La publicación de los resultados del informe PISA moviliza a la comunidad educativa y los responsables políticos pertinentes. En el momento de hacerse público, todo se precipita. Hay que dar razón de los niveles de rendimiento con el fin de justificar los porcentajes de inversión en el sistema educativo. Sin duda, la formación que proporciona un país a sus futuros ciudadanos es importantísima. Sin embargo, hay que recordar que este informe evalúa competencias, no saberes: evalúa qué saben hacer con aquello que saben los estudiantes de quince años de 81 países del mundo. A menudo olvidamos, cuando pensamos en el informe PISA, que hay saberes que, a pesar de haberlos adquirido y saber como aplicarlos, no necesariamente piden esta aplicación. Discernir cuando proceder a aplicar un saber y cuando abstenerse es también un aprendizaje.
Volviendo al informe, los resultados de 2022 en Catalunya fueron bastante negativos en ámbitos como las matemáticas, la comprensión lectora y las ciencias, lo cual ha disparado las alarmas. En cambio, un aspecto del que se ha hablado poco pero que es relevante, es que los resultados fueron sustancialmente mejores en la escuela concertada cristiana, tanto con respecto a la media obtenida en relación a la Unión Europea y la OCDE como con respecto a la situación de los alumnos vulnerables. Es evidente que estas escuelas favorecen un mejor rendimiento y una mayor equidad educativa. Se podría aducir que son escuelas con estudiantes socialmente seleccionados. Sin embargo, una mayoría de escuelas cristianas atienden alumnado en barrios conflictivos y con altos niveles de inmigración. Así pues, considerando estos datos, nos podríamos preguntar de qué manera las escuelas cristianas mejoran, humana y competencialmente, la escuela de hoy.
El papa Francisco habla de la importancia de construir un “pueblo de la educación” como una condición para educar a los niños en la tolerancia y la diversidad
En el año 2019, el papa Francisco se refirió a un fenómeno preocupante en la educación que designó con el neologismo rapidación : “Vivimos un cambio de época: una metamorfosis no solo cultural, sino también antropológica, que genera nuevos lenguajes y descarta, sin discernimiento, los paradigmas que la historia nos ha dado. La educación afronta a la conocida rapidación , que aprisiona la existencia en el vórtice de la velocidad tecnológica y digital, y cambia continuamente los puntos de referencia. En este contexto, la propia identidad pierde consistencia y la estructura psicológica se desintegra ante una mutación incesante que «contrasta con la lentitud natural de la evolución biológica» ( Laudato si’ ,18).”
Las carrerillas ante el informe Pisa son un ejemplo de los efectos de esta rapidación que engulle algunas cuestiones de fondo, como la vida relacional o la importancia de articular instrucción y formación. Mientras la instrucción encara los objetivos fundamentales que hay que evaluar, la auténtica formación plantea cuestiones como la trascendencia y la convivencia. El monje de Montserrat y antropólogo Lluís Duch habló de la escuela como de una estructura de acogida, de corresidencia, donde la vida con los otros, en su experiencia de solidaridad y respeto mutuo, hace posible el tráfico de una comunidad de interacción social a la de una comunión en la cordialidad. “Arriba los corazones” tendría que ser la divisa de toda educación. Enseñar contenidos para avistar otras preguntas profundamente humanas, como la relación con el prójimo y con Dios.

Una profesora en una clase en el año 2023
El papa Francisco habla de la importancia de construir un “pueblo de la educación” como una condición para educar a los niños en la tolerancia y la diversidad. Eso implica poner a la persona en el centro. Las escuelas concertadas cristianas hace tiempo que practican esta manera de hacer escuela, a pesar de la dificultad de hacerlo en una sociedad tan individualista. En efecto, un buen número de maestros de escuelas cristianas hablan de formas de educación familiar que se parecen a una práctica “de administración de niños”: niños y niñas desayunan, meriendan y cenan en sus cámaras con el YouTube activado, y van a la logopeda, al psicólogo, a baloncesto, circulan y, aunque hagan muchas cosas con los otros, de hecho están solos. Nadie habla con ellos ni los propone unos valores, un marco de sentido, que les permita construir una forma de vida más elevada.
Las relaciones de producción no pueden sustituir la sociedad en la experiencia de reciprocidad y de comunión que la funda. Tampoco la educación puede ser sustituida por una instrucción competitiva que excluya el alma de quien aprende. Las escuelas cristianas son un modelo de referencia en el trato a los niños, en su singularidad interior y en su acción exterior de convivencia con los otros. Sería bueno rescatar algunas de las buenas prácticas que las identifican, y así ir más allá de PISA.
Información elaborada por: Rosa Maria Alsina Pagès, Albert Batlle, Josep Maria Carbonell, Eugenio Gay, David Jou, Margarita Mauri, Josep Miró i Ardèvol, Anna Pagès, Montserrat Serrallonga, Francesc Torralba