Roca Rey y Rafa Serna, oreja por coleta, remontan la tarde al final

Toros | Feria de San Isidro

Diego Urdiales, sin opción alguna en una desigual corrida de El Torero

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El diestro peruano Andrés Roca Rey da un pase a su segundo astado, al que acabó cortando una oreja 

JUANJO MARTIN / EFE

En tiempos no tan lejanos, “lo de Morante” del miércoles en Las Ventas habría acabado con el maestro de La Puebla del Río aclamado a su salida de la plaza, el gentío pegando simulacros de verónicas y trincherazos calle Alcalá arriba y bares y restaurantes en un hervidero de conversaciones sobre el suceso, el prodigio diría. Pero la cosa quedó en incluso pitos y alguna almohadilla al abandonar el ruedo Morante, las redes sociales como ágora de discusión por un descabello de más o una oreja de menos y en el palco un policía robando protagonismo.

Este jueves, de nuevo, Las Ventas a reventar, cielo azul, sin viento, calor de verano y la sombra luminosa de Morante abarcándolo todo. Pero cada tarde de toros es -debería ser- una espera ilusionada y el cartel (Urdiales, Roca Rey y la confirmación de alternativa de Rafa Serna) daba motivos para ello. Los toros, de El Torero.

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Serio pero sin exageraciones el que abría plaza, buen juego de brazos de Serna en las verónicas del saludo y asentado quite por tafalleras en un tercio de varas poco halagüeño. Hecha la ceremonia de confirmación, brindis al público y en los medios, muleta en la diestra, cite al toro, que se arrancó de lejos con buen tranco. Nueva serie y bonito cambio de mano para, al natural, torear con templanza, pero al toro le costaba más seguir el engaño y ya tampoco remontó cuando regresó al toreo en redondo. Manoletinas postreras antes de una estocada trasera, pero de rápido efecto. No hubo ningún contrato la temporada anterior, tampoco muchos en los ocho años de alternativa, pero Rafa Serna dejó la impronta de de su buen concepto.

Armoniosas hechuras las del primero del lote de Diego Urdiales, que no pareció sobrado de fuerzas dejando al arnedano sin opciones para lucirse con el capote y su paso por el caballo, aún sin emplearse en el trance, lo agudizó. Brindó Urdiales a su paisana Cuca Gamarra y el inicio de faena tuvo la torería que lo distingue. Gazapón, el toro impedía reposo y ligazón a los muletazos de Diego, que optó por abreviar.

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Rafa Serna da un pase de capote a su segundo toro, que también le valió una oreja 

JUANJO MARTIN / EFE

No fue muy allá que digamos la primera comparecencia de Roca Rey en la feria hace unos días y, esta vez, a ser posible, tocaba resarcirse. Mix de verónicas y chicuelinas para recibir al tercero, que en sus dos primeros encuentros con el picador “no sangró ni para un análisis”, lo que hizo que, pese a la petición de cambio de tercio por el matador peruano, el usía ordenara una tercera entrada.

Saludaron en banderillas Paquito Algaba y Viruta, el toro, se movía con alegría y Roca, tras brindar a la concurrencia, se hincó de rodillas pasándose al toro por delante y por detrás. Ya de pie, una primera tanda en redondo de buena expresión y un par más muy ligadas y asentadas. Los naturales resultaron largos, ligados y de mano baja, aunque los discrepantes se hicieron notar (ya lo hicieron en cuanto el toro pisó la arena). Y como el toro ya bajó sus prestaciones Roca montó la espada y recetó una estocada de libro. Hubo pañuelos, no los suficientes según el recuento presidencial, y, sorpresa, tampoco para que saludara una ovación.

Oreja de mucho mérito la de Rafa Serna que ojalá le abra puertas hasta ahora cerradas

Cuatro toros en la feria Diego Urdiales, y nulas opciones con el capote, que tan bien maneja, en todos ellos. Tampoco en la muleta, pero quedaba una bala en su segundo turno y consciente de ello se fue a los medios para brindar al público, tantos partidarios suyos en él. Dos trincherazos marca de la casa en el inicio y toreo en redondo asentado y de buen dibujo, pese a embestidas discontinuas. Se puso con la izquierda pero la faena ya no remontó, entre el desencanto general, el suyo el que más.

A lidiarlo se limitó Roca Rey capote en mano al que hacía quinto, que como los anteriores tampoco era un dechado de virtudes, como quedó de manifiesto llegados al turno de piquero y banderilleros.

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Ceremonia de confirmación de alternativa de Rafa Serna 

JUANJO MARTIN / EFE

La faena de muleta fue de menos a más gracias al buen pulso y cabeza de Roca afianzando al toro, que sacó un punto de casta oculto, hasta lograr tres tandas con la diestra de mano baja de mando en plaza. Entregado el toro y buena parte del público, llegaron los circulares, los pases por la espalda, el toreo de cercanías, y un estocada que cayó baja. Oreja por mayoría, las protestas de rigor, pero sin la virulencia de otras veces, y Roca Rey salvando por la campana su paso por Madrid.

A porta gayola Rafa Serna a recibir al sexto y cuerpo a tierra cuando el toro fue recto hacia él al librar la larga cambiada. Ya en pie vibrantes verónicas y jaleadas chicuelinas al paso para llevarlo al caballo.

Muy asentado en el inicio de faena por el pitón derecho, muletazos largos, descolgados los hombros, aguantando impávido derrotes. Por el izquierdo, tragando mucho, sin inmutarse, pitonazo en el pómulo incluido. La estocada, algo caída, fue un puñetazo y afloraron pañuelos. Oreja de mucho mérito que ojalá le abra puertas hasta ahora cerradas.

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