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Anagrama defiende su derecho y el del autor a publicar el libro sobre José Bretón

Polémica literaria y judicial

El autor repite que solo busca “indagar sobre el odio y la brutalidad de la condición humana”

La Fiscalía de Menores de Barcelona pide la suspensión cautelar de la publicación de 'El odio'

La detención de José Bretón se produjo diez días después del doble asesinato 

Julián Pérez / Efe

Luisgé Martín (premio Herralde 2020 y director del Instituto Cervantes en Los Ángeles hasta hace muy poco) ha escrito un libro de no ficción extraordinario sobre el origen del mal, El odio (Anagrama). Trata sobre José Bretón, el hombre en trámites de separación que asesinó a sus dos hijos en el 2011, José y Ruth, de 2 y 6 años, para vengarse de su pareja. La mujer ha pedido amparo judicial para paralizar la obra.

Jorge Herralde, el fundador y factótum de la editorial, declaró una vez al cronista que los escritores tienen muchos motivos “legítimos e, incluso, legales para dedicarse a su actividad”. La actual directora de la editorial, Silvia Sesé, explica que la única motivación del escritor es indagar en nuestras raíces más oscuras, “averiguar de dónde surge tanto odio para infligir un daño colosal, como se ha hecho en tantísimas obras literarias”.

La única intención del autor es indagar en el mal, en el origen de tanto odio”

Silvia SeséDirectora de Anagrama

La polémica que ha suscitado la publicación de la obra ha forzado a Anagrama a emitir este viernes un comunicado, en el que asegura que es “plenamente consciente de la monstruosidad de los crímenes cometidos por José Bretón”, por lo que comprende “la sensibilidad que puede suscitar la exploración de la condición del asesino que aborda” su autor. 

Pero la editorial también defiende que el tratamiento literario del libro “se aleja y rechaza cualquier intención que no sea la de presentar al lector la maldad del asesino sin justificar ni exculpar el crimen sino al contrario, mostrando su horror”. El comunicado concluye afirmando que tanto la editorial como el autor “están en su derecho de publicar esta obra”, aunque esperarán “a lo que las resoluciones judiciales indiquen”.

El odio debería empezar a distribuirse el próximo día 26. Otra portavoz de la editorial confirma que “todo ha quedado de momento en suspenso a la espera del dictamen de nuestros abogados”. Mientras tanto, ya ha comenzado una caza de brujas en las redes sociales contra Luisgé Martín, que nunca engañó a José Bretón sobre sus verdaderas intenciones, al contrario que Truman Capote con Perry Smith en A sangre fría.

El autor mantuvo un intercambio epistolar de varios años con el asesino. Lo visitó en la cárcel y sostuvo con él conversaciones telefónicas. Gracias a su trabajo, sabemos (los periodistas sí han tenido acceso al libro) que “ahora acepta sin reservas el crimen de sus hijos”, el mismo que negó con empecinamiento durante los primeros años. El padre y la madre de José Bretón murieron con él ya entre rejas. Tiene fotos de ellos en su celda. No pudo ir a sus entierros.

El asesino, durante el juicio 

Efe

Cuando lo visitaron en prisión, el asesino nunca fue capaz de hablar cara a cara con su padre sobre los hechos, aunque sospecha que sabía la verdad. A su madre sí se lo confesó todo y ella le reconoció que siempre se lo había imaginado. Luisgé Martín no trata de edulcorar el suceso y cuando se refiere a José Bretón recuerda que “asesinó a sus hijos con brutalidad”. Para la madre de los pequeños, el libro la revictimiza y es un atentado contra su imagen y su honor personal y familiar.

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¿Por qué José Bretón, que rechazó a los periodistas que quisieron entrevistarle, aceptó “entusiasmado” el contacto con el escritor? ¿Por narcisismo? ¿Porque creía que lo podría manipular y presentarse como un padre devoto que solo quiso proteger a sus hijos de “la familia tóxica” de su ex? ¿Por soledad? (los reclusos como él son auténticos apestados). Nunca conoceremos sus razones, pero sí las del escritor.

Una personalidad narcisista 

LV

Luisgé Martín, cuya tranquilidad es ahora la prioridad de Anagrama (hay indocumentados que le echan en cara que el asesino “se lucrará” gracias a su libro), confiesa en las primeras página que los crímenes contra los propios hijos le producen “una fascinación siniestra por lo que tienen de monstruoso”. Su trabajo reabre de forma involuntaria el debate sobre las fronteras de la libertad de creación y el derecho al honor, la intimidad y la propia imagen.

La madre de José y Ruth alega, entre otras cosas, que el libro revela cosas que no aparecen en el sumario. Pero durante la instrucción y el juicio el acusado negaba cosas que ahora admite. Los juristas consultados por este diario se muestran cautos (ellos aún no han podido leer El odio ) pero un juez ya retirado de la Audiencia de Barcelona cree que argumentos parecidos se podrían haber esgrimido contra A sangre fría.