Hay resacas y resacas, pero la del concierto que ofreció Shakira el pasado jueves en el estadio MetLife, en East Rutherford (Nueva Jersey), tiene el rango de ser de otra dimensión.
En un país como Estados Unidos, que es la avanzadilla de la ciencia, que suma más premios Nobel que nadie en esta materia, el máximo responsable de la sanidad, el no médico (ni nada parecido) Robert Kennedy jr., socava la credibilidad de las vacunas, como la del sarampión, de la que ha dicho que él no recomendará su uso.
Kennedy no avala la vacuna del sarampión pero pide que no le hagan mucho caso
La propagación de esta enfermedad alcanza cuotas en este país no vistas desde el siglo pasado, hasta el punto que el propio Departamento de Salud ha lanzado la alarma entre el público del Waka Waka celebrado en el MetLife –uno de los mayores recintos de la gira estadounidense de Las mujeres ya no lloran , con 82.000 asientos), después de detectar que uno de los asistentes sufría sarampión, trastorno que se transmite con rapidez por el aire.
El comunicado oficial explica que esa persona infectada llegó de fuera del estado. Los responsables sanitarios urgieron a todos los que estuvieron en el concierto a que revisen y actualicen la fecha de vacunación, que “es la mejor manera de protegerse de esta dolencia”, contrariando la filosofía de su máximo jefe político.
En ese comunicado se recomienda a cualquier persona que asistiera al show, y crea haber contraído sarampión, que llame a su médico antes de acudir a cualquier consultorio médico o servicio de urgencias para recibir tratamiento, de modo que se puedan tomar medidas especiales para prevenir una mayor propagación.
Un momento de la actuación de Shakira
Como guía de prevención recordaron que los síntomas del sarampión, que incluyen tos, secreción nasal, inflamación de los ojos, dolor de garganta, fiebre y el habitual sarpullido rojo, no aparecen hasta diez o catorce días tras la exposición. Las complicaciones graves pueden incluir neumonía o encefalitis, según las autoridades.
Dicho esto, Kennedy dinamita a diario todas esas prevenciones. Si bien aconseja a los ciudadanos que no tienen que hacer caso de sus consejos médicos –“mi opinión sobre las vacunas es irrelevante”–, sus puntos de vista están provocando que en muchos territorios controlados por los conservadores se expanda el sarampión. Ya hay más de 1.200 diagnosticados.
Robert F. Kennedy Jr.
La respuesta de Kennedy no fue la de animar a la vacunación, sino la de la complacencia. “Lo estamos haciendo mejor que cualquier otra nación”, sostuvo la semana pasada en una comparecencia en el Congreso.
Los expertos, incluidos los que trabajan en su departamento, se muestran alarmados. El secretario de Sanidad no se atreve a hablar abiertamente contra las vacunas, pero están animando a todo tipo de planteamiento para atacar su capacidad curativa. Y quiere cambiar cómo se testan, lo que limitará su acceso y hará que los ciudadanos pierdan confianza en la inmunización.
