Niños con autismo forzados a seguir en la escuela ordinaria por el caos en la asignación de plazas en educación especial

Educación inclusiva

Más de un tercio de las familias disconformes han presentado reclamación, mientras que el Consorci d’Educació insiste en que el proceso no está cerrado 

Muchas familias con autismo deciden optar por la educación especial ante la falta de recursos de la educación ordinaria

Muchas familias con autismo deciden optar por la educación especial ante la falta de recursos de la educación ordinaria

Llibert Teixidó

Indignación por el caos en la asignación de plazas en centros de educación especial en Barcelona para el próximo curso 25-26. Buena parte de los implicados son alumnos con autismo cuyas familias han decidido cambiar de la escolarización ordinaria a la especial siguiendo la recomendación de los profesionales. Pero a día de hoy, algunos de ellos deberán continuar en el aula ordinaria. El Consorci d’Educació ha reconocido que “cerca de un centenar” de las 363 solicitudes han presentado una reclamación, mientras que los afectados aseguran que son más de 150 las quejas por motivos como haberse quedado sin plaza como primera opción en un centro que sí se la ha concedido a otro niño que la había pedido como tercera en la lista de preferencias. A otros, ante la falta de plazas, los han invitado a seguir en el centro ordinario. El Consorci asegura que se están haciendo valoraciones de todas las situaciones.

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Una de las familias que ha presentado recurso es la de Berta Ros por el caso de su hija A., con autismo. Diagnosticada desde los cinco años, ha estado escolarizada en un aula ordinaria hasta este curso, que ha acabado tercero de primaria. “No va bien en lectoescritura y se ha quedado muy atrás”, cuenta Ros. Por eso, apoyados y alentados por el Equipo de Asesoramiento Psicopedagógico (EAP), se decidieron a hacer la preinscripción en un centro de educación especial. No fue fácil tomar la decisión porque “hemos luchado por estar en la escuela ordinaria”, explica la madre. En el centro en el que hicieron la solicitud se ofertaban ocho plazas y tres niños, entre ellas su hija, se han quedado fuera. Pero lo sorprendente para Ros es que hayan accedido niños para los que esta escuela era su tercera preferencia. Ellos pusieron únicamente una escuela en la lista porque es la que reunía los requisitos que su hija necesitaba, así que estos días han recibido un SMS informando que A. se tiene que quedar en la escuela ordinaria. “Nos han asignado que nos quedemos donde estábamos”, lamenta. La madre cuenta que escogió la escuela con conciencia y que se niega a ir a un centro que no le convence para su hija. Y reconoce que vive la situación como “una derrota”. “Pasamos muchos duelos y vivo todo este momento con mucha frustración”, explica. A la espera de que le digan si su reclamación será escuchada, reivindica que luchará para que su hija “sufra lo menos posible”.

Reclamación

Muchas familias denuncian que no se ha respetado el criterio de elección de centro

Las familias con las que ha hablado este diario aseguran que entre los casos que conocen de descontento con la asignación hay niños con movilidad reducida a los que les han dado plaza en un centro que no está adaptado o que también se han separado a hermanos que debían ir a un mismo centro.

Nos han asignado que nos quedemos donde estábamos, pero voy a luchar por que mi hija sufra lo menos posible”

Berta RosMadre de una niña con autismo que se ha quedado sin plaza

La hija de Alejandra T. tiene seis años, también está diagnosticada de autismo y asiste a un centro que “no tiene recursos para poder atender a la diversidad”. El diagnóstico les llegó en educación infantil y es ahora, que toca pasar a primaria, cuando con su marido han decidido que lo mejor es que cambie a un centro especial. Todo ello, aseguran, orientado y recomendado por el EAP, que les sugirió cuál era el colegio que más convenía a su hija. Pero le han asignado otro a pesar de que al que querían entrar han accedido otras familias que lo habían puesto el tercero o cuarto en la lista. La madre de esta niña apunta que en la web del Consorci indican que en la asignación se tiene en cuenta la preferencia de la familia, la tipología de cetro y también la orientación del centro de origen respaldada por el EAP y que esto no se ha cumplido y nadie ha explicado que un requisito pasaba por encima de otro. “Han cogido el concepto de tipo de centro de manera literal cuando no son tipologías estancas y han puesto esto por encima de todo lo demás”, denuncia. Lamenta que “nuestros hijos son complejos” y su abordaje no se debe limitar a una etiqueta.

Han cogido el concepto de tipo de centro de manera literal cuando no son tipologías estancas, Nuestros hijos son complejos

Alejandra T.Madre de una niña que ha reclamado

Para esta madre, el “agravante” de la situación son las pocas plazas que se ofrecen - repartidas en 32 colegios, la mayoría concertados. “A muchos nos han dejado sin plaza y a otros le han dado una que no querían”, resume. Cuenta que desde el centro al que querían optar le han explicado que también están sorprendidos con la asignación, que excluye a niños con autismo como su hija, porque durante el proceso de preinscripción han recibido a medio centenar de familias con hijos con similares características a los que no habrían atendido de saber que no tenían opciones de entrar en la escuela.

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El Consorci d’Educació ha explicado a este medio que los criterios para asignar una plaza empleados son las preferencias expresadas por la familia, la propuesta de modalidad de escolarización del EAP y las vacantes de que disponga el centro. Señalan que un criterio de desempate es si se solicita jornada completa, el lugar de residencia o la situación previa a la escolarización. Aseguran que se hace seguimiento de cada alumno durante la preinscripción y recuerdan que se establece un periodo de reclamación. En este punto, aseguran que de las 363 de plaza recibidas (337 de alumnos residentes en Barcelona y 26 de fuera de la ciudad, según los datos portados) se han recibido “alrededor de un centenar” de reclamaciones y que de las 31 ya tratadas hasta finales de la semana pasada 25 “han sido estimadas con respuesta satisfactoria para las familias”.

Se llenan la boca de inclusión, pero es mentira porque en los centros ordinarios no hay recursos”

Bárbara AmerioMadre niño con autismo

Al hijo de Bárbara Amerio, también diagnosticado con autismo, no le va a quedar otra que hacer un año de retención (coloquialmente, repetir curso) en la escuela ordinaria. Necesita vetllador, no controla el esfínter y no puede estar solo, Por eso el EAP les recomendó el curso pasado que el niño fuera a un centro de educación especial. Después de un largo proceso para asumir esta situación, hicieron la preinscripción en un centro e incluso estaban mirando si se compraban un coche para llevarlo. Reconocen que en un colegio de educación especial “lo sacas de lo social, pero tiene toda la necesaria terapia”. Pero el niño no ha entrado en el centro deseado y han recibido el mensaje que les informa que su hijo deberá seguir en la escuela ordinaria. Según esta instrucción, el alumno debería cursar primero de primaria. Pero dado que ven lentos progresos, gracias a las terapias privadas que la familia costea y muchas de las cuales están incluidas en el centro de educación especial que habían solicitado, junto con el colegio han decidido que el curso que viene continúe en el aula de I5. La mejor opción para familia y educadores, reconocen, pero que a la vez es “un parche”. Amerio lamenta que se “llenen la boca de inclusión, pero que es mentira porque en los centros ordinarios no hay recursos”. Ante la situación, prefieren ese parche porque su hijo está integrado. Lamentan también que les han dicho que no es posible la escolarización compartida. Amerio y el resto de familias, denuncian el trato discriminatorio para estos niños, que a día de hoy no saben a ciencia cierta a qué colegio irá el próximo curso cuando lo ideal es anticiparle los cambios con meses de antelación. “La escolarización de estos niños es lo primero que hay que resolver cada año”, reivindica.

Una de las dos hijas de Carme Mayor ha sido diagnosticada este curso (6 o de primaria) de Asperger. Le toca cambiar a secundaria y cuando empezaron a mirar institutos debatieron cuál era el mejor para la chica. Finalmente no ha accedido al centro solicitado. “Han entrado todos los compañeros, menos los que tienen NEE y en el centro nos dicen que no entienden qué ha pasado porque hay plazas”, asegura Mayor. Esta madre denuncia que la asignación de plazas de NEE en los institutos es “opaca” y defiende que la elección por la que apostaron, dadas las características de su hija, se basaba en la importancia de que pasara al instituto acompañada, pero no “señalada”, como aseguran que ha sucedido. Por eso han presentado reclamaciones y también una queja en el Síndic.

Mayor asegura que conoce casos de alumnos con discapacidad motora a los que han trasladado de Sant Martí a Zona Franca (la otra punta de la ciudad) cuando en el centro solicitado en su zona había plazas.

Educación inclusiva

Los docentes reclaman más recursos

“Es muy bonito decir que la escuela es inclusiva, pero sin recursos más que en un valor se convierte en una pesadilla”, apunta Iolanda Segura del sindicato de docentes USTEC. Segura denuncia que en las aulas ordinarias hay ratios demasiado elevadas para la “complejidad que tenemos” y que así se hace “imposible” atender al alumnado. También considera que los equipos psicopedagógicos son insuficientes y que los profesionales deben disponer de horas para poderse coordinar con recursos externos como EAPs.

Las familias denuncian que a día de hoy sus hijos no saben en qué colegio estudiarán

Dada la situación, la hija de Alejandra se quedará en el centro en el que hasta ahora ha estudiado, escuela en la que “se llevan las manos a la cabeza” al pensar qué van a hacer con la niña sin recursos para atenderla. A ella también le han informado con un SMS que se queda en el centro de origen y también denuncia un proceso “opaco”. Exige que le desglosen los 17 casos de niños que han pasado por delante de su hija. En pocos días ha pedido, sin éxito, tres reuniones con el Consorci, cuenta. Reclama que se anule el proceso porque “ni padres, ni EAPs ni colegios sabíamos que el criterio de la tipología de centro iba a pasar por delante de los demás” y que hace que no puedan decidir el centro para que sus hijos sean atendidos “correctamente”. “Mi hija se queda desamparada”, explica. Y lamenta tener que luchar contra la administración. Si finalmente se queda en su colegio de origen lo viven como un “drama” pero avisa que pondrá recursos “hasta el día de mañana”.

“Se ha acabado el curso y mi hija no sabe dónde estará escolarizada”, lamenta Berta Ros. Una situación provisional que inquieta a todas las familias consultadas y que es aún más preocupante en casos de niños que necesitan que les anticipen las cosas. El Consorci asegura que tienen hasta julio para dar respuesta. 

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