencia y excelencia como el suyo, reconocido por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades como centro de excelencia Severo Ochoa.
Fernando Peláez, director científico interino
Además del cese, el patronato nombra a Fernando Peláez como director científico interino y encarga a la comisión delegada del CNIO, presidida por el Instituto de Salud Carlos III, la gestión administrativa y contable de forma interina. Asimismo, inicia el proceso de apertura de un concurso público internacional para la búsqueda de una nueva dirección científica para la institución.
La crisis interna del centro saltó a la esfera pública hace algo más de un mes cuando se hicieron evidentes las diferencias entre la bicefalia que dirigía, hasta hoy, el CNIO. Por una parte, la directora científica, María Blasco; por otra, el director gerente, Juan Arroyo.
Las acusaciones contra Blasco de desvío de fondos y abuso de poder que le atribuyó un grupo de 24 jefes científicos de la institución fue lo que encendió la mecha. Ella, no obstante, siempre negó la mayor. La última vez, ayer, en una comparecencia ante los medios de comunicación en la que denunció de nuevo ser víctima de “una campaña de descrédito y acoso”. Incluso denunció haber recibido amenazas de muerte y reiteró que “nunca” ha acosado a nadie en su vida.
Explicó que solo tiene constancia de una denuncia contra ella por acoso laboral y abuso de poder –hay informaciones que apuntan que existen más de diez denuncias internas- y que el centro determinó que “no hubo ni acoso laboral ni moral y no se pudo demostrar que hubiera abuso de poder”.
Hay una campaña de descrédito y acoso contra mí"
No solo usó la comparecencia para defenderse. También para atacar. Y es que lo que motivó su rueda de prensa de ayer fue el anuncio de la presentación de una denuncia -de la que no explicó demasiados detalles, aunque se le repreguntó en varias ocasiones por ello- ante la Fiscalía sobre presuntas irregularidades (cometidas, se entiende, por el gerente del centro, Juan Arroyo) en un conjunto de contrataciones que han recaído -aseguró- en el mismo grupo de empresas y suman adjudicaciones por un importe que ronda los 4 millones de euros.
También mostró, como había hecho en ocasiones anteriores, sus desavenencias con Arroyo afirmando que hasta en dos ocasiones se habían intentado modificar los estatutos del CNIO para acabar con la bicefalia que hasta hoy dirigía la institución: “Ha habido dos intentos para cambiar al gerente, que lleva 20 años en el cargo”, expuso.
El patronato
En su reunión de hoy, el patronato del CNIO, presidido por Eva Ortega Paíno, secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, ha valorado sendos informes que el órgano pidió a Blasco y Arroyo respectivamente tras estallar la crisis.
Además de Paíno y de la vicepresidenta Marina Pollán Santamaría, directora del Instituto de Salud Carlos III, el patronato está formado por varios miembros más: entre estos, la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el secretario de Estado de Sanidad, representantes de distintas fundaciones y de cuatro comunidades autónomas gobernadas por el PP: Baleares, Extremadura, Murcia y Castilla y León.
Grave crisis
El CNIO está inmerso en una profunda crisis desde que el pasado diciembre la mitad de los jefes de sus grupos de investigación pidieran el relevo de María Blasco ante los problemas de equipación, las cuentas deficitarias o la caída de la producción científica y afloraran denuncias internas por acoso laboral o abuso de poder contra ella.
Blasco ha denunciado durante las últimas semanas que la bicefalia que dirigía la institución hasta ayer provocaba graves consecuencias organizativas y materiales, y ha cargado contra el director gerente, Juan Arroyo, por las presuntas irregularidades que a su juicio ha cometido.
Bicefalia
Arroyo, no obstante, ha recibido apoyos tan destacados como el del que fuera director del CNIO, Mariano Barbacid, que coincidió con él en su etapa en el centro. En una misiva que Barbacid envió al patronato, y que publicó El Español, este calificaba de “esencial” la continuidad de Arroyo. Y no solo eso. Entendía como necesario que se le otorgara al gerente “la autoridad que le corresponde según los Estatutos, sin ningún tipo de cortapisas o limitaciones como ha venido sucediendo desde que María Blasco fue nombrada directora del centro”.
Barbacid, que en la actualidad es jefe del grupo de oncología experimental del CNIO y había preferido mantenerse al margen de las iniciativas de algunos de sus compañeros para pedir el relevo de Blasco, decidió pronunciarse tras haber sido señalado por Blasco en una de sus comparecencias.
En ella, denunció que él y Arroyo fueron los responsables de pedir créditos de 43 millones de euros para hacer un ambicioso programa de desarrollo de fármacos “que no produjo los beneficios esperados en cinco años”, comprometiendo la viabilidad del CNIO al tener que devolver los créditos.
Dice ahora María Blasco
El relevo en la dirección científica, acordado el año pasado
La hasta ahora directora científica del CNIO, María Blasco, ha emitido una carta tras el anuncio de su cese en la que dice ahora que el cambio en la dirección del centro lo había acordado el año pasado con el secretario de Estado de Ciencia, que su deseo “se había comunicado a la ministra Morant” y que pactaron que el relevo se realizaría “de manera ordenada y tranquila” en beneficio de la institución y suyo. En la misiva, Blasco expone que “en la vida hay que saber llegar y saber marcharse” y que “ni la llegada a la dirección científica fue fácil ni la salida lo ha sido”. Se congratula además de que el director gerente, Juan Arroyo, haya sido cesado también -algo que recomendó, explica, desde que la nombraran directora del CNIO- y de no haberse doblegado estas últimas semanas frente a la “campaña de desinformación” que ha habido en su contra.
