Tribuna escrita por: Jaume Angelats, Jaume Dantí, Miquel Calsina (director de Qüestions de Vida Cristiana), Rosa Maria Alsina Pagés, Eloi Aran, Neus Forcano, Mar Pérez, Carles Torner, Francesc Torralba; EMÉRITOS: Josep Maria Carbonell, Antoni Matabosch, David Jou
En diciembre del 2024 hemos celebrado, con un monográfico de la revista Qüestions de Vida Cristiana con múltiples colaboraciones, el nonagésimo aniversario de Pere Lluís Font (Pujalt, 1934), sutil filósofo de la religión, profesor de filosofía moderna, figura de exigente y generosa maestría, e impulsor de iniciativas culturales de largo alcance, entre las cuales la Fundación Joan Maragall, de la cual fue uno de los fundadores hace treinta y cinco años e inspirador y patrón durante más de treinta años. Entre sus obras mencionaremos Cristianismo y modernidad , Filosofía de la religión , Immanuel Kant. Seis ensayos y un diálogo de ultratumba , Introducción a la lectura de Pascal y la traducción y edición en catalán de los Pensaments y de las Provincianes de Pascal.
Pere Lluís Font, asiduo de Pascal, de Descartes, de Montaigne, de Spinoza, de Kant, representa como un tema aparentemente especializado, la relación entre filosofía y religión, puede resultar apasionado y fecundamente vital. Esta relación es rica, fluctuando, con una historia compleja y llena de matices. La dinámica entre creer y comprender no se limita a la filosofía y la teología especializadas, sino que afecta a la vida cognoscitiva de cada persona. Si queremos ser lo bastante lúcidos sobre qué creemos y qué comprendemos, no estaremos muy lejos del esfuerzo, más metódico, riguroso y especializado, del filósofo de la religión, que enfoca la atención en el examen racional del fenómeno religioso, y en las cuestiones religiosas sobre qué saberes resultan más prioritarios y urgentes y en función de qué valores estos saberes tendrían que seleccionar sus objetivos y aplicaciones.
Fue el primer laico catalán que se licenció en Teología
Los inicios de toda vocación son siempre misteriosos. También lo es como un Pere Lluís Font adolescente fue descubriendo que las relaciones entre filosofía y religión eran lo bastante valiosas para dedicarles su futuro. Quizá contribuyó el hecho de que la Iglesia de entonces manifestara contundentes suspicacias y condenas hacia la filosofía moderna. El joven Pere Lluís Font se preguntó, en cambio, qué podía aportar de positivo, dinámico y esclarecedor, esta filosofía a la reflexión sobre el cristianismo. De hecho, todavía hoy considera el “descubrimiento de su vida” la intuición que es posible una “convivencia pacífica” entre las evidencias culturales de nuestro tiempo y la fe cristiana.
Como aquí, a principios de los años 1950, los estudios de Filosofía estaban muy encuadrados en una neoescolástica adversa a especulaciones modernas, y el estudio oficial de la Teología era reservado a los que seguían la carrera eclesiástica, Pere Lluís Font decidió “autoexiliarse” en Toulouse, para estudiar Filosofía en la universidad pública y Teología en el Instituto Catholique, en una época (1956-1963) en la que el número de estudiantes que salían era muy limitado. Fue el primer laico catalán que se licenció en Teología.

El filósofo de la religión y profesor, en una imagen de archivo del año 2006
Desde entonces, su trayectoria ha sido larga y fecunda: la Universitat Autònoma de Barcelona, la Fundación Joan Maragall, el Instituto de Estudios Catalanes, la Academia de Bones Lletres, la Societat Catalana de Filosofia, el Col·legi de Filosofía de Barcelona, l’ Associació de Teòlogs Catalans, el Congrés de Cultura Catalana, han sido los lugares desde donde ha contribuido a construir un intríngulis filosófico en nuestro país, y a enriquecer la lengua en este dominio.
Más allá de factores personales concretos, hablar hoy de Pere Lluís Font tiene un significado especial en tres aspectos: la relación filosofía/religión, el contraste actualidad/permanencia y la combinación localidad/universalidad. En filosofía y religión, aporta una apertura decidida a la convivencia del cristianismo con el pensamiento moderno, con un esfuerzo por expresar y hacer comprender el cristianismo en categorías conceptuales modernas.
Este interés también lo lleva a poner en valor los veinte siglos de contribución intelectual del cristianismo (podemos mencionar el volumen colectivo, coordinado por él, Historia del pensamiento cristiano. Cuarenta figuras , que abarca desde Pablo de Tarso y Juan Evangelista a Hans Urs von Balthasar y Henri Duméry). Y hace toda esta tarea con una voluntad de servicio la plenitud y dinamismo de la cultura catalana, plenitud que no podría tener si le faltara la vertiente filosófica. No son actividades que atraigan al gran público ni reciban mucha atención en los medios, y menos todavía en tiempo en que la filosofía e incluso la literatura son arrinconadas de los estudios, pero afectan dimensiones profundas de la vida y no podemos prescindir de ellas.