Los edulcorantes sin calorías pueden alterar las señales de hambre del cerebro

Dieta y salud

Un nuevo estudio muestra que consumir sucralosa como sustituto del azúcar altera la actividad del hipotálamo y aumenta el apetito, sobre todo en personas con exceso de peso

Edulcorante

Un porcentaje significativo de la población utiliza regularmente sustitutos del azúcar para reducir la ingesta de calorías, lo que ha despertado el interés por conocer sus efectos sobre la salud 

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La preocupación por reducir la ingesta de calorías y el consumo de azúcar hace que muchísimas personas opten por los edulcorantes. En Estados Unidos se estima que alrededor del 40% de la población lo hace, lo que ha despertado el interés por constatar si los edulcorantes son seguros y mejores que el azúcar cuando lo que se quiere es perder peso. 

Con esa inquietud, la directora del Instituto de Investigación de Diabetes y Obesidad de la USC (la Universidad del Sur de California) y codirectora de la división de Endocrinología y Diabetes de la facultad de Medicina Keck de dicha universidad, Kathleen Alanna Page, decidió analizar qué sucede en el cuerpo y en el cerebro cuando se consumen esas sustancias y si los efectos varían de una persona a otra.

Los hallazgos

Y en un estudio experimental ha constatado que los edulcorantes sin calorías pueden alterar las señales de apetito en el cerebro. En concreto, ha descubierto que consumir sucralosa -un sustituto del azúcar de uso habitual en muchos productos alimenticios porque no tiene calorías y es unas 600 veces más dulce que el azúcar- aumenta la actividad del hipotálamo, la región del cerebro que regula el apetito y el peso corporal, y modifica la comunicación de este con otras regiones cerebrales, incluidas las que tienen que ver con la motivación.

Así lo explica en las conclusiones del estudio que acaba de publicar en la revista Nature Metabolism. Page y sus colegas diseñaron un experimento aleatorio para evaluar cómo la sucralosa incide en la actividad cerebral, los niveles hormonales y el apetito, puesto que investigaciones anteriores realizadas principalmente con modelos animales y estudios poblacionales a gran escala habían sugerido una relación entre los edulcorantes sin calorías y la obesidad pero no se había demostrado directamente cómo afectan al hambre en humanos. 

Vaso de agua

Los investigadores analizaron el diferente impacto en el cerebro y las hormonas en sangre de beber agua, una bebida endulzada con sucralosa y otra con azúcar común 

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En su experimento, financiado por institutos nacionales de salud de Estados Unidos, los investigadores recopilaron imágenes cerebrales por resonancia magnética funcional y muestras de sangre de 75 participantes tras consumir 300 mililitros de agua, una bebida endulzada con sucralosa o una bebida endulzada con azúcar común, y también evaluaron su nivel de hambre antes y después de ingerir la bebida. 

A través de estas pruebas, comprobaron que la sucralosa aumentó el apetito y la actividad en el hipotálamo -especialmente en personas que tenían obesidad-, que modificó la comunicación del hipotálamo con otras regiones cerebrales y que, a diferencia del azúcar, no aumentó los niveles en sangre de ciertas hormonas que producen la sensación de saciedad. 

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Según Page, sus hallazgos muestran cómo la sucralosa confunde al cerebro al proporcionar un sabor dulce sin la energía calórica esperada, una discordancia que cree que podría provocar cambios en los antojos y la conducta alimentaria a largo plazo. “Si tu cuerpo espera una caloría debido al dulzor pero no la obtiene, eso podría cambiar la forma en que el cerebro está preparado para anhelar esas sustancias con el tiempo”, aseguró al presentar los resultados del estudio.

A diferencia del edulcorante, el consumo de azúcar provocó un aumento de la glucemia y las hormonas que la regulan, como la insulina y el péptido similar al glucagón 1 (GLP-1), “que indican al cerebro que se han consumido calorías para que disminuya el apetito”, apuntó Page.

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La investigadora subrayó que su experimento detectó diferencias según el sexo de los participantes: las mujeres mostraron mayores cambios en la actividad cerebral con la sucralosa que los participantes masculinos.

Y para identificar si también hay cambios en razón de edad, su equipo de investigación ha comenzado ahora un estudio de seguimiento que explora cómo los edulcorantes sin calorías afectan al cerebro de niños y adolescentes, un colectivo que según los médicos consumen más azúcar y sustitutos del azúcar que cualquier otro grupo de edad y que al estar en una etapa de desarrollo cuentan con un cerebro más vulnerable. 

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